Rubí
Las cosas en casa de Gael seguían muy bien, cada día me sentía más cómoda, me llevaba mejor con todos y había olvidado del todo la idea de escribir sobre ellos. No entendía como pude estar tan ciega y no ver que eso solo generaría problemas en lugar de soluciones.
Esta en nuestra naturaleza ver algo nuevo y asustarnos, pero en lugar de abrirnos a conocerlo, simplemente atacamos. Tenía que haberme dado cuenta de que cuando publicará esa noticia, tratarían de cazarlos y experimentar con ellos. ¡Es que por el amor de Dios! Aquí habían niños pequeños, que de seguro tampoco podrían salir ilesos.Pero por suerte había abierto los ojos a tiempo y no había hecho algo de lo que pudiera arrepentirme. Eso era algo que debía agradecerle a Gael, entre muchas cosas más.
-¿En qué estas pensando terremotito? Tienes una expresión como preocupada. -Levanté mi mirada y lo observe. Aún no sabía como lo había logrado tan pronto, pero me había enamorado de él.
Siempre creí que el amor era un sentimiento que se desarrollaba a lo largo de los años, burlándome de mis compañeras de trabajo, quienes esperaban encontrar su amor a primera vista.
Lo mío no fue así, creo que a primera vista sentí atracción, pero nada más. En cambio ahora, podía decir a ciencia cierta que lo amaba demasiado y no haría nada para lastimarlo.-En este lugar. Tú sabes que al principio me asustaba que viniéramos, pero ahora estoy demasiado cómoda y no quiero irme.
-Entonces quedémonos. -Sabía que no lo decía de verdad, porque su expresión era de diversión, pero en mi caso estaba siento totalmente sincera.
-Tu padre terminaría por convencernos de darle un nieto. -sonreí al pensar en Michael. -Es increíble la insistencia que tiene con ese tema.
-Así somos los hombres Doll, no nos detenemos hasta conseguir lo que queremos.
-¿Y tú que quieres?
-A ti, pero presiento que me harás trabajar duro para aceptarme.
No pude evitar estallar en carcajadas ante eso. Él sabía que yo lo había aceptado desde hace tiempo ya, era él quien seguía resistiéndose y negándose a marcarme.
Sin ir más lejos, desde ese bendito día se ha negado y resistido a tener sexo. Me sentía sinceramente rechazada, pero él decía que no lo acepto.-¿Qué es tan gracioso Rubí? Te abro mi corazón y solo recibo risas a cambio. -Ahora sí se parecía a su padre, haciendo drama por tonterías.
-Tú Gael, eres tan gracioso. Me dices que te lo pondré difícil, pero eres tú quien lo hace. Te pedí que me marques y te negaste y desde entonces ni me tocas, es como si hubieras creado un repelente contra Rubí Beck.
-No digas tonterías, es solo que quiero esperar a marcarte y si no he vuelto a tocarte es porque se que terminaré perdiendo y marcándote.
-Por mi no hay ningún tipo de problema.
-¿Enserio me quieres? ¿Estas segura Rubí?
¿Qué si lo quería? Por el amor de Dios, el infierno estaba en pleno invierno al lado mío., pero si necesitaba que se lo demostrará, no tenía problemas tampoco.
Me acerqué a la puerta del dormitorio, cerrando con llave, antes de sacarme la camiseta y arrojarla hacía él.-Te necesito Gael, ha pasado mucho ¿No crees? -me removí, quitando mis pantalones.
-Rubí, si te marcó, ya no habrá marcha atrás.
-Que bueno, porque odio volver atrás, siempre tenemos que ver hacía adelante Gael. Ahora deja de jugar conmigo por favor, estoy más que lista, sé que no hay posibilidad de arrepentirme.
Llegué a él y me tomó entre sus brazos, pero sin besarme aún, sus manos solo me acariciaban.
-¿Cómo quieres esto Rubí? Hoy haré lo que tú quieras.
-Lo quiero rápido, yo estoy lista, hace días te necesito y no quiero que por alguna burla del destino, terminen interrumpiéndonos.
-Mis padres aún no llegan. -Lo sabía, sabía muy bien que no estaban en la casa.
-Y si llegan, no quiero que interrumpan, así que empieza.
-El sexo te pone mandona. -sonrió, mientras bajaba las tiras de mi sostén.
-Ya lo sabes, puedo ser muy mandona. -me estiré y mordisquee su barbilla.
-Y salvaje.
Mi espalda toco el colchón y por fin sentí que ganaba una batalla, no lo dejaría escapar, así el mundo estuviera ardiendo fuera, no lo soltaría, hoy Gael Doll sería todo mío.
Mientras se desnudaba, no podía alejar mis ojos de él, me sentía primitiva, caliente, quería ser reclamada por este hombre, al punto que si no se apresuraba, lo haría yo misma.Cuando Gael finalmente se recostó sobre mi, rozando su piel con mi piel, fue como respirar por fin. Pero pronto ese aire se fue en un rápido gemido, al sentir como comenzaba a deslizar su pene en mi.
Si tuviera que compararlo con algo, podría ser con alguien poniendo un cable de alta tensión directamente sobre mi.Gemí tan fuerte, pero había pasado bastante desde que lo tuve así. Él también gimió mi nombre, dos veces.
-Recuerda que tú querías que fuera rápido, solo estoy siguiendo tus ordenes. -Asentí, conformé cuando lamió mi cuello.
-Por eso te amo Gael, porque eres perfecto.
Grité de sorpresa al sentir la primer embestida, entró en mi sin dificultad, estaba mucho más que lista para él. Pero cuando apretó sus dientes en mi cuello lo perdí, cada sensación que tuve alguna vez durante el sexo, había sido pisoteada y vuelto polvo.
-Te imaginé decir esas palabras en tantas ocasiones terremotito, pero no me estoy quejando de que las digas ahora. -meció con fuerza sus caderas, yendo más profundo-Me gusta escucharte gemir, ahora ni el mismo diablo me alejará de ti. Ahora eres mía.
Ese fue el momento en el que tomo el verdadero ritmo, entraba y salía de mi de manera desesperada. Esto era a lo que me refería, esto necesitaba y por fin lo tenía.
Mi espalda se arqueó contra la cama, mientras su cadera golpeaba la mía. Él tenía razón, ahora era suya, pero él también era mío.Seguía entrando en mi, mientras rastrillaba mis uñas en su espalda, al igual que él, quería dejar mi marca en su cuerpo, aunque sanará rápido.
-¡Gael! -grité, cuando una de sus manos pellizco uno de mis pechos. Pero pronto su pulgar comenzó a masajearlo, enviando miles de descargas al bulto formándose dentro de mi.
No iba a resistir mucho más, no podía y cuando menos lo esperé, exploté gritando su nombre. Estaba algo perdida, pero escuché como gruñó el mío.
Aún sobre mi, corrió mi cabello, besando la punta de mi nariz.-Hola.
-Hola-respondí con una sonrisa.
-También te amo terremotito, no lo dije antes porque no quería que pienses que solo lo dije en el frenesí del momento. Pero te amo, desde hace mucho.
-También te amo.
-Lo dijiste.
-Lo sé, te gané.
-Desde el primer día. -rozó mi nariz con la suya, para luego unir sus labios en los míos.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...