Aryeh
-¿Puedes ya cambiar la cara de velorio? -pidió por cuarta vez Gael.Para él era bastante sencillo decirlo, no se había alejado de su compañera, no extrañaba verla y sentir ese olor que me volvía loco.
No entendía aún como diablos me había convencido de venir, cuando lo único que quería hacer era buscar a Samara y poder hablar con ella. Tratar de explicarle el porque accedí a lo que su padre nos pidió y poder disculparme, .-Es la única que tengo, no me molestes Gael. -suspiré y deje el control del televisor sobre la mesa - Creo que me iré a dormir un poco, estoy algo cansado.
Él bufó y negó.
-¿Qué? -pregunté un poco a la defensiva.
-Estos días lo único que haces es dormir y lucir miserable. ¿Por qué no nos acompañas a Uriel y a mi? Estamos por ir a infierno. -yo ya llevaba una semana en el infierno y no era muy divertido que digamos...
-No tengo muchas ganas de salir, aún no se como conseguiré ánimos para no arruinarle el cumpleaños mañana a Beau.
Tendría que haberme quedado, no debí dejarme convencer de esto. En estos momentos era una compañía de mierda, no encontraba temas de conversación que no la involucraran, no podía bromear, no quería hacerlo tampoco.
-No me sorprende.
-Te recuerdo que yo no quería venir, sino que tú y mamá se aliaron y no me dejaron tranquilo hasta que acepte.
-Queríamos que te distraigas y pienses en otra cosa, pero no haces más que estar con la misma cara que tendría un niño al que le roban su cachorro. Deberías olvidar por unos momentos a Samara, ya tendrás tiempo para solucionar las cosas entre ustedes. -se acerco y palmeó mi espalda. - Aunque antes deberás convencer a Logan.
-Pasamos tres días viajando, es normal que este cansado.
-Ya no insistiré, ¿Quieres acostarte y ser miserable? Hazlo, yo me divertiré-lo miré y alce una ceja.
-Aprovecha, cuando encuentres a tu compañera estas cosas no importaran, sino estar con ella.
-Nos vemos, si cambias de opinión sabes donde estaremos. -lo vi tomar sus llaves y salir, no creía cambiar de opinión, pero esperaba que ellos pasaran una buena noche.
Mientras caminaba a la habitación, mi teléfono comenzó a sonar y sabía que era mi madre, comprobando que hubiéramos llegado bien.
Ella a diferencia de mi padre, intentaba aparentar que estaba bien con que nos vengamos a la ciudad, pero por momentos esa fachada se caía y podía ver la realidad. Estaba tan o más preocupada que él.-Llegamos bien, lamento no haber llamado antes, es que en verdad estaba cansado y en lo último que pensé fue en tomar el teléfono. -expliqué, apenas respondí.
-Eso es muy bueno, estaba un poco preocupada. ¿Tu hermano esta por ahí? Quiero saludarlo.
-No, salió a divertirse. Irán con Uriel a infierno.
-¿Por qué no fuiste también con ellos? Necesitas distraerte un poco.
No iba a responderle, ella sabía la razón, pero quería que lo exteriorizara.
-¿Cómo esta todo en casa? ¿Jade y papá están bien? -Pregunté cambiando el tema, llevándolo a un lugar en el que me sentía más cómodo.
-Sí, aunque tu padre quiere hablar contigo, esta tratando de arrancarme el teléfono de las manos desde que me respondiste. -sonreí, al imaginar la situación. No era tan difícil imaginarla, ya que la había vivido varias veces.
-¿Sucedió algo?
-Con él nunca se sabe, puede ser una tontería y él va a hacer un mundo de ello. -respondió, mientras en el fondo se escuchaba a mi padre alegar ser alguien bastante serio y responsable.
-Esta bien, pásame con él.
-Tengo buenas y malas noticias para ti. ¿Cuál quieres primero? -preguntó mi padre, apenas tuvo el teléfono en sus manos.
No me imaginaba que tipo de noticias podrían ser, sabía que esperaba que se trataran de Samara, pero no estaba seguro.
-Dime la mala.
-Dos horas después de que tu hermano y tú se fueron, recibí la visita de cierto bichito de luz en casa. La verdad me sorprendió demasiado, no esperaba verla, pero ella también se sorprendió y se puso muy triste cuando le dije que te habías ido. -De pronto se quedo callado y creí que había terminado de decir todo, pero suspiro y siguió. -De acuerdo fosforito, ya no me mires de esa manera, lo confesaré. Estaba dormido cuando llegaron, por lo que ella y sus padres pudieron verme casi en toda mi gloria.
Reí entre dientes cuando comenzó a quejarse, al grito de "Eso duele mujer".
No me gustaba la idea de Samy viéndolo así, pero si me había ido a buscar era un paso a mi favor.-Debí quedarme, fui un tonto al dejarme convencer. ¿Ella dijo algo? ¿No te dijo porqué no responde mis mensajes? ¿Sigue molesta? Demonios papá.
-Bueno, por lo que entendí vino a verte, ya que había logrado hacer cambiar de opinión a Logan. No es difícil hacerlo, él siempre fue un lobito con corazón de pollo, un alma sensible y compasiva. Demasiado parecido a mi ¿No crees? -cada vez me convencía más de que hacer este viaje había sido un maldito error.
-¿Por qué no me llamaste en ese momento? Pude haber regresado. -hubiera vuelto sin pensarlo, ahorrándome tanta miseria.
-Lo pensé, pero también debes divertirte, ya cuando regreses podrán hablar.
-¿Quieres decirme las buenas noticias papá?
-Ya te las di a entender. Logan acepto que regresen, incluso vino para hablar contigo. Si solo hubieran esperado dos horas, se hubiesen encontrado. -él seguía metiendo el dedo en la herida.
-Ella sigue sin responder mis mensajes. ¿Crees que volvió a molestarse?
-Sí, es probable. Aunque bichito no se ve muy rencorosa, ya te perdonará.
Tenía que hablarle, quería saber si su enojo había regresado. Nunca debí viajar, seguía jodiendo todo.
-Debo llamarla, hablamos luego, despídeme de mamá. -terminé la llamada y busque el número de mi compañera, no dudando en marcar.
Tal como lo imaginé, solo saltaba el contestador. Ella había vuelto a enojarse.
Escribí un rápido mensaje y esperé que con eso me llame.*Aryeh: Hable con mi padre y me dijo que fueron a la casa. Contéstame Samy o llámame tú. Necesitamos hablar.
Si en dos días no recibía respuesta, volvería a la manada. Gael podía acompañarme o quedarse, a este punto no me importaba.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...