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Samara



Luego de ese día con Aryeh creamos una especie de rutina, él pasaba por mi a la escuela y de ahí nos íbamos a alguno de los raros restaurantes que creo solo él frecuentaba. Tenía que admitir que a pesar de que parecían lugares abandonados, servían una comida excepcional.
También pasábamos tiempo con Gael y Uriel, quienes a pesar de tratar de disimularlo, aún seguían molestos por la decisión de Aryeh de esperar un poco para viajar. Esa era la razón por la que hoy preferí venir directo a casa, dándoles lugar para que los tres estén solos y puedan hablar tranquilamente.

En mi casa, mi padre preparaba algunas comidas para llevar a casa de Nathan en la noche, para celebrar el cumpleaños de Haley, mientras mi madre, robaba gran parte de la preparación.

—¿En qué ayudo? —Pregunté acercándome a ambos.

No me gustaba estar quieta, quería sentirme útil y que mejor que cocinar.

—Puedes pelar las papas cariño, sé que son bastantes, pero hazlo hasta donde puedas. —asentí comenzando.

—Acostumbro ayudarte en el restaurante papá, esto es solo el comienzo de lo que suelo hacer.

—Últimamente pasas más tiempo con Aryeh que en el restaurante. Por cierto ¿Sucede algo más entre ustedes? —preguntó tratando de sonar casual, pero fallando. Él no podía mentirnos a mamá y a mi.

—Logan…—advirtió tarde mi madre.

—Muy bien, ya que quieren saberlo, se los diré. —deje la papa a medio pelar y el pela papas sobre la mesada y los miré. —Bese a Aryeh, de hecho no dejo de hacerlo porque me gusta.

—¿Lo besaste tú o te beso él? —dejo de batir y gruñó. —Perfecto se cortó la mayonesa, deberé volver a empezar.

—Si quieres la puedo preparar yo. —me ofrecí, sabiendo que es una receta demasiado sencilla.

—No, lo que quiero Samara es que me respondas.

—¿Acaso cambia en algo quien lo hizo?

—Sí. —esta vez la respuesta vino de ambos, así que suspiré decidida a responder.

—Fui yo.

—¿Samara en que estabas pensando? —gruñó mi padre, al mismo tiempo que mi mamá dijo— ¡Ay que romántico!

—¿Romántico? Ella aún es una niña.

—Ya no lo es Logan, solo mírala. —mi madre se acercó y besó la mejilla de mi padre — En unos meses se transformará y se mudará a la ciudad a estudiar. ¿Por cuánto tiempo te negaras a ver que ya ha crecido?

—Es pronto.

—No lo es, además Aryeh es un buen chico.

—Eso aún esta en duda, lo tengo en la mira. —me reí, volviendo a pelar las papas.

—Quiero preguntarle si quiere ser mi novio. ¿Creen que aceptará? —solté de golpe, consiguiendo que papá soltará una maldición y mamá riera, antes de regañarlo.

—¿Tú? ¿Por qué mejor no esperas a que lo haga él?

—Porque esta demasiado asustado de ti. —respondí con una sonrisa, mientras lo señalaba con el pela papas. — Y lo comprendo, porque lo ves y solo gruñes, te la pasas haciendo grr, grr, grr… ¿Verdad mamá?

Debí esperar a que mamá dejará de reírse para responder, lo que no fue sencillo, ya que ella paraba y volvía a estallar. Cuando por fin se detuvo, respiró profundamente dos veces y secó sus lágrimas .

—Es verdad Logan, no imaginas lo duro que es resistir las ganas de reírme que siento.

—Pajarito solo están exagerando, puedo mirarlo mal, pero nunca le gruñí.

—Claro que sí. —respondimos a la vez, volviéndonos a reír, esta vez arrastrando con nosotras a mi padre.

—Extrañaba tenerlas a las dos conmigo.

—Papá no tienes que estar celoso, tú siempre serás el hombre más importante de mi vida. —lo apreté en un fuerte abrazo por la espalda. —Pero en verdad me gusta. ¿Puedes tratar de ser más amable con él?

—Esta bien, ya, dejaré de gruñirle. —dijo negando.

—Muy bien ahora que por fin los tengo juntos y calmados, quiero hablar con ustedes. —comenzó a decir mi madre. — La próxima semana debo viajar a la ciudad, mamá me llamó para informarme que deben operar a papá y quiero estar allí. Pero no quiero que pierdas los últimos días de clases cariño, por lo que quiero que te quedes.

—¿Pero sola? —preguntó mi padre.

—¿Puedes quedarte con ella? — él negó, no había manera de que papá la dejará viajar sola. — Que bueno porque te necesito allí, aprovecharé que estaré allí para hacer que me controlen, no he querido decírselos porque aún no me hago a la idea, pero estoy embarazada. Todo esta bien, no quiero que se preocupen, pero quiero un estudio más completo.

—¿Pajarito por qué no lo dijiste antes?

—He estado preocupada con lo de papá y contigo volviéndote un hombre de las cavernas, apenas puedo relajarme un poco.

—Mamá yo puedo quedarme sola, no hay problema. —estaba contenta por ella y por mi también, siempre quise un hermano.

—Ni tu padre ni yo estaríamos tranquilos dejándote sola, es por eso que decidí sacar el tema en este momento. Mi mejor opción es que te quedes con Abby, pero sé que Logan no querrá, pero es que en ningún lugar estarás más segura que allí.

—Podría quedarse con Ben. —respondió este encogiéndose de hombros.

—Lo siento mi amor, pero ellos viajaran a visitar a Faith.

—Pero puede quedarse con alguno de los demás.

—Deja de ser terco Logan, hazlo por mi, solo así me podré ir tranquila. Tú sabes tan bien como yo que nadie la cuidará como los Doll. —intuía que había un mensaje escondido en las palabras de mi madre, pero nunca fui muy buena en las adivinanzas.

—Siempre supiste que decir para manipularme pajarito. —mi padre le entregó una sonrisa rendida a mi madre, provocando que dentro de mi creciera una emoción gigante.

—Tú eres el culpable, siempre me dejas salirme con la mía

—Y ahora eso será más frecuente. Un bebé—los ojos de papá estaban llenos de lágrimas pero hacía lo posible por retenerlas.

—Oh por favor, permítanle a Michael ser el padrino esta vez, aún no supera no ser el mío. —reí al recordar sus quejas de días anteriores.

—Creo que Robert ha hecho un gran trabajo, galletita deberá entenderlo. —la sonrisa de mi madre era malvada y supe que solo lo decía para molestar a Michael, él pasará un mal momento.

—Samara—miré a mi padre, quien tenía su rostro algo contraído. —Tienes que prometerme que no harás nada malo esos días si te dejamos con los Doll.

—Papá, sabes que no lo haría, pero debes comprender tú también que quiero salir con Aryeh. ¿Tú puedes confiar en mi?

—Deberé hacerlo, esta vez tengo que darle una oportunidad a ese chico. Aunque no me guste la idea, sé que no podré alejarte y la verdad ya no tengo ganas de intentarlo.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo, me gusta ver la sonrisa que te provoca. —ahora si solté con un golpe sordo las papas y lo demás, para lanzarme y abrazarlo.

Ahora solo debía conseguir que Aryeh me acepte.








Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora