LaurieCuando desperté, Beau seguía dormido, aferrado a mi cintura. Tarde en darme cuenta que no era un sueño, que era real, pero cuando lo hice, deseé poder despertar así cada día.
Parecía tan relajado, casi angelical, pero yo sabia que al despertar volvería a ser el mismo demonio de siempre. Con ese pensamiento rondando en mi cabeza, me estiré y tome mi teléfono de la mesa de noche, dispuesta a capturar este momento.Volví a recostarme sobre su pecho y lo miré, capturándonos en una bonita imagen. Hacíamos buena pareja, éramos bastante parecidos, pero lo éramos aún más en carácter, para mi desgracia.
¿Por qué no podíamos ser diferentes? Cada uno de mis tíos tenia de compañera a alguien diferente, por ejemplo, donde mi tío Robert era demasiado taciturno, Tracy era muy confianzuda y parlanchina. Pero en mi caso, tanto Beau como yo éramos obstinados, orgullosos y temperamentales. ¿Cómo demonios funcionaríamos así?Dejé el teléfono sobre la cama y comencé a acariciar su cabello, bajando a su mejilla, cubierta de la barba bien cortada que cubría una parte. Él era bastante varonil, un poco mandón, quizás demasiado, pero también era insistente, debía concedérselo.
¿Se despertaría si lo besaba ahora? Era una tentación tenerlo tan cerca, con su boca abierta apenas en una pequeña rendija, podría besarlo sin complicación.-Puedo escucharte pececito-quité mi mano como si su cara estuviera llena de espinas. Él no pudo oírme, solo lo había pensado.
-No, no puedes.
-Pero si lo hago, créeme.
-A ver, ¿Qué dije?
-Que tienes hambre...
-Bueno eso es fácil, siempre tengo hambre. -contesté sintiéndome a la defensiva.
-Déjame terminar. Tienes hambre y quieres que ya mismo salga de tu cama. -suspiré al comprobar que no sabía lo que daba vueltas en mi cabeza.
Ahora mismo si estaba hambrienta, pero por besarlo, quería besarlo tanto que me dolía. Y lo de salir de mi cama, estaba bastante alejado de la realidad, lo quería aquí, junto a mi.
Lejos de alejarnos, nuestros cuerpos seguían muy cerca, como si ambos supiéramos que aquí es nuestro lugar. Miraba cada centímetro de su rostro, mientras él aún conservaba sus ojos cerrados, pero sus dedos apretaban la piel de mi cintura.-Bueno, ya que lo mencionas...-empecé, antes de callarme y ser yo quien esta vez uniera nuestros labios.
Había resistido mucho y ya no lo podía seguir haciendo, él era mi jodido compañero y no podía negar mis ganas de ceder a él, pero eso no quería decir que se lo pondría tan sencillo, eso iría en contra de mi personalidad.
Me volteó y mi espalda terminó apoyada contra el colchón, mientras él se alzaba sobre mi.-Dime que no hay otro juego detrás de esto pececito, porque quiero estar contigo, en verdad lo quiero. -yo también lo quería, al punto en que todo mi cuerpo temblaba de deseo.
-Ya no hay juegos, necesito que me tomes de una vez o terminaré por incinerarme. -ya estábamos en esto, no lo detendría, no podría, lo deseaba. - Te deseo Beau, así que por favor deja de torturarme.
-Que bueno es escuchar eso. -respondió, volviendo a besarme, con más fuerza y con más necesidad. -Ahora déjame sacarte esta cosa a la que llamas camisón, que no ha hecho sino volverme loco estos últimos días.
Me levantó quitando rápidamente la prenda de mi. Debería sentirme avergonzada, ya que luego de ello solo quede en bragas, pero no lo hacía, al contrario adoraba la manera en que me veía, solo su mirada hizo que mis pezones endurecieran como dos malditas rocas.
Beau no tardo en llevar uno de ellos a su boca y comenzar a jugar con él, trazando círculos con su áspera y fría lengua, antes de chupar con fuerza, mientras su otra mano jugaba con mi otro pecho, amasándolo y presionándolo.-¡Beau! -gemí con tanta fuerza, que mi garganta ardió, pero se sentía tan bien.
-Aquí estoy pececito, no me iré aún, no cuando acabo de empezar. -luego borraría la arrogante sonrisa que me dio, pero ahora solo deseaba arrancar su camiseta. - No te apures, primero quiero que te vengas tu sola.
Su boca volvió a mi piel, pero esta vez, el camino era diferente, comenzó a bajar, besando mis costillas, mi abdomen y la parte donde comenzaban mis bragas. Aunque estas no duraron mucho en su lugar, no tardo en quitarlas y arrojarlas en algún lugar de la habitación.
Mi respiración se paró, cuando lamió suavemente mi vagina, comenzaba a comprobar porque esa noche escuche los gritos. No tardé mucho en escucharme a mi misma gritar una, dos y hasta tres veces su nombre, mientras trabajaba mi sexo con dos de sus dedos y su boca.No tarde mucho en venirme, llorisqueando de manera muy vergonzosa su nombre.
-Ahora si pececito, es hora de jugar juntos. No tienes una idea de lo mucho que me gustas, de las ganas que tenía de estar contigo, estas a salvo conmigo, te hare sentirte muy bien. -murmuró comenzando a entrar dentro de mi.
Sentí como mis músculos comenzaban a estirarse, adaptándose a él, sintiéndolo completamente dentro de mi.
Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que estuve con un chico y esto no se comparaba, era diferente, mucho más intenso. Cada vez que Beau salía, para volver a entrar en mi con fuerza, me volvía loca, haciéndome gemir su nombre como si fuera alguien a quien alabar.Cuando el ritmo de sus embestidas aumento, tenía el impulso de marcarlo, pero no podía hacerle eso, él tenía derecho a decidir, por lo que simplemente rastrillé mis uñas en su espalda, marcándolo de una manera menos permanente.
Estaba a punto de venirme, no lo resistiría mucho más, la presión en la parte baja de mi abdomen ya no podía crecer más. Terminé gritando su nombre, antes de hiperventilar por un poco de aire.No pensé que sería así, creí que sería menos intenso, pero mi cuerpo ahora me demostraba que no sabía con quien trataba.
Volteé a mirarlo quitándose el condón, que no vi en que momento se coloco.-¿Cuándo te lo pusiste? -pregunté aún tratando de recobrar el aliento.
-Cuando estabas recuperándote del primer orgasmo, no notaste muchas cosas. -oh, pero noté las importantes.
Al deshacerse de él en el cesto de basura, volvió a la cama y se acostó junto s mi.
-Ahora por tu culpa estoy toda pegajosa. -bromeé, rompiendo el repentino silencio ente ambos.
-Me gusta verte así, te ves sexy.
-Apesto y tu también.
-Entonces vamos a bañarnos y a desayunar algo fuera, salgamos un rato a distraernos ¿O prefieres que nos quedemos en la cama?
-Me gustaría, pero muero de hambre y debo ir por mi auto al bar. ¿Me llevas?
-Esta bien, pero antes vamos a comer algo. ¿Puedo bañarme aquí? La verdad prefiero no hacerlo con Christa allí, es capaz de meterse a la ducha mientras estoy ahí.
-Yo también podría hacerlo ¿No lo has pensado? -podría colarme y bañarnos juntos.
-Estoy deseando que lo hagas pececito, ahora arriba o no nos levántatenos hasta la noche. -sonreí, levantándome y caminando provocativamente frente a él, completamente desnuda. - No dejaras de provocarme ¿Verdad?
-Ya lo veremos-respondí y cerré la puerta la puerta del baño tras de mí.
¿Habré hecho mal al ceder a mis instintos?
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...