Gael
Juro por la Diosa que cuando le pedí a Rubí bailar, no tenía en mis planes besarla. Quería hacerlo, lo deseaba demasiado, pero no quería ir tan rápido.
Pero el verla tan relajada junto a mis amigos y tan hermosa, no podía seguir resistiéndolo. Cuando se acercó, bailando tan pegada a mi, lo perdí y lo único que pude hacer para resguardar la poca cordura que me quedaba era besarla.No estaba en mis planes tampoco sentir todo esto, es como si con un beso ella hubiera accionado una bomba de sensaciones dentro de mi. Pudo ser casual, pero no estaba terminándolo, no podía separar mi boca de la suya y si juzgaba el como jalaba mi cabello, con intención de atraerme más cerca, ella tampoco estaba lista para terminarlo.
Nos alejábamos para tomar aire y volvíamos a la lucha de labios y manos. De seguir así en cualquier momento terminaríamos arrancándonos la ropa, frente a todos de manera primitiva.—Terremotito…—susurré junto a sus labios, antes de apresar su labio inferior entre mis dientes. Fue bueno que ella no se quedara atrás y repitiera mi acción con mi labio superior.
A ella le gustaba jugar y yo sabía trucos y si no, encantado estaría de aprenderlos.
—Creo que lo mejor en este momento es que salgamos de aquí. Estoy lista para volver a casa, ¿Lo estas tú? —lo estaba, sin dudas estaba listo para volver a casa y tenerla sola para mi.
—Depende. ¿Qué tienes en mente?
—Creo que es obvio. Esto que acaba de suceder es algo que viene formándose desde que te mudaste a mi casa y creó que debemos estar juntos para poder sacarlo por fin de nuestros sistemas.
—No estoy de acuerdo. —no iba a sacarla de mi sistema y era más que evidente que una vez que estuviera con ella, ni el mismo demonio podría alejarme.
—¿No quieres tener sexo conmigo? —solté una carcajada ante ello.
—Claro que quiero, pero no creo que con solo una vez esto que esta formándose entre los dos se apague. Al contrario, una vez que pueda tenerte como deseo, esto crecerá.
Éramos compañeros y eso es lo que sucedería, mientras más tiempo juntos pasáramos, más fuerte seria la necesidad del otro y más fuerte sería el lazo entre ambos.
El que ella admitiera que desde hace días quiere estar conmigo, solo demostraba que la necesidad que sentía, era idéntica a la mía.—Pues entonces vamos a comprobarlo. —Tomó mi camisa en su puño y volvió a chocar su boca contra la mía.
Esta vez el beso fue más rápido, nada comparado con el primero, pero aún así, ella ganó e iría a donde me pidiera.
Y por la sonrisa que estaba tatuada en su rostro, ella sabía que ahora tenía el control.—Vamos, tú quieres comprobarlo, pero yo ya conozco el resultado terremotito.
—¿Entonces que estas esperando?
—Que me muestres el camino, pero antes, vayamos a despedirnos.
Me adelante, dejándola allí parada. Necesitaba calmarme, para que podamos llegar a la casa sanos y salvos. En el estado en el que me encontraba ahora mismo, no me sorprendería que me detuviera en mitad de la autopista y la tomará allí.
La idea no era mala, pero quería que la primera vez que estemos juntos, fuera algo más, no lo sé, ¿Romántico? Y no un simple encuentro a causa de la pasión.—¿Y Uriel? —pregunté al llegar con los demás y no verlo por ninguna parte.
—Se fue. Parecía estar un poco molesto por algo, pero no sabría decirte, ya conoces lo cerrado que es. —Tendría que llamarlo para comprobar que había sucedido.
—Nosotros también nos vamos, es un poco tarde. —Laurie me miró con una ceja alzada y la diversión pintando su rostro, mientras Beau rió a carcajadas.
—Como que nos dimos cuenta que no tardarían en irse. —dijo Beau, provocando por fin que Laurie estallara en carcajadas.
—Creí que no lograrías controlarte.
—Soy capaz de controlarme, no soy un niño.
—Pfff…a veces lo parece. —respondió mi compañera, llegando desde detrás de mi. —Laurie, Beau, me alegro de haberlos conocido y espero que esto se repita.
—Puedes venir cuando quieras Rubí, siempre estamos aquí. Al menos hasta que nos casemos y nos vayamos a vivir a mi ciudad natal.
—Al igual que yo, siempre estoy en la revista. Bueno excepto cuando hago investigación de campo, la mayor parte del tiempo es pasármela escondida y la otra parte es huir antes de que me hagan cenizas junto con mi trabajo.
—¿Es por eso que contrataste a Gael? — no entendía porque se ponían a hablar de esto ahora, tuvieron mucho tiempo antes.
—No. A Gael lo contrató mi jefa, yo solo debí aceptar o de lo contrario terminaría siendo un simple mueble en la revista que ayude a hacer crecer.
—¿Y por qué no renuncias y buscas otro lugar donde trabajar?
—Lo pensé Beau, pero primero los problemas me seguirían a donde fuera. No lo sabes, pero como que estoy en la lista negra de alguien. Luego, soy muy terca como para empezar de nuevo cuando he hecho hasta lo imposible por posicionarnos en el ranking de una de las revistas más vendidas del país. No solo me encargo de conseguir noticias de impacto, sino que asesoro a muchos de mis compañeros.
—Entonces estas atada a Gael.
—Y él a mi.
—Pero ahora debemos irnos, como Rubí dijo, estoy a cargo de su seguridad y considero que lo más conveniente es volver a la casa. —donde la tendría sola para mi y por fin podría darle todo el afecto que tenía guardado.
—Es verdad, tenemos que irnos, estoy muy cansada.
—Ya dejen de inventar excusas tontas y solo váyanse. ¿Los ves Beau? Nos creen tontos, como si no supiéramos que solo quieren ir a follar. —tanto Beau como yo estallamos en carcajadas, conociendo ya el carácter de Laurie, pero a diferencia nuestra, Rubí se horrorizo.
—Nunca cambiaras Laurie.
—Las cosas se dicen como son.
—Bueno, entonces ya lo saben, así que nos vamos. —Rubí enganchó su brazo al mío y comenzó a arrastrarme fuera del lugar. —Anda, camina, antes que muera de pena aquí mismo.
—Nada te pasará mientras estés conmigo, te prometo que te protegeré de todo.
Y quizás esa promesa hubiera sido cierta, pero no imaginé que al salir de Infierno el diablo nos estaría esperado afuera.
Pero cuando los disparos comenzaron hice lo único que pude hacer en ese momento, salté sobre Rubí y traté de cubrirla de cualquier disparo.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...