C.28

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Uriel




Desde el momento en el que vi a Lorenzo alejarse en compañía de Leticia, quise ir detrás de ambos, pero eso fue imposible gracias a la interrupción de Cedric.
Él había adivinado mi nerviosismo y cuando me puse de pie, llegó a mi y me tomó del brazo, negando lentamente.

Podría haberme zafado e ir tras ellos de igual modo, pero sabia que si se tomó el atrevimiento de involucrarse, fue por una razón.

—Sé que quieres ir tras ellos pero no es el momento, él no te escuchará. —sabia que tenía razón, pero aún así quería ir. —Aysel me contó que él esta molesto contigo, también me dijo la razón de su enojo. Eres su compañero y quizás no comprenda lo que eso significa, pero con el tiempo lo hará. Ahora ir a buscarlo es presionarlo demasiado, déjalo absorber la noticia y déjalo pensar, cuando este listo él mismo te buscará.

—Me voy a volver loco, no creí que fuera de esta manera, siempre nos hicieron creer que los compañeros llegaban para darnos paz y mírame ahora amigo, estoy a nada de perder la poca cordura que me queda. —eso claro, si es que quedaba algo, porque Lorenzo se había llevado todo de mi.

—Del mismo modo me sentí con Aysel. Me sentía a la deriva sin saber que hacer, que decir o donde ir, lo peor es que siempre volvía a ella, aunque no lo intentará.  

—Lo mismo me sucede, trató de poner un limite entre ambos, pero termino rompiéndolo. Me siento enormemente frustrado y hay momentos en los que me pregunto que hice para ofender de esta manera a la Diosa, porque estoy seguro de que me esta castigando por ello. 

—Podría ser por la vez que llenaste de excremento el maletín del profesor Brant. ¿Por qué fue? ¿Te había reprobado? —Por un momento lo pensé, no recodaba el suceso, pero cuando lo recordé  golpee su cabeza.

—Ese fue Gael, imbécil.

—Tienes razón, ¿Fue él verdad? —asentí bastante seguro.

Gael se había molestado luego de que Brant amenazará con reprobarlo si seguía haciendo bromas, aunque molestar no era la palabra correcta, él sintió que estaba retándolo a volver a intentarlo. Claro que no imaginó que esté se superaría.
Abby quería matarlo, mientras Michael solo reía de la gran hazaña de su hijo. Creo que Gael nunca se arrepintió de nada en la vida, bueno, solo de terminar con Faith, pero ahora ambos habían superado eso y cada uno tenía a su compañero a su lado.

—Lo hizo sin dudar.

—Lo que sea, siempre fue un irresponsable, pero tú no. ¿Qué harás ahora? ¿Te quedaras o volverás a la ciudad?

—Tengo que hablarlo con Gael, ver que planea hacer él y tomar una decisión. Yo no puedo irme, no puedo dejar a Lorenzo solo, no quiero hacerlo.

—¿Entonces lucharas por él?

—Lo estoy haciendo. Tuve tiempo para replantearme lo que siento por él y me importa más de lo que quisiera admitir. Aunque al principio todo fue un fuerte impacto, ahora puedo verlo claramente y quiero estar con él. —me sentía bien al admitirlo, de verdad quería estar con él y haría lo posible porque lo quisiera también.

—¿Y en caso de quedarte, te unirás a la policía con los demás o intentaras algo más? —preguntó y miró a los demás riendo como si nada.

Todos conversaban animadamente, comiendo o bebiendo alguna cosa. Las horas pasaban, pero seguíamos sin querer irnos a nuestras casas, no aún.
También sabía lo que Cedric trataba de hacer y se lo agradecía. Él intentaba distraerme, mantenerme entretenido para no ir a buscar a mi compañero y a mi mejor amiga.

—No lo sé, supongo que podría. Estoy acostumbrado al papeleo y  me sentiría cómodo allí.

—Lo que sea que hagas, sabes que cuentas con mi apoyo. Me alegra que decidas quedarte y sé que Robert y Tracy estarán felices también.

—Sí, mis padres lo están pero creo que lo que más los emociona es Azul.

Al voltear, pude ver a Lorenzo y a Leticia, acercarse. Y aunque eso me tranquilizó, sus expresiones volvieron a ponerme nervioso.
Mi compañero parecía demasiado serio, era como si se encontrara perdido en un pensamiento desagradable. No tenía idea de lo que Leticia le había dicho, pero sin duda fue algo acertado.

Ella en cambio se veía triste, pero su expresión cambió al mirar hacía donde me encontraba. Aunque trató de mostrarme una sonrisa, podía ver aún un poco de tristeza y odiaba sentir que no podía hacer nada por ella.

—Leti nunca cambiará, siempre te va a preferir. —Bufó Cedric, mientras miraba a Leticia venir hacia nosotros. —Iré a ver donde esta mi rayita, mientras tú la interrogas.

—¡Uri! —Leticia se arrojó a mis brazos y me abrazó con fuerza. —No tienes idea de lo mucho que te voy a extrañar cuando este allí.

—No lo harás, te vas a divertir. Además puedes llamarme en cualquier momento y estaré ahí para ti.

Tenía la esperanza de que ella pudiera amigarse con la idea y comenzar a amar esa carrera que tanto la perturba, ya que no esta de acuerdo en hablar con sus padres y mucho menos en que yo lo haga.
También esperaba que conociera amigos, personas nuevas que le mostraran lo bonita que era la ciudad, aunque no tenía comparación con la manada.

—¿Me prometes algo Uriel?

—Lo que quieras.

—Estoy segura de que con el tiempo voy a caer y no podré con todo, si eso pasa necesito que me apoyes. ¿Lo harás?

—Sabes que lo haré, siempre contaras conmigo incondicionalmente. —Volvió a abrazarme y podía sentir como su corazón latía con prisa. Ella estaba en verdad asustada.

—Tengo miedo, si los decepcionó… dime Uri, ¿Cómo podría volver a verlos a la cara?. Ellos estuvieron siempre conmigo, me dieron tanto amor, una familia feliz y todo lo que siempre quise. No puedo hacerles esto.

—Estarán peor si te ven miserable.

—No me verán, estaré allí y ellos se quedarán aquí.

—Sabes a lo que me refiero. —Nathan y Haley no eran tontos, notarían que esto no era lo que ella quería.

—Tengo que intentarlo. —Suspiré y bese la cima de su cabeza.

—Y estaré para apoyarte cuando lo necesites.

—Lorenzo entrará en razón, sería un imbécil si no lo hiciera. Eres el mejor y te adoro.

—También te quiero.

La iba a extrañar, siempre sucedía cuando tenía que irme, aunque esta vez sería ella quien se marchará.







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