Cedric
Aún me encontraba sorprendido, de un momento a otro nos estábamos besando. Porque aunque al principio me tomo por sorpresa, no tarde en devolverle el beso con el mismo ímpetu y fuerza, con que ella me besaba.
Estaba aprovechándome, pero no iba a perder la oportunidad, no cuando había nacido de ella el hacerlo.Diosa, había esperado tanto por esto y ahora por fin, mi compañera , comenzaba a mostrar interés real en mi.
Me estaba volviendo loco con la cantidad de planes que mi cabeza formaba, para lograr conquistarla. Pero al menos ahora, podía recibir esto, como un pequeño premio, por el gran trabajo duro.Aysel me besaba como si ya no pudiera resistirlo, me demostraba, que al igual que yo, necesitaba esto como respirar. Era una necesidad enorme, decir de esta forma, lo que con palabras preferiamos cambiar.
Ya no había manera de que me mienta, aunque si lo intentaba, se lo permitiría. Todo con tal de ser sorprendido nuevamente por sus besos.—Cedric yo… —comenzó a decir, bastante agitada, cuando se alejo un poco para respirar.
No hacía falta que lo diga, sabía perfectamente la excusa que me daría.
—Lo sientes, lo sé… —pero aunque ahora fingiera arrepentirse, ella me besó porque así lo quiso.
—No, no lo siento. Yo… Cedric, te besé porque quise y lo volvería a hacer. —eso no lo esperé, pero no impidió que una enorme sonrisa se extendiera en mi rostro.
—¿Entonces si te sientes atraída por mi? ¿Por qué mierda sigues resistiéndote Aysel?
—¿Me ves resistiéndome? Acabo de besarte idiota. —puse mis manos en su cintura y la atraje hacía mi, estaba listo para volver a besarla, pero ella me detuvo. —Espera. No sé si esto funcionará, pero quiero intentarlo, solo tengo una condición.
—¿Cuál es tu condición?
—No quiero que nadie lo sepa aún, al menos no mi hermana. —suspiré y la solté.
—Pero somos compañeros ¿Por qué diablos esperas que algo salga mal?
—Porque tengo miedo, no lo sé. Por favor Cedric, estoy cediendo mucho, dándome una oportunidad contigo. ¿No ves que esto presenta un enorme desafío para mi?
Calmé un poco mi molestia, encontrando el lado positivo en toda esta situación . Al menos estaba dispuesta a que estemos juntos, pero me molestaba la idea de que debamos escondernos.
—Esta bien Aysel, haremos las cosas a tu manera, por ahora. Entiendo que estés asustada, que no planeabas encontrar a tu compañero tan pronto —yo tampoco lo esperaba, pero a diferencia de ella, me encontré en éxtasis al verla por primera vez. —pero ahora estoy aquí y no me iré. Podemos ir tan despacio como necesites, tengo la paciencia para esperarte, pero necesito ver también cierto compromiso en ti.
—Lo intentaré, no estoy cerrada a una relación seria contigo. Me cansé de luchar contra las ganas de verte, besarte, sentirte conmigo, y demás esta decirte que no podría soportar a otra idiota coqueteando contigo, esa tonta de la heladería, cubrió la cuota por las demás.
—Sabía que estabas muriendo de celos. —volví a atraerla hacía mi, dejando atrás, mi pequeño enojo.
—¡Uff, tampoco te lo creas! Solo es que aún no eras mío.
—¿Y qué te hace pensar que ahora lo soy?
—No me provoques Cedric, aún puedo patear tu maldito trasero lejos de mi.
—No podrías hacerlo. —dije confiado. Ahora por fin, estaba tranquilo.
—¿Por qué estas tan seguro? —preguntó, inclinando su cabeza y mirándome con una ceja alzada.
—Acabas de decirlo, estas cansada de luchar y no soportarías ver a otra coquetearme. ¿Sabes que me dice eso? —no esperaba que responda, es más, respondí por ella. — Que pronto me dejaras anunciarles a todos las buenas noticias.
—Sigue soñando. —intentó soltarse, pero apreté mi agarre, enterrando mi rostro en su cuello. Este bendito olor a cerezas seria mi perdición.
—Eso mismo me decías de estar juntos y míranos. —besé el lugar en el que en algún momento pondría mi marca. — Tu olor me vuelve loco.
—Pero no me lo demostrabas.
—Tú no querías nada conmigo, y por más interesado que esté, no soy masoquista. Si debo mirar a otro lado, lo haré. —eso era una completa mentira, estaba como loco por conquistarla, pero la haría sentir miedo a perderme también.
Si ella pudiera matarme ahora mismo, no dudaría en que lo haría. Me miraba con odio, pero no la haría sentirse segura, hasta que no me sintiera de la misma manera.
—Que suerte tienes de ser tan lindo. —me reí y luego me incliné, uniendo nuevamente nuestros labios.
(****)
—¡Hola a todos! —entre besando la mejilla de Summer y acercándome a hacer lo mismo con Faith.
No podía disimular la explosión de felicidad que había dentro de mi. Estaba extasiado, completamente encendido como la luna, en todo su explendor.
—¿Qué te paso? ¿Por qué estas tan feliz? —Ben inquirió, acompañando su pregunta con una mirada interrogante.
—Por nada en especial, simplemente un buen día. —uno con muy buenas sorpresas y algunos inconvenientes, pero olvidables.
Tenía tantas ganas de decirles la verdad, pero era cuestión de tiempo para que lo supieran.
Laurie me matará cuando sepa que no se lo dije, pero ella tampoco me lo había confiado. Mis padres estarían felices, luego de molestarse por no decírselos enseguida, pero así eran las cosas.—Eso es muy raro. ¿Qué nos ocultas Cedric? —preguntó Faith, tomando el jugo que tenía en sus manos.
—Nada pequeña, en verdad, solo fue un muy buen día. Espero que mañana y el resto sea igual.
—Lo que digas, pero no te creo.
—No lo hagas pequeña. —volví a besar su mejilla, antes de caminar hacía mi improvisado cuarto.
Nada, absolutamente nada, podría arruinar este día. Tenía a mi compañera, ella me aceptaba, dejo a su anterior pareja, ya nada se interponía entre los dos.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...