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Cedric


Nos quedamos un tiempo más con Aysel en su habitación, hasta que me di cuenta de que allí encerrada, no iba a sentirse mejor. Tenía que sacarla, para que enfrentará al mundo, ella no era culpable de lo sucedido y no tenía que esconderse.
Convencerla no fue tan sencillo, se sentía deprimida y eso justamente era lo que quería cambiar. Intenté muchas maneras de levantarla, hasta que finalmente la cargue sobre mis hombros, ignorando sus amenazas y la deje bajo la ducha. Ahora en lugar de una loba, mi compañera parecía un gatito mojado, muy enojado, que no dudaría que utilizara sus garras en mi. Idea que para nada me disgustaba.

Mientras Aysel se bañaba, caminé donde su hermana y me senté, aceptando el vaso de jugo que me entregó.

-Gracias Cedric, solo tú podrías sacarla de su estado de culpa. No imaginas las ganas que tengo de poner mis manos en el imbécil de Pablo. -dijo, bebiendo su propio vaso.

-Puedo imaginarlo, yo siento las mismas ganas de hacerlo. Al menos ahora ya no le hará esto a ninguna alumna, con la confesión de Aysel perderá su matricula. -era lo único reconfortante, no vería a ese idiota caminando por el campus como si nada, no solo eso, incluso abrirían una investigación, en caso de que se hubiera metido con alguien menor.

-Un precio muy caro debió pagar para librarse de él, solo espero que ya no volvamos a verlo, no podría detenerme. -asentí sin dudar, lo mismo que sentía ella, sentía yo.

Mientras miraba a Carmen, notaba las similitudes que tenía con Aysel, ellas podrían pasar por gemelas. La única diferencia, además de su personalidad y madurez, era el hecho de que mi compañera tenía un par de pecas que cubrían su nariz, volviéndola en serio adorable, y Carmen tenía la piel sin una imperfección.

-¿Qué harán? ¿A dónde piensan ir? -preguntó de repente, pero no sabía que decirle, no lo había pensado.

-Primero pasaré por mi casa y me cambiaré ya que terminé algo mojado. -No fue sencillo meterla en la ducha. -Luego seguramente la llevaré a comer algo y tal vez pasaremos por infierno un rato.

-Si van les preparé algo en serio delicioso.

-Estoy lista idiota, al menos la hubieras programado en caliente, cuando empezó a salir el agua estaba congelada. -voltee encontrándome a Aysel cruzada de brazos, con el ceño bastante fruncido.

-¡Ups, lo siento! Pero ahora si estas como nueva rayita. -me acerque a ella, pasando mis brazos por su cintura, atrayéndola más cerca de mi.

-Te odio.

-No lo haces, hace menos de tres horas me dijiste que me amabas. Créeme que aún saboreo esas palabras. -quise reír cuando su rostro se torno rojo y miró a su hermana.

-Eres un idiota, ya cállate. -esta vez mi risa fue acompañada por la de su hermana.

-No debes avergonzarte Aysel, era evidente que lo amas.

-No por eso debe ir diciéndoselo a todos. -entonces volvió a mirarme. -No hagas que me arrepienta de decírtelo.

-Mientras no te arrepientas de sentirlo estaremos bien. Ahora debemos irnos rayita, si sigo con esta ropa, terminaré enfermándome.

-¿Un lobo con moquillo? Si vamos, no fue muy buena la imagen en mi cabeza. -ella empezaba a ser la misma de siempre y eso era bueno.

-Nos vemos más tarde chicos. -se despidió su hermana, mientras caminaba, aún riéndose, a una de las habitaciones.

-¿Qué quiso decir con eso?

-La veremos cuando te lleve más tarde a infierno. -Frente a su mirada de duda continué. - Es momento para que te diviertas, te llevaré así sea a la fuerza.

-Tienes razón, esta noche quiero salir y disfrutar un poco. -tras darme un rápido beso, se alejo -Ahora vamos para que te cambies, no quiero que te enfermes, tu madre me odiaría.

-Mi madre ya te adora y aún no te conoce. -me miró con dudas,como si eso no fuera posible, pero simplemente sonreí. - No estoy bromeando, ya la conocerás, ella es bastante especial.

-¿No me llevaras engañada para presentarme a tu madre? Estoy un poco nerviosa aún. -sabía que lo estaba, pero no tenía porque sentirse de esa manera, mi madre enserio la amaría.

-No, mis padres fueron a casa de unos viejos amigos y considerando que hace tiempo no los ven, no volverán pronto. -asintió y me dejó encaminarla.

(***)

Aysel

En el camino, a pesar de no hablar demasiado, Cedric no dejaba ir una de mis manos. Apretaba mis dedos, los entrelazaba, acariciaba, él en verdad podía ser tan tierno como un oso de peluche.
Pero al llegar a la casa, aunque tal como había dicho, sus padres no estaban, debí esperarlo en la sala mientras se bañaba.

Me sentía un poco nerviosa y no sabía que hacer, así que me encontraba sentada en el sillón, pensando en todo lo que había sucedido, cuando la puerta principal se abrió, erizando mi piel.
Al parecer los padres de Cedric no tenían muchas ganas de quedarse el casa de sus amigos y decidieron volver antes.

-¡Hola! -me saludó con verdadera alegría la mujer, que suponía era la madre de Cedric. Ella sin dudas tenía sus mismos ojos.

-Hola. -respondí, deseando haberme quedado en casa.

-Es bueno verte por aquí Aysel. ¿Cómo te encuentras? -Jack, sonaba sincero, por lo que sonreí un poco. Él me ponía nerviosa.

-Ahora mejor. Perdón por venir sin avisar, pero Cedric no acepta un no por respuesta...

-Lo sé, en parte es herencia de su padre y por otra parte es enseñanza de un amigo nuestro, ya lo conocerás.

-Cedric esta bañándose, por mi culpa terminó empapado y no queríamos que se enferme.

-Es bueno ver que se amigaron. -asentí hacía Jack.

-Sí, gracias a la Diosa todo se arreglo.

-Quería conocerte desde hace días, soy Megan, madre de Cedric y él en serio estaba tan triste por ti. Ahora cuéntame cómo se amigaron-Megan vinó hacia mi, tomando mis manos y sentándose junto a mi.

-Bueno...

Me quede en silencio cuando vi a Cedric comenzar a bajar las escaleras, él iba a tener que explicarme esto.

-¿Qué sucedió? Creí que estarían más tiempo con Susan y Jeremy. -preguntó a sus padres, salvándome de contarles lo sucedido.

-Lo estábamos, pero Benjamín llamó y debimos volver de urgencia. Al parecer volveremos a la manada juntos.

-¿Y Faith?

-Ella consiguió una beca, se mudará. Pero eso averiguaremos en la cena de esta noche. ¿Ustedes vienen? -Cedric miró hacía mi y me encogí de hombros.

-¿Quieres ir Aysel? -maldito. ¿Por qué me preguntaba esto justo ahora?

-Claro, porque no. -sonreí de manera nerviosa, sintiéndome de esa forma.

-Que bueno, así podré conocerte mejor. Cedric me ha hablado de ti, incluso Jack, pero ya sabes que es mucho mejor armarse una opinión propia. Em... con eso no digo que no les crea, porque si lo hago, pero quería tanto conocer a mi futura nuera. - sus palabras estaban por darme un ataque de pánico, solo esperaba que esta cena saliera bien.



Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora