LaurieMe había reunido con Carmen y su hermana Aysel, la cual tenia mi edad, pero era en verdad seria y parecía mucho más madura que su hermana y que yo, no es que yo fuera muy infantil, pero tenia mis momentos. Sin embargo, sabía que ella también los tenía, ya que Carmen me había dicho que su hermana estaba metida en ciertos problemas, que moría por conocer.
Ambas tenían el cabello castaño, tan largo que llegaba a su cintura, pero lo más llamativo eran sus ojos. Eran de un marrón oscuro, con pestañas tan largas que parecían falsas. Eran hermosas, confiadas y fáciles de tratar.—Me dijo mi hermana que vienes de una manada, eso debió ser difícil. Yo por suerte tengo a mi hermana, pero de haber venido sola, estaría muy asustada. Eres valiente, me agradas.
—Los extraño pero necesitaba este cambio. De igual manera dentro de poco llegará uno de mis primos, el futuro alfa, también a estudiar. Creo que esa es la razón por la cual mis padres me permitieron venir. Aunque no tienen idea de que trabajo en infierno o no solo me devolverían, también me encerrarían durante dos años, como mínimo. —mi padre iba a enloquecer.
—Es decir que en cuanto él llegue ellos se enteraran, ¿Verdad? —esperaba poder convencer a Cedric antes de que abriera su boca, pero no podía estar segura.
—Es una opción. Tal vez una demasiado certera.
—¿Y viniste solo a estudiar o a buscar a tu compañero? Porque la mayoría de los lobos viene a eso. Bueno, yo vengo a estudiar, a diferencia de mi hermana.
—En algún momento deberás conocerlo Aysel, a ver si así dejas esas tonterías en las que insistes. No entiendo como puedes ser tan tonta y no darte cuenta de que solo te estas equivocando.
—Quizás porque no me interesa equivocarme. Y tampoco debería importarte a ti, es decir, es mi vida. —entonces volteó y me sonrió. —Es grosero de nuestra parte discutir sobre temas de los que no estas enterada y puesto que mi hermana decidió sacar el tema, te lo explicaré.
—No tienes que hacerlo si no quieres. —quería sonar gentil, pero sin duda quería saber que pasaba entre ambas.
—Es necesario. A mi hermana le molesta que este en pareja, o algo parecido, con uno de mis profesores. Comprendo que Gabe sea mayor, pero esa no es una razón valiosa para que no pueda salir con él.
—¿Qué harás cuando encuentres a tu compañero Aysel? ¿Ofrecerle una relación de tres? —al parecer era un tema recurrente entre ambas.
—Es una opción, quizás a mi futuro compañero no le importe. Pero es algo que veré cuando lo encuentre, deja de preocuparte por eso.
—Eres una inconsciente.
—En eso tienes mucha razón y me alegro de serlo. ¿Tu que crees de los compañeros Laurie?
—Tenia la esperanza de encontrarlo, creí que todo sería sencillo, pero no. Encontrarlo es adentrarte en una jodida guerra, donde lo único que quieres es golpear y castrar al desgraciado. Su olor te vuelve loca y no sabes si correr y besarlo o taclearlo y golpearlo hasta el cansancio. Últimamente la segunda opción es la más atractiva. —confesé, sintiéndome de pronto más tranquila, no le había dicho a nadie como me sentía, hasta ahora.
—Espera, ¿Entonces lo encontraste? ¿Cuándo? Lo único que haces es trabajar y descansar, me has dicho que no logras conocer la ciudad. —¿Cómo le respondía a Carmen, que el hijo del jefe es mi compañero?
—Por desgracia, lo tengo que ver cada maldito momento. Estoy volviéndome loca, porque es increíble, pero a la vez saca lo peor de mi y a pesar de haber conocido mi lado malo, no me deja tranquila. Créanme, lo alejo y más se acerca, es lo más parecido a una maldición.
—¿Y si es increíble porque buscas alejarlo? —pensé en Beau King y las palabras vinieron solas a mi boca.
—Porque a pesar de ser atractivo, es un imbécil, soberbio, altanero, egocéntrico, engreído, promiscuo y ya mejor no sigo o estaría todo el día. —él era un grano en mi nariz.
—Vaya que te sacaste un premio con ese compañero. —sonreí al escuchar a Aysel.
—Él debe pensar lo mismo, lo amenacé con tijeras de podar, le lancé gas pimienta a los ojos y lo pateé en la entrepierna. Él creé que estoy loca y no hace sino repetirlo.
—Cuando conocí a Sam fue diferente, con él fue como un flechazo, lo que llaman amor a primera vista, así que no puedo creer que tu compañero sea tan malo. Me gustaría conocerlo y ver como se comporta. —comencé a reír, consiguiendo ceños fruncidos de ambas.
—Oh Carmen, tu conoces al bandido. ¿Te suena el nombre de Beau? —eso logro dejarla boca abierta, a diferencia de mi, que seguía riéndome
—¿Beau King?
—El mismo, un demonio enviado a torturarme en vida.
Carmen no dijo otra palabra, solo se quedo inmersa en sus pensamientos, pero Aysel, nos miraba a ambas divertida. Ella no conocía a Beau, pero por la reacción de su hermana, supo que no era una situación agradable.
—¿Golpeaste al jefe y sigues trabajando? —cuando me pregunto eso, volví a reírme, ¿Acaso escucho lo demás? No podía solo importarle el bienestar de Beau.
—Lo hice y no me arrepiento, al contrario, quiero repetirlo. Pero también fue su culpa, ingreso a mi apartamento sin permiso, incluso me beso el muy desgraciado.
—¿Y a ti no te gusto, verdad? Desde aquí puedo ver como eso es lo que quieres repetir. —dijo Aysel con una mirada cómplice.
Si quería hacerlo, pero no había manera de que me permitiera ceder hasta que logremos limar algunas asperezas.
—Eso ahora no viene al caso, además solo lo hizo por diversión.
—¿Cómo supo donde vives? No entiendo como entro a tu departamento. —Carmen seguía dándole vueltas al asunto, impactada con la bomba que le solté.
—Es que resulta que es mi vecino. La primera vez se coló por mi balcón y lo obligue a saltar nuevamente, ahí fue cuando lo amenace con las tijeras.
—Por la diosa… —se lamentó, tampoco era para tanto.
—Ya hermana, ella solo le enseño a su compañero una lección, tampoco es para tanto.
—¡Es nuestro jefe!
—No. Mi jefe es Aníbal, no él.
—Es lo mismo, además Beau se caracteriza por nunca darse por vencido. Si te quiere, él te tendrá Laurie, no tienes oportunidad.
Eso podía ser cierto, ya que quería caer en sus manos. Pero, esto no era un juego y para alcanzar mi futuro, debería lograr que mi compañero se enamorará de mi.
Ahora me deseaba, pero yo quería más. Quería que él sienta ese amor que crecí viendo, ese amor puro, incondicional y sobretodo fiel.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...