Faith
Pasamos el camino al hospital, las dos horas que los médicos tardaron, decidiendo que podía irme y todo el viaje a su casa en completo y absoluto silencio. Él ni siquiera me miraba, así de molesto estaba. Pero estábamos llegando a un punto en el que también me estaba enojando.
Fui a quien secuestraron, a quien golpearon y a quien amenazaron. ¿No había tenido suficiente ya?No sabía que más querían de mi, ya había entendido que la jodí, aprendí de muy mala manera mi lección, ahora necesitaba a mis padres y a mi compañero apoyándome.
Pero ahora mientras estacionaba frente a su casa, sabía que apoyo no era precisamente lo que me esperaría dentro, sino una pelea segura.Ambos salimos del auto, cada uno pensando en lo mismo, seguramente, aunque desde diferentes perspectivas.
Lo seguí, hasta el interior de la casa, viendo como cerraba con llave, como si fuera a escaparme.―¿Vas a hablarme o piensas portarte como un idiota por mucho más tiempo? ―pregunté, ganándome una mirada molesta de su parte.
―¿Crees que esto es portarse como un idiota? ¿Qué hay de salir cuando te dicen que estas en peligro? ―Respondió y quizás no me golpeó, pero sus palabras fueron lo más parecido a un golpe. ―Desde donde lo veo, no es muy inteligente, salir y que un grupo narco te secuestre, que te golpeen y que casi te maten. ¿O a ti te lo parece?
―Me equivoque, no medí el peligro y creí que estaríamos bien. ¡Demonios! Solo caminamos por unas calles, incluso estábamos volviendo cuando sucedió.
―El mismo día que te pido que no salgas Faith, es lo primero que haces. ¿Si querían hablar, por qué no hacerlo en tu casa?
―Teníamos algo que solucionar y debíamos hacerlo a solas. ―Me senté en el sillón, ya no soportaba el dolor, no solo el físico, sino también el emocional. ―Él antes fue mi pareja, por él fue que escapé y terminé en esta ciudad y ahora necesitaba cerrar ese capítulo. No se si me entiendes, pero a pesar del daño que ambos nos hicimos, no puedo odiarlo y quería, mejor dicho necesitaba, darle un cierre a lo que alguna vez tuve con él.
―¿Y no podías esperar a estar segura para dar ese maldito cierre?
―¡No! Por el simple hecho de que no sabía que por salir diez malditos minutos se iba a desatar todo el infierno.
―Pues ahora lo ves. Pudiste morir Faith, sino hubiera llegado, no hubieras resistido mucho más.
No podía negar que eso hubiera sucedido, la verdad es que desconocía cuanto más resistiría, pero seguro no sería mucho más. Tampoco podía asegurar que no pondrían una bala en mi cabeza, no luego de todo lo que había visto.
―¿Qué necesitas para perdonarme? ¿Castigarme? Después de todo ya lo haces con tu actitud.
―¿Para que quieres saber que necesito Faith? Luego de lo que sucedió, lo único que me demuestras es que lo que necesito a ti no te importa. ¿Te paraste a pensar el miedo que sentí al saber que te tenían? ¿O cómo sentí que mi maldito mundo se venía abajo con cada jodido minuto que pasaba sin tener noticias de ti? ―Sentí como mi garganta se apretaba, con el dolor que sus palabras reflejaban. ― Creí que me escucharías, pero solo te importó lo que tú querías.
―¡Ya deja de lastimarme! Sé que me equivoqué, fui muy tonta, pero no puedo seguir así. ¿No ves que te necesito? Acabo de pasar por una maldita situación, que pude haberme conseguido por ser terca, pero no la quería. En mi vida creí que estaría en medio de una lluvia de balas, con mi vida en juego. ¿Crees que no aprendí mi lección? La aprendí y de la peor manera posible, pero el que te comportes de esta manera no volverá el tiempo atrás, no puedo volver y no salir cuando lo hice, porque créeme que ya lo hubiera hecho.
Las lágrimas ardían en mis ojos, ya me sentía suficientemente miserable, no necesitaba seguir trabajando en ello.
Ahora mismo prefería exponerme a lo que tenían que decirme mis padres, a seguir escuchando lo mucho que lo lastime y lo decepcionado que estaba de mi. Me sentía como una niña, e incluso en ese entonces, jamás me sentí tan imprudente como ahora.―Te juró que te amo Jonás, pero no puedo seguir aquí si lo único que harás es gruñirme lo mal que actué. Quiero irme a mi casa, ahora.
―Estas en donde vas a estar hasta que mejores cariño. ―Entonces sonrió agarrándose su cabeza. ―No puedo creer que hagas esto después de hacerme vivir un infierno. Me mataras Faith, créeme que lo harás.
―¿Y ahora que demonios hice?
―Esperas a que estemos teniendo nuestra primera discusión seria, luego de que te sacara de aquel viejo edificio, en el cual casi te matan, para decirme que me amas. En verdad quiero entenderte, pero cada vez que creo hacerlo, me vuelves a sorprender.
―Es que lo hago, te amo, pero no estoy dispuesta a soportar tu maldito malhumor, he soportado mucho ya. ¿No lo crees? ―él no respondió, solo se acercó y me beso.
Fue un beso con enojo, en el me castigaba por hacerlo sufrir, pero por mi parte trataba de demostrarle lo arrepentida que estaba.
Lo había entendido, aquí yo era la jodida. Él lo único que había hecho, desde el primer día, es tratar de protegerme, mientras yo hacía lo contrario a lo que me pedía.¿Por qué demonios no lo dejaba cuidarme? ¿Por qué no lo dejaba quererme? Si eso era todo lo que quería.
Cuando la inmensidad de los sentimientos me golpearon, solo pude terminar el beso y llorar. Lloraba porque casi arruino todo, porque había estado por morir por hacer lo que creía que era correcto. Podía esperar y hablar con Gael luego, pero no, decidí ir y casi pierdo lo que había encontrado: alguien que me quiere con todo y la mierda que cargo en mi espalda.―Lo siento, créeme Jonás que lo siento. Sé que no debí salir, sé que pude morir y sé que los preocupe a todos, especialmente a ti, pero no lo hice apropósito, yo solo―sollocé, cubriendo mi rostro. ― yo solo no creí que pasaría todo esto.
―Ya cariño, respira. ―él se acercó y comenzó a acariciar mi espalda. ―eres una inconsciente y sí, sacaste totalmente la mierda fuera de mi, pero te amo así.
Seguí llorando, mientras él susurraba palabras para tranquilizarme. Lo hizo hasta que me quede dormida, pero al menos sabía que él estaba conmigo.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...