Faith
Esto de volver a correr estaba dejándome rendida, no lo hacía desde mucho antes de dejar la manada y claramente mi cuerpo no dejaba de recordármelo.
Había hecho solo una carrera de cuarenta minutos, pero el dolor sordo en mis costillas y calambre en mis pantorrillas, lo sentían como si hubiera sido un siglo.Pero la carrera no fue lo más difícil, sino lograr salir de casa. No sabía con detalle que había sucedido, pero hace una semana, luego de mi noche con Jonás, este llegó a casa y pidió hablar con mi padre. Solo puedo imaginar de que fue esa conversación, ya que terminaron saliendo a la calle para evitar que pudiera oírlos.
La cosa es que al volver, ambos declararon que lo mejor para mi era no salir. No importaron mis quejas, mis amenazas o el maldito malhumor que me he cargado desde entonces, siempre que hacía el amague de salir, mi padre aparecía como mi guardián a custodiar mi puerta.Desde mi punto de vista era algo extremo y no tenían el derecho de mantenerme encerrada.
¡Por la Diosa, yo soy mayor de edad!
Pero nada importa en el mundo jodido de Benjamín Ordoñez y Jonás Gutiérrez, ambos eran tan parecidos, hechos del mismo molde sobreprotector y extremista, que lo único que hacían era ponerme los nervios.
Era mayor de edad, votaba y pagaba mis deudas, pero según estos dos “machos alfas” lo más recomendable era escucharlos.Mientras me detuve, agitada y sosteniendo mi costado izquierdo, como si mi vida dependiera de ello, escuche el sonido de llamada, sonando desde el bolsillo de mi mochila.
—¿Ahora qué? —gruñí, respondiendo. Estaba en serio tratando de recuperar el aire, no era momento para empezar a pelear.
—¿Dónde estas? —mi padre seria el policía malo esta vez.
—Corriendo. No se preocupen, estoy bien.
—¿Qué no nos preocupemos? Te escapaste Faith, no se como diablos lo hiciste, pero confía en mi, no me volveré a descuidar.
—Por favor papá, estas siendo muy exagerado. ¿Sabes por qué sucede esto? Porque no enfrentas que crecí y si no enfrentas las cosas, estas te aplastan.
—¿Dónde estas? Dímelo así podemos ir por ti, no nos obligues a tomar otras medidas, Jonás esta listo para poner a cada oficial a buscarte.
Perfecto, seguían siendo el dúo maravilla tratando de mantenerme encerrada. No lo podía creer, o sí, sí podía. Aunque esperaba que cada uno lo hiciera por su parte, no que se aliaran contra mi.
Ahora no estaba en jurisdicción de mi padre, por lo que él no podía ordenar que me siguieran como una sombra, pero en su lugar, estaba en la jurisdicción de Jonás. Lindo.—Él no sería capaz. —Dije consciente de que estaba engañándome, esperando que mi mentira lo convenciera.
—Ella cree que no eres capaz de hacerlo. —escuché como el teléfono cambiaba de manos y supe que ahora tendría a mi compañero del otro lado. —Si crees que no pondría el trasero de esos malditos holgazanes a buscarte, aún no me conoces cariño. Solo di las palabras y cada policía en esta jodida ciudad estará tras de ti.
—Te odio.
—Ni tú te crees esa mentira. Ahora solo sé una buena niña y dime donde estas.
—¿Sabes qué? Pon a tus oficiales a buscarme. —corté, cansada de que trataran de controlar mi vida.
El teléfono volvió a sonar en mi mano, una, dos y hasta cuatro veces, pero solo podía mirarlo e ignorarlo.
Me deje caer a los pies de un árbol y decidí esperar a ver cuanto tardaban en dar conmigo. Pero quince minutos después, mi respuesta se paro frente a mi, demasiado enojado y si estuviéramos en una jodida historieta, estoy segura que pondrían humo saliendo de sus orejas, mientras su rostro no podría estar más rojo.—¿Y tus oficiales? ¿A quien debo agradecerle el que me encontraras?
—No hizo falta que se los ordenara, tu madre nos ayudo rastreándote. —abrí mi boca, completamente indignada, mi madre me vendió. — Todos vemos el peligro en el que te pones y tú crees que lo hacemos solo por molestarte.
—Yo no le tengo miedo al idiota que esta haciendo esto.
—Pero yo sí. —declaró acercándose a mi. —En mi trabajo veo cosas horribles todos los días, estoy tan cerca de la desgracia que me aterra la idea de que pueda sucederte algo. La última vez, a pesar de tener hombres en el lugar, ese imbécil entró al edificio y asesinó a dos chicas. ¿Qué hubiera sucedido si tu padre no reaccionaba a tiempo? Nada me garantiza que no hubiera ido por ti luego.
Cuando lo ponía de esa manera era difícil llevarle la contraria.
Si yo estuviera en su lugar y un loco lo persiguiera, asesinando a cada persona a su paso, sin importarle si son estudiantes, policías o lo que sea, también estaría un poco intensa.—Esta bien, lo siento. Pero es que no me gusta que me digan que puedo o no puedo hacer. Siempre he sido libre de salir o no.
—Solo será por un tiempo. Mira, solo te pido que lo hagas por mi, hasta que pueda atraparlo.
—Eres un tramposo.
—No Faith, solo hago lo posible por mantenerte con bien.
Durante toda esta semana no he dejado de comparar mi relación con Jonás, con la relación que tuve con Gael. Ambas tan diferentes.
Mientras con Jonás todo era tan intenso, tan espontaneo y a veces sabía que diría o haría con solo verlo. Era extraño considerando el poco tiempo que llevamos de conocernos, pero sentía que él me completaba, no necesitaba nada más, solo estar con él.En cambio mi relación con Gael, era tan tierna y dramática. Éramos un cliché andante y eso nos daba igual. Él me conocía y como no hacerlo luego de pasar toda una vida juntos, sin embargo para mi, él no era tan fácil de leer. Sin ir más lejos, nunca creí que terminaría conmigo el día que lo hizo. No hubo ninguna señal de advertencia, fue como si de golpe se despertara y tomara la decisión, no lo culpaba, porque ahora veía que nunca hubiéramos funcionado.
Incluso el sexo era diferente, Gael era todo juegos previos, mientras Jonás era más acción, al menos esa noche fueron tres veces de pura acción.
—¿En qué piensas? —no podía decirle que en las diferencias en el sexo entre él y mi ex.
—Pensaba en todo, pero principalmente en si trajiste el auto. No creo que mis piernas resistan el viaje de regreso.
—Anda, esta aquí a unos pasos. —lo seguí, esperando que me haya creído, era una excusa demasiado pobre, pero solía decir cosas sin sentido.
El poco tiempo de camino lo pase jugando con el estéreo, mirando por la ventanilla y robándole miradas al chico junto a mi. Trataba de distraerme y no volver a caer en las dichosas comparaciones, era inútil, en todas terminaba ganando Jonás.
—Solo como advertencia, tu padre esta aún más molesto que yo.
—Lo imaginé, tarde o temprano saldría su temperamento a flote.
Baje del auto y lo esperé mientras él lo bordeaba, estaba convencida de que podría tranquilizar a mi padre y si sola no podía, tenía a mi madre y a Jonás para ayudarme.
Pero mientras caminábamos al interior de la casa, algo me detuvo.—¿Faith? —voltee y tuve que agarrarme de Jonás para no caer.
¿Qué demonios hacía aquí?
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...