Rubí
Desde el momento en que desperté entre los brazos de Gael, supe lo que tenía que hacer, ya no tenía dudas. A pesar de que creí que sería difícil, las palabras simplemente parecían llegar a mi y cuando quise acordar tenía el correo casi terminado.
Mi renuncia quizás molestaría a Ángela, pero la verdad ya no me importaba. Estaba cansada de exponerme y exponer a los míos, solo para que ella pudiera disfrutar de las ganancias que le daba.Ahora que lo veía desde afuera, podía ver como en este último par de meses se había negado a darme un maldito aumento, a pesar de que mis noticias eran las más comentadas en cada foro.
Luego de que una de mis investigaciones era publicada, los noticieros hacían fuego de ella, hasta que ni una pizca de ceniza quedaba sin utilizar.Cansada de pensar en lo tonta que había sido, voltee y observe al chico dormido a mi lado. Gael se veía completamente relajado, dándole un aspecto medio infantil.
Con algo de dificultad comencé a salir de la cama, tratando de no despertarlo. Estaba muriendo de hambre y ya no podía esperar a que él se despertará.Mientras descendía por las escaleras, releí el correo, decía todo lo que tenía que decir, así que simplemente lo envié. Oficialmente ahora era una desempleada.
Estaba lista para buscar algún trabajo por aquí e instalarme junto a Gael. Ya no quería volver a la ciudad, al caos y a todos los peligros que allí nos esperaban. En su lugar, prefería quedarme aquí donde todos parecían tan feliz de recibirnos.—Hola —saludé al entrar a la cocina y encontrarme allí con Abby y Michael.
—Hola Rubí ¿Quieres café? —Abby sonrió, luciendo tan relajada como siempre, a diferencia de Michael, quien parecía ser una bomba de tiempo a punto de explotar.
—Nos desaparecemos una noche y ustedes se divierten a lo grande. No puedo creerlo, par de lujuriosos cachondos. —Michael saltaba en su lugar, riendo como un maníaco.
—¿Fortachón qué te pasa? Discúlpate con Rubí ahora mismo.
—Fosforito no dije nada malo, además ahora si somos familia. Una gran y bonita familia. ¿No es verdad campanita? —lo miré dudando que responder.
—Rubí no le hagas caso, siempre esta diciendo tonterías, ya te acostumbraras. —asentí fervientemente hacia Abby, sintiendo la necesidad de volver a la habitación.
—No es tontería mujer, campanita aquí ahora esta marcada por nuestro cachorro. Lo que me hace pensar que él fue más rápido que yo, la marcó con solo dos meses de conocerla.
—Eso es porque tu hijo tiene más encanto que tú. —Abby caminó hasta la silla junto a mi y me entregó una taza de café.
El verlos discutir me hizo preguntarme si con el tiempo nos veríamos así con Gael. A decir verdad, me encantaría que fuera de este modo, eran discusiones tontas que terminaban con Michael besando a Abby y ella sonriendo, totalmente embelesada con él.
Mis padres eran igual a ellos, mi padre volvía loca a mi madre con alguna locura, luego era necio para admitir su error, pero cuando lo hacía siempre se disculpaba de una manera tan tierna que era imposible continuar molesta.Durante años busque algo como lo que nuestras familias tienen y parece que por fin lo encontré.
—¿Qué son todos esos gritos? —preguntó Gael, mientras entraba en la cocina, rascando su nuca.
—La marcaste, marcaste a campanita. —acusó Michael, pero Gael solo lo ignoró y vino a mi, depositando un suave y corto beso en mis labios.
—Te escapaste terremotito.
—Tenía hambre.
—No es para menos, imaginó lo que hicieron, conozco el proceso. —Entonces pareció unir las flechas y me señaló. —Lo sabía campanita, por eso me habías interrogado acerca de la marca y el emparejamiento.
—Tenia muchas dudas al respecto y tu cachorro se negaba a responderme.
—Lo ves fosforito, no tiene más encanto que yo. Ya se lo que vamos a hacer, esto será súper, será épico.
—¿Qué estas planeando papá? No hagas de esto algo enorme, Rubí podría sentirse abrumada.
—Patrañas. Mi campanita amará mi idea, lo sé. ¿Sabes por qué lo sé? —Creí que Gael respondería, pero debí imaginar que Michael era capaz de responder a su propia pregunta. —Porque es algo que prepararé con cariño para ella y ella me adora, ¿Verdad que me adoras campanita?
—Bueno yo…
—Eso es un sí. —me fue imposible no reír ante eso, él estaba completamente loco, pero tenía razón me agradaba estar cerca de él. —Tengo llamadas que hacer, debo ir de compras, seguro Logan y mi bichito de luz me ayudaran con la comida y cuando digo que me ayudaran, me refiero a que ellos se encargaran, no puedo con todo, debo delegar algunas cosas.
—¿Planeas organizar una fiesta fortachón? —miré a Abby y sentí que mis ojos en cualquier momento se saldrían. Ella debía estar equivocada.
—Por supuesto. ¿Lo ves fosforito? Eres mi perfecto complemento, me lees a la perfección.
¿Una fiesta? No sonaba tan mal, pero aún no conocía a todos los lobos en este lugar. Por lo que Gael y Aryeh habían dicho, tenían muchos, muchos amigos y por lo poco que Jade me contó, algunos eran demasiado serios.
¿Y si a los demás no les alegraba tenerme aquí? ¿Y si me había apresurado al renunciar?—Papá, creó que deberíamos esperar un poco más. ¿Tú que dices Rubí? —¿Yo que decía? Todo en mi gritaba que no, pero Michael me miraba como si le hubieran dicho que santa Claus no existe y esperará que le mintiera para hacerlo sentir bien.
¿Por qué tenía que ser tan débil?
—Mmm… tal vez sería algo bueno, así conozco a todos de una vez.
—¿La escucharon? Esta decidido, tendremos fiesta. ¡FIESTAAAAA! — gritó Michael, corriendo hacia la sala.
—Mejor voy a ver que no haga nada demasiado loco. —Abby siguió a su marido, dejándome a solas con mi chico.
—Dime que no cometí un error al apoyar su idea. —pedí, pero Gael solo sonrió y se acercó a mi.
—Tranquila mi amor, tu lobo te protegerá. —eso no me calmaba.
—Creo que voy a vomitar, no se si estoy lista para enfrentar a todos, pero es que tu papá se veía tan esperanzado y creó que no puedo negarle nada.
—Creó que nadie puede hacerlo.
—¿Serán muy intensos? —Tenía que saber a que prepararme.
Podría soportar bromistas sin remedio, pero no estaba tan segura de poder soportar el miedo si alguno me gruñía de manera amenazante.
—Piensa en ellos como conejitos, créeme terremotito, son totalmente inofensivos. —si con eso esperaba tranquilizarme, estaba fracasando, porque no le creía.
ESTÁS LEYENDO
Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...