Jonás
Los minutos parecían ser eternos, había mirado mi reloj tres veces en lo que sentí las últimas tres horas, pero en realidad solo habían pasado treinta minutos. Un par de los invitados de Benjamín, habían llevado a Gael al hospital y el resto se había quedado para controlarnos.
Jack y otro hombre que se presento como Logan, hablaban con Benjamín. Un par de chicas, ambas jóvenes, probablemente de la edad de Faith, estaban junto Summer, quien desde que se enteró de todo esto, no ha dejado de llorar. Mientras conmigo, estaban dos hombres rubios que se presentaron como Ryan y Robert.Ellos creían que me quedaba porque estaban junto a mi, pero la verdad es que si aún no me había marchado, era porque esperaba que Daniel llamará y me diera alguna pista de por donde empezar a buscar.
Aún seguía sin poder comprender el porque Faith no puede pensar bien las cosas antes de hacerlas. Nada le costaba darle cinco malditos minutos a la idea de quedarse protegida. Pero no, en su mundo de ensueños ella se cree intocable, rebelde y alguien que siempre lograría salir victoriosa de todo, pero ahora el mundo real, por desgracia, iba a terminar de demostrarle que todos podemos salir heridos y que cuando nos dicen "Quédate unos días en tu casa" es por nuestro bien.Odiaba la idea de ella sufriendo, de no saber si se encontraba herida, asustada o si estos malditos malnacidos se habían atrevido a hacerle algo.
Esos pensamientos solo me torturaban, porque me provocaban salir y recorrer cada lugar de esta jodida ciudad, hasta dar con ella.-Nunca deja su teléfono, va con él a cada maldito lugar, pero ahora que es cuando más necesitaba tenerlo encima, lo deja en su habitación. ¿Cómo la encontraré si no puedo rastrearla? No puedo soportar no saber donde esta. -Summer se levantó y empezó a caminar sin mirar a nadie.
Había intentado encontrarla, solo para descubrir que había dejado su teléfono sobre la cama en su habitación. Desde ese momento, lo único que ha hecho es decir cosas a la nada e intentar salir de la casa.
-Ella va a estar bien, es inteligente y no hará nada para molestar a los que la tienen. Tienes que estar tranquila Summer, confía en que pronto habra noticias.
-Es Faith, Nika. Ella es demasiado impulsiva como yo, no actuará de manera inteligente, los insultará y provocará que la lastimen. -No me ayudaba escuchar esto, si su madre lo decía, era porque Faith haría exactamente eso.
-No tenemos que pensar en ello, ahora tenemos que confiar en que estará bien.
-Yo solo quiero que vuelva a casa sana y salva. -sollozó, envolviendo sus brazos en su yerno.
Me gustaría tener la entereza para darle ánimos, pero en este momento, estaba a nada de perder la razón.
-Tranquila amor, la voy a encontrar, no voy a permitir que nada le suceda a nuestra hija. -Benjamín, desde el lugar en el que se encontraba, miro a Summer. Era una mirada donde ambos tenían una conversación privada, asegurándose que traerían segura a su hija.
-¿Estas bien? -desvié mi mirada, para observar a Ryan.
-No lo estoy, quiero ir a buscarla, pero no se me ocurre por donde empezar a buscar. Si supiéramos a ciencia cierta donde se encuentran, ahora mismo estaría allí.
-Dijiste que tienes un detenido. ¿Verdad? Que él les dijo lo que planeaban. -asentí hacia el otro hombre, Robert creo se llamaba.
-Rubén Maldonado. Sí, él nos dijo que ahora irían por Faith.
-Entonces él puede decirles donde pueden tenerla. Presionarlo hasta que canté como un jodido pajarito -su idea a decir verdad tenía sentido y mientras yo me ahogaba en la preocupación y los malos finales para mi compañera, él había pensado en algo verdaderamente útil.
-Eso haré. -dije parándome. -Le sacaré el lugar en el que tienen a Faith, no me importa tener que usar la fuerza para hacerlo.
Me levanté y vi como Benjamín se puso de pie al mismo tiempo.
-Iré contigo. -él no podía hacerlo, una cosa era que yo perdiera la razón interrogando a Maldonado y otra muy diferente era permitirle a Benjamín golpearlo y terminar detenido.
-No, tú te quedas con Summer y esperan a que traiga la información. Confía en mi Benjamín, Faith es mi vida y haré hasta lo imposible para saber donde la tienen.
-De acuerdo, haz lo que tengas que hacer. -Asentí y caminé hacia la puerta.
Cada minuto contaba para encontrarla. Si rompía el limite de velocidad y tenia suerte con el maldito trafico, podría estar en la comisaria en quince minutos.
No me importaba nada, solo poder estar frente a Maldonado y conseguir los escondites de Sosa. Él y todo su maldito cartel podía irse al infierno, pero no dejaría que arrastren a la inconsciente de mi compañera con ellos.Para cuando llegué, no le preste atención a nadie y caminé directo hacia la celda en donde se encontraba el chico. Este estaba recostado, mirando hacia la pared.
-Maldonado, ven conmigo. -gruñí, llamando su atención.
Él solo volteó y me observo, antes de comenzar a ponerse de pie.
Lo guie hasta la sala de interrogatorios, bajo la mirada de muchos.-¿Dónde se esconden? -pregunté.
-No lo sé, siempre nos veíamos en el mismo lugar. La vieja fabrica de colchones, pero no creo que vuelvan allí. ¿La tienen, no es cierto?
-Piensa bien niño, si me ayudas a encontrarlo, usaré cada maldito contacto que tengo para que tu pena sea mínima y que estés muy seguro ahí dentro. Ahora si insistes en no hacerlo, no deberás esperar a que Sosa y los suyos lleguen a ti, porque yo mismo me encargaré de matarte aquí mismo. Así que decide.
Por la expresión en su rostro no dudaba de mis palabras y hacia bien, porque estaba siendo muy serio al respecto.
-Es que no lo sé, si estuviera con ellos, hubieran llamado dándonos la última dirección y allí nos encontraríamos.
-¿Tienes sus teléfonos? -Podría hacer que Summer los rastree y así dar con todos.
-En mi teléfono tengo el de Dante y el de uno de los socios del jefe. Ellos seguro estarán allí ahora.
-¿Cuál es el nombre del socio?
-Ricardo Álvarez, uno de los tuyos.
En cuanto lo escuche no pude evitar chocar mi puño contra una de las paredes. Ese maldito traidor había estado haciendo un doble juego engañándonos a todos.
Era por esto que cada vez que nos acercábamos a Sosa, este cambiaba su actuar.¡Maldito hijo de perra, incluso asistió al velorio de mi cuñado!
Iba a matarlo, a él y a toda esa escoria que lo rodeaba.

ESTÁS LEYENDO
Pocas pulgas
Manusia SerigalaLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...