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Gael





La encontré observando la puerta de su casa como si esta escondiera el secreto de la vida.  Tocaba la madera, inclinaba la cabeza, pero no fue hasta que llegue a su altura que pude notar lo que sucedía.
La madera de la puerta se encontraba astillada, la cerradura había desaparecido y la huella de un pie se reflejaba a la altura de su cintura.

No podía ni siquiera imaginar lo que sucedió aquí, solo que no era nada bueno.

—¿Qué demonios sucedió? —mi pregunta la hizo voltear y observarme para luego señalar la puerta y encogerse de hombros.

—La patearon. ¿No es obvio? Fue algo horrible, porque acababa de llegar a casa y sentí que había entrado en un campo de guerra.

—¿Estabas aquí cuando paso? —esto era algo que debía informarme, independientemente de ser su compañero, cosa que ella por ahora desconocía, era quien se encargaría de su seguridad.

—Vivo aquí Gael, claro que estaba, vinieron a encararse de mi. —empujó la puerta y me hizo una señal para que entre. —Este ha sido mi hogar por los últimos dos años, quizás mis vecinos me crean un fantasma ya que casi siempre estoy trabajando, pero sí, este es mi hogar.

Mientras me aventuré por los pasillos, vi como varias cintas policiales marcaban un perímetro y al comprobar encontré varios huecos producidos por un arma de fuego.
Esto no debió haber sido sencillo y no sentía a Rubí muy receptiva a contarme lo sucedido.

—Rubí, esto es grave, debiste llamarme.

—La policía ya se estaba encargando, no podías hacer nada más.

—Pero tienes que entender que mi trabajo es cuidarte y mantenerte segura. ¿Cómo lo haré si no puedes confiar en mi?

—Lo haré, pero dame tiempo. Estoy acostumbrada a situaciones un poco caóticas, pero nunca habían irrumpido  en mi casa. Esta vez mi burbuja de seguridad fue invadida y destrozada. Tienes que comprender que eras lo último en mi cabeza. —No podía negar que esas palabras dolieron, ella no lo sabía, pero había tomado mi corazón y lo estrujo como si no fuera nada.

—Tampoco lo digas de esa manera, me haces sentir tan insignificante. —Ella me miró, tratando de entender si jugaba o no, por lo que puse los ojos en blanco y lleve mis manos a mi corazón. —No me duele, me quema.

—Lo siento, pero es la verdad. —sonrió, por lo que entendí que también jugaba. Al menos esto significaba que se estaba abriendo a mi.

Estaba listo para comenzar a hacer mi camino, abriendo conversaciones entre ambos, cuando su teléfono sonó y ella lo atendió enseguida.
Había escuchado la voz de su jefa, por lo que empecé a recorrer la casa buscando pistas, pero no fue hasta que salí y vi a la tierna ancianita en la casa de enfrente, fingiendo barrer la entrada mientras miraba hacia mi, que supe que no tardaría en conocer los detalles de la noche anterior.  

—Buenos días señora, estaba observando el lugar y no pude evitar ver el hermoso jardín que tiene. —primera regla de papá, un cumplido gana puntos en cualquier situación.

—Gracias, ocupa mucho cuidado. ¿Tú quien eres? ¿Eres el novio de mi vecina de enfrente? —muy bien, la señora no se andaba por las ramas.

—Lo soy, mi nombre es Gael Doll.

—Cristina Vélez. —me dio la mano y me miro con atención — Es bueno ver que la chica tiene a alguien fuerte para cuidarla, créeme que en estos dos años viviendo tan cerca, nunca la vi traer a nadie.

—Es que soy especial. Pero si no es mucho atrevimiento, quería preguntarle si sabe lo que sucedió anoche. Hable con Rubí, pero no quiere contarme, no quiere revivir ese momento.

—Tienes suerte, anoche no podía dormir y la escuche llegar. Ella venía sola, como siempre, pero minutos después vi como dos hombres se colaban por su ventana. Entonces llamé a Carl, él es mi sobrino y es policía, por lo que me dijo que enviaría a alguien a comprobar. Él es muy atento, le preocupa que este sola aquí y siempre mantiene un ojo en mi. —asentí, no queriendo parecer grosero, pero la verdad no me importaba Carl. —Pero estaban tardando y empezaron a escucharse los disparos. Me preocupó que pudieran herir a Rubí, pero entonces vi las luces de la patrulla y me calme.

Estaba seguro de que mi pequeña compañera se habra encontrado muy asustada, pero ese pensamiento fue pisoteado y reemplazado por mi propio terror cuando la señora continuó.

—Carl se acercó luego y me contó un poco de lo sucedido. ¿Quién creería que esa pequeña chica se defendería a base de disparos de sus agresores? Si me lo contara otra persona no lo creería, pero Carl no me mentiría.

—¿Ella les disparó?

—Según mi sobrino, hizo un excelente trabajo.

Esto solo me ponía de malhumor, ella estaba definitivamente loca.
¿Cómo va a dispararle a alguien? Pudo herirse a si misma.

—Bueno señora bonita, debo ir a arreglar la puerta de mi mujer, no puede quedarse así. —también tendría unas palabras con ella, no podía seguir haciendo este tipo de cosas.

—Nos vemos, cuida a Rubí.

Mientras miraba a ambos lados, molesto por tener que enterarme de esto a través de una vecina, crucé la calle y saqué mi teléfono, marcando el número de Uriel.

—Irrumpieron en casa de Rubí, necesito un equipo con una nueva puerta y algunas cámaras exteriores. —espeté en cuanto respondió, había tomado una decisión y no sería sencillo que la acepte.

—¿Ella esta bien?

—¿Qué si lo esta? Creo que una mejor pregunta es si los intrusos están bien, mi compañera esta demente.

—¿A quién me recordará?

—No me vengas con esa mierda ahora que estoy muy molesto. —colgué y apure mi paso hasta detenerme en frente de ella, quien sin dudas iba a ser mi muerte.

Me miraba sin comprender que pasaba, debe creer que aún no estoy enterado de sus nuevas habilidades.

—Me he encargado de tu puerta, en un rato vendrán a arreglarla y colocaran cámaras en el exterior.

—Gracias, pensaba hacerlo, lo de arreglar la puerta. Bueno no yo, porque la verdad es que no tengo idea de como poner una puerta, pero me entiendes. —en otro momento me hubiera reído de su nerviosismo, incluso lo hubiera usado a mi favor, pero no hoy.

—Llegaran dentro de poco. Además me he enterado de todo lo sucedido anoche y cuando digo todo, es TODO. Por lo que he decidido que para asegurar tu seguridad, me mudaré contigo.

Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora