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Samara



—Tú solo relájate y deja todo en mis manos. —era tan fácil decirlo, pero me costaba mucho quedarme tranquila.

—No es tan fácil, no creo que eso me vaya a entrar. —mientras más lo miraba, más me convencía de que era imposible.

—Ya no exageres. —dijo poniendo sus ojos en blanco.

Desde que mis padres me trajeron, no ha dejado de comportarse de esta manera. Según Laurie iba a sacar el lado sexy de mi, pero no creía que funcionara.
El vestido negro que me ofrecía era hermoso, muy diferente a los que suelo utilizar, pero me gustaba. El único problema, es que se veía tan ajustado, que era consciente de que me iba a ser imposible respirar.

—¿Y si fuera alguno un poquito más suelto? Ya sabes, alguno con el que pueda hacer cosas, como respirar y comer…—comencé a estirar la tela a los lados, para comprobar su elasticidad y aunque era elástico, no era lo suficiente.

—Tú pruébatelo, si en verdad te dificulta respirar, buscare otro. Pero debes hacerlo ya, tengo que seguir con tu cabello y maquillaje. Tenemos que impresionar a Aryeh.

—Eso no hace falta, creo que él me querría hasta con una bolsa arpillera. Peeero lo haré por ti. —caminé hasta el baño y con mucho, mucho esfuerzo, lo pude poner.

Sí, era tan bonito puesto, como en su mano. Ajustaba en las zonas correctas, incluso aparecieron curvas que ni siquiera sospechaba que tenía.
Me gustaban los vestidos cortos, solo que en la manada no tenía muchas oportunidades de usarlos, no es como si lo pudiera usar para ir a trabajar al restaurante con mi padre.

—Muy bien Laurie tú ganas, no ajusto tanto como parecía. De hecho, siento que se ve bastante bien. —salí, dejándola ver el resultado.

—¡Eso es! Te dije que te quedaría muy bien. Ahora ven, tengo que plancharte el pelo, me gustan las ondas, pero quiero que hoy lo lleves liso. —asentí, dispuesta a dejar que haga conmigo lo que quisiera. Ella era especialista en producirse y yo, bueno, hacia lo que podía.

Pasamos las siguientes horas preparándonos y yo creo que hubiéramos pasado mucho tiempo más haciéndolo si Beau no hubiera llegado.

—Hola Samara, es bueno ver que te animaste a asistir. —me hice a un lado, dejándolo pasar.

—Gracias por invitarme, por cierto feliz cumpleaños. —lo abracé, tomándolo por sorpresa.

—Gracias Samy—me sonrió y miró a los lados— ¿Dónde esta Laurie? No me digas que sigue preparándose.

—Entonces no te lo digo. —hice una mueca, ya que ella llevaba ya diez minutos tratando de elegir el labial que usaría.

—¡Pececito apúrate, que llegaremos tarde! —Mientras lo vi entrar al cuarto a buscarla, me senté, con estos dos nunca se sabía que tanto habría que esperar.

Cansada de esperarlos, tome mi teléfono y decidí comprobar a Aryeh.

*Samara: ¿Qué haces? Estoy aburrida.

*Aryeh: Con Gael, estamos camino a la fiesta de cumpleaños de Beau, pero debo confesarte que me encantaría estar contigo.

Él no tenía ni idea de que en un rato, con suerte, estaríamos juntos.

*Samara: También me gustaría.

—¡Estoy lista! ¿Vamos? —negué y sonreí, dudo que ellos hubieran seguido buscando el labial.

—Claro que si, andando. —los seguí, lista para ir hasta mi compañero.


                      (***)

—Mi madre tendría un ataque si supiera que he venido a infierno. —dije mirando hacia todas partes. —No por el lugar en si porque se siente bastante agradable, sino por el nombre.

—Me alegra saber que no te importa que sea un bar de strippers.

—¿Tú estas loco? Hasta me da curiosidad saber si sería buena en esa cosa. Se ve tan difícil. —aunque la chica dando vueltas en el tubo, lo hacía ver bastante sencillo.

—No quiero que Logan me mate así que mira hacía allí, o mejor no, hay cierta pelirroja a la que debo golpear. —miré hacía el mismo lugar al que Laurie miraba y me encontré a Aryeh conversando con una chica. Si fuera otra chica estaría celosa, pero conocía a mi chico y él sería incapaz de traicionarme. —No pienses nada raro, estoy segura de que esta tratando de atraerlo a su maldita telaraña, ya lo ha intentado con Beau y con Cedric.

—Estoy bien—le aseguré, muy tranquila. —Confió en él.

—¿Enserio?

—Claro que sí, solo mira, no tardará en alejarla.

Y tal como lo predije, Aryeh negó y levantó ambas manos. Desde aquí era evidente que estaba marcando su distancia.

—¿Qué esperas para ir con él?

—Nos vemos luego. —los saludé, ya que no sabía si los volvería a encontrar por aquí.

Mientras me acercaba, los sentidos de Aryeh despertaron y no tardo en mirar en mi dirección. Dándome la mirada que tanto quería, una que me demostraba que estaba sorprendido, pero contento de verme.
Sin importarle que la pelirroja seguía hablándole, caminó hacía mi y no se detuvo hasta que estuve en sus brazos y con su boca en la mía.

Extrañaba esto, extrañaba besarlo, sentirlo. Me estaba aferrando a él con desespero, con las ganas de no volver a dejarlo ir, saliendo a la luz.
Si este tipo de cosas era incorrecta, ahora mismo no me importaba, después de todo ahora sentía que me estaba quemando y no en cualquier lugar, sino en infierno.

—Como extrañaba besarte Samy, no me cansaría de hacerlo. —volvió a unir nuestros labios, mientras sus manos sostenían mi rostro. —¿Por qué no me lo dijiste? Hubiera ido por ti.

—Porque quería darte una sorpresa. Además si iba a hacer esto, lo haría bien.

—¿A que te refieres?

—Me enfrente a mis padres, deje la seguridad de la manada, viajando tres largos y aburridos días, solo para decirte que te amo. ¿Qué puedo decir? Soy una romántica.

—¿Me amas?

—Te amo. Fui a decírtelo a tu casa, pero ya no estabas y no me sentiría bien hasta que lo supieras, entonces convencí a mis padres de traerme. Bueno, según mi padre lo amenace con escaparme, corriendo el riesgo de que me pase cualquier cosa en el camino , por lo que no se pudo negar. Y traté de convencer a tu padre de mantener el hocico cerrado, pero veo que es un soplón.

 —Antes que nada, también te amo, nunca dudes de ello y si me aleje fue porque en serio lo creí correcto…

—Shhh…—volví a besarlo, solo que esta vez fue más breve. —Tenemos tiempo para hablarlo, mis padres me dejaron a tu cuidado. Por una semana soy toda tuya, no arruinemos esto.

—¿Una semana? —su nariz acarició el hueco en mi cuello, provocándome cosquillas. —Se me ocurren muchas ideas.

—No digas cosas que luego no podrás cumplir.

—Las cumpliré, pero no ahora. Estamos aquí para festejar, no solo el cumpleaños de Beau, sino que estas nuevamente conmigo. Ven, vamos a sentarnos—tomo mi mano y me guio. —Por cierto, estas preciosa.

—Gracias. —respondí, sintiendo como la pena comenzaba a brotar en mi. —Laurie jugo a las muñecas conmigo, quería que te quedaras sin aliento.

—Pues lo logro. Aunque siempre sucede cuando estoy contigo.

Me detuve, deteniéndolo a él en el proceso.

—No me vuelvas a alejar, me dolía demasiado estar lejos.

—Te prometo que no lo volveré a hacer, aprendí mi lección. No puedo ni quiero estar sin ti. — sonreí, consciente de que eso era todo lo que necesitaba escuchar.

Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora