Faith
La casa estaba de llena de policías, los cuales no dejaban de moverse de un lado a otro, mirando con detenimiento cada cosa que encontraban. Habían comprobado que nada había sido robado, aunque estaba perdido, ya que estaba hecho añicos en el suelo.
Según pude escuchar, en mis leves lapsos de cordura, el intruso había peleado con Simona, quien trato de resguardarse en su habitación, quedando allí atrapada.¿Cómo los inquilinos de los demás apartamentos no habían escuchado los ruidos? Si yo escuchara algo así viniendo de los suyos, no dudaría en llamar a la policía.
Otra pregunta que no dejaba de rebotar en mi cabeza era ¿Por qué Simona lo dejo entrar? ¿Acaso lo conocía?No quería culpar a nadie, ya que no tenía pruebas, pero apostaría a que el responsable de esto había sido Dante. Sino ¿Por qué no estaba aquí? Su novia acababa de morir.
Supe que algo andaba mal cuando el oficial junto a mi maldijo y se incorporó. Parecía como si alguien importante hubiera llegado y movilizado a los demás en la sala.
Pero no sabía quien era, yo solo esperaba que fuera mi padre, necesitaba el apoyo que solo él podía darme.Cinco minutos después ahí estaba él parado frente a mi, no mi padre, sino un hombre bastante atractivo que desprendía un olor a almendras delicioso.
Ese reconocimiento me congeló. Me sentía parte de la película de Harry Potter y la cámara de los secretos, ya ahora mismo parecía una niña petrificada por el basilisco.Entender que él era mi compañero me hizo entrar en pánico, uno tan intenso que sentía que no lograría funcionar normalmente.
Eso hasta que intento tocarme y volví en mi. Le respondí y la suma de la sangre aún sobre mi, el cuerpo de Simona en la habitación y mi recién descubierto compañero parado frente a mi, me provocó un mareo e inmensas ganas de vomitar. Pero cuando trate de ponerme de pie, el mundo comenzó a girar y preferí mantenerme sentada.Mientras él me decía lo obvio, tratando de que confesara el crimen que no había cometido, me pidió que le dijera lo que había sucedido y eso haría, aunque debía cambiar varias cosas.
—La última vez que vi a Simona fue a las doce del mediodía, cuando me dirigí a mi trabajo. Estuve allí hasta las ocho, cuando me dirigí a entregarle algo a mi primo. Tengo el ticket del estacionamiento por si quiere verlo. —mentí, lo que en realidad había hecho fue conducir hasta la zona más cercana al parque, dejar el auto y caminar, hasta encontrar donde transformarme sin testigos.
—Me gustaría verlo, pero antes prosigue. —lo miré y asentí.
—Me quede un rato con él, hablando de la familia y cosas personales suyas, antes de regresar. También tengo el ticket del estacionamiento de aquí para que vea. Entonces entre al apartamento, pero antes noté que la puerta estaba abierta, mi primer pensamiento fue que un ladrón había entrado y al ver el interior creí haberlo confirmado, pero no fue así. Entonces caminé siguiendo los destrozos hasta su habitación. —me detuve cuando el dolor volvió a formarse en mi pecho.
—¿Estas bien? ¿Necesitas agua? —lo que necesitaba es que esto fuera un sueño, pero no lo era.
—No, estoy bien. —Tenía que hacer esto por ella, debía ser valiente. — Entonces entre a su habitación y trate de encender la luz sin éxito, pero con la poca iluminación que entraba desde el pasillo, vi sus piernas y creí que trataba de asustarme. Me reí y le dije que no era divertido, luego encendí la lámpara de su mesa de noche y vi que no era un juego. Grité y caí hacia atrás, cayendo sobre ropa amontonada, la cual al parecer esta llena de sangre. Luego grité, una y otra vez, viendo como el apartamento comenzaba a llenarse de personas y me desmaye. Cuando recobre el sentido sus compañeros ya estaban investigando.
Él miró a los lados, comprobando que nadie nos molestara, antes de volver a clavar su mirada en mi.
—Escúchame Faith, no dudo que estés mal por la muerte de tu amiga y no creo que seas la responsable. Soy policía hace cinco años y hace dos fui promovido luego de salvar al hijo de un senador, por lo que sé de criminales. Pero también sé distinguir cuando alguien me miente y tú lo estas haciendo. Así que si quieres que te ayude, tienes que confiar en mi y decirme la verdad. —Me reto a contradecirlo, lo veía claro en sus ojos, pero no me serviría, ni yo creía la mierda que dije.
—Esta bien, si quieres la verdad te la diré. Soy una mujer lobo y hoy tuve mi primera transformación, por lo que conduje al parque más cercano y busque el lugar más oculto donde hacerlo, luego volví y encontré muerta a mi amiga. ¿Es eso suficiente? —No quería sonar altanera, sin embargo así soné.
—Te creo. —Fruncí el ceño sin entender porque lo hacía.
Si alguien que había pasado por lo que yo, me decía esto, creería que había perdido la cabeza, pero él parecía en verdad hacerlo.
—¿Por qué? —Le pregunté dándome cuenta de que él escondía algo.
—¿Por qué qué?
—¿Por qué me crees? Cualquiera en tu lugar pensaría que estoy loca o que estoy sufriendo un trauma por lo sucedido. He crecido rodeada de policías, mi padre es uno y sé que ninguno se portaría de esta manera con un sospechoso. Así que dime porqué.
—Puedo ver que no eres una criminal. Además te creo que eres una loba porque yo soy uno. Y antes de que lo preguntes sé que eres mi compañera y por eso necesito respuestas. —creí que era imposible que él volviera a dejarme sin aire, pero lo logró. No podía creer que también fuera un lobo.
—No puedo hacer esto ahora, lo siento, pero he tenido demasiadas emociones por un día.
—Lo entiendo, por eso necesito tu declaración. No quiero tener que llevarte a una celda y tener esa conversación contigo encerrada. —Bueno él tenía un punto.
—Ya te lo dije, fui a trabajar, luego al parque y finalmente volví. No sé que otra cosa decirte. —suspiré y miré más allá de él, hacía la sala. — Sé que estoy en problemas. Enormes problemas. También sé que el motivo por el que estas conmigo y no otro de tus policías, es porque soy tu compañera. Pero no maté a Simona, era mi amiga y no pagaré por el crimen de alguien más. Si yo fuera tú buscaría a Dante Monk, su novio.
—¿Crees que él tendría alguna razón para matarla?
—Sé que Simona no era idiota y no le abriría la puerta a cualquiera. También sé que ese imbécil la golpeaba, lo comprobaran con la autopsia. Pero por más que insistí, ella se negaba a denunciarlo. —entonces me paré —Ahora necesito un analgésico antes de enloquecer y por la cantidad de veces que llevaste tu mano a tu cabeza, también lo necesitas.
Si fueran otras circunstancias me gustaría conocerlo más, pero ahora no podía y menos cuando amenazaba con encerrarme.
Abrí el cajón y rebusqué, sacando la tableta y dándole una pastilla.—Gracias. —asentí, tomando una para mi. —Y Faith, a pesar de todo esto, me alegro de haberte encontrado.
Lo miré, pero no respondí, yo no me alegraba. Quería dejar atrás todo lo relacionado con los lobos y él aparecía en mi camino.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...