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Samara



Los días parecieron pasar con demasiada velocidad, tal y como lo dicen, el tiempo vuela cuando uno es feliz. Con Aryeh habíamos recorrido la mayoría de la ciudad y aunque ninguno de los dos sabíamos ubicarnos bien, encontramos lugares en verdad bonitos.
Mañana deberíamos volver a la manada y aunque esta noche deseaba pasarla solo con él, Gael había decidido organizar una cena con los demás. Trataba de no mostrar mi decepción, después de  todo eran mi familia, pero esperaba algo intimo.

—¿No comes Samara? —preguntó Cedric, sacándome de mi ensoñación.

Sonreí, sabiendo que no le diría lo que pasaba por mi cabeza, sería un poco grosero.

—Sí, es que estaba pensando en algo. Hace días cuando fuimos al club me pregunte como sería bailar en el tubo, ¿Creen que podríamos ir más tarde e intentarlo?

La respuesta de Cedric fue reírse de mi, como si le hubiera dicho algo completamente absurdo, quizás era una locura, pero lo intentaría en algún momento.

—Samy, no dejaré que intentes esa locura. Puedes caerte y lastimarte, ¿Quieres que Logan vuelva a odiarme? —Aryeh era demasiado prudente para su bien. No, no era prudente, era asustadizo.

—Pero será divertido, o al menos lo hicieron ver así. Aunque de a ratos dudo, por lo que vi hay que tener fuerza en los brazos y los míos son de gelatina.

—Yo creo que podrías hacerlo. —dijo Beau, tomando un trago de su cerveza.

—Yo pienso lo mismo, incluso podría intentarlo contigo. —me apoyo Aysel.

—Quiero ver eso rayita—dijo Cedric, consiguiendo un guiño de está.

—Perfecto, si todos lo hacen, también lo haré.

—Gael, tú no necesitas que todos queramos intentarlo para subirte. A penas llegaste a la ciudad me preguntaste si podías hacerlo y te dije que si.

—Pero es mejor si somos varios.

—Mejor hablemos de otra cosa, ya suficientes problemas ocasiono que se enteren que trabajo allí, como para que ahora todos quieran probar sus talentos. —Laurie rodó sus ojos y me miro— ¿Cómo van a sobrellevar la relación a distancia?

—Hemos hablado de ello, nos llamaremos diario, haremos video llamadas y aprovecharemos los minutos que tenemos juntos. Haremos que funcione. —respondió Aryeh, besando mi cabeza.

A pesar de no ser lo que espere, la noche estaba siendo muy agradable.
Y quizás no pude estar a solas con mi compañero, pero siempre habría un mañana.
 

                 (***)



—Yo digo que nos detengamos. Mira como esta fuera Ari, mejor esperemos a que la tormenta pase un poco. —llevábamos más de dos días de viaje y no les importaría si nos atrasábamos un día más.

—Pero estamos cerca, me sentiré más seguro contigo bajo un techo caliente.

—Estoy bajo un techo—hice un gesto hacia el interior del auto —y en cuanto al calor, podrías dármelo tú.

—Esta bien, me detendré un poco, pero espero que tu padre no se moleste por esto también.

—Ya deja de preocuparte por lo que él piense o deje de pensar. ¿No te parece romántica la lluvia?

Se estacionó y volteó a mirarme. Estábamos solos en el auto, a kilómetros de cualquier persona, simplemente podríamos disfrutar el tiempo juntos.

—Por un lado quiero llegar y que estés segura, pero por otro no quiero que te alejes de mi. Estar aquí es como si estuviéramos en nuestra propio mundo, lejos de todos.

Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora