Aysel
—¿Qué es lo que estas tratando de decir?
—Lo entendiste bien, terminamos, me canse. Te advertí que no dejo que ni siquiera mi familia trate de decirme que hacer, mucho menos te lo permitiré a ti.
Venía de días de aguantar las ganas de mandarlo al diablo, pero siempre me controlaba y trataba de darle una pequeña excusa a sus celos, pero no esta vez, simplemente me había hartado del control continúo y de la cantidad de intentos de manipularme que tenía. Quizás él podía ser mayor, pero no era tonta y sabía diferenciar sus cambios.
No espere que reaccionara así, negándose a una verdad gritada a voces, era el fin y nada de lo que dijera e hiciera lo cambiaría. Si quisiera pasar por este tipo de cosas, buscaría a mi compañero.—¿Te escuchas Aysel? Estas comportándote como una niña, no es momento para un berrinche. —dijo restándole importancia a mis palabras.
Él podría no creerme, pero para mi, ya no había vuelta atrás. Había alzado una barrera, la cual no iba a poder cruzar. Y si por alguna razón trataba de hacerlo, debería considerar que al otro lado lo esperaría una loba dispuesta a destrozarlo
—Él único que parece no estar escuchándome eres tú Pablo, comprende, se termino.
—No puedo creer que hagas esto por una simple tontería.
—¿Tontería? He pasado el último mes advirtiéndotelo, te crees mi dueño y no lo eres. Si mi teléfono suena con muchos mensajes, intentas verlo, si salgo con amigos, quieres saber donde estoy, si no quiero verte, me preguntas si hay alguien más. Dime Pablo si algo de todo esto te parece normal, porque a mi no.
—Son cosas que suceden en todas las parejas.
—Lo sé, como terminar también lo es, razón por la que ahora estoy terminando contigo. —me encogí de hombros, no era tan complicado de aceptar. —La pasamos bien mientras duro, pero ambos queremos cosas diferentes, tenemos enormes discrepancias que nos hacen incompatibles.
—No lo creo.
—Yo sí.
—¿Estas segura de la decisión que estas tomando? Tal vez deberías pensarlo bien, te daría una última oportunidad Aysel. —y ahí estaba nuevamente.
—Ya lo pensé, vengo pensándolo el último mes y ya no quiero que esto —hice un gesto entre los dos— siga convirtiéndose en una pesadilla. Seré sincera, ya no disfruto estar contigo, puedes llamarme perra si quieres, pero me aburriste.
Estaba siendo demasiado cruel, pero intente ser buena y no sirvió, continuó insistiendo, entonces ahora probaría lo opuesto.
Aunque por la mirada que estaba dándome, no estaba segura de que vaya a darse por vencido tan fácil.—Si esa es la razón, puedo mostrarte cosas nuevas, hasta ahora no lo he hecho por consideración y respeto, pero si es lo que quieres. —Si me hubiera dicho esto hace tiempo, hubiera estado asustada, pero ahora solo me provocaba risa. Se lo demostré al reírme en su rostro, algo innecesario, pero imposible de resistir.
—Ya no me interesa, solo quiero aprender tu materia y nada más. Me voy, esto ya me esta dando sueño.
Me detuvo cuando comencé a caminar, sosteniendo mi brazo, pero lo arranqué de su agarre y continúe mi camino, escuchándolo llamarme desde atrás.
¿Por qué tenía que hacer un drama de un rompimiento? Tampoco es como si fuéramos una pareja constituida, éramos dos personas divirtiéndose de manera intima.Al principio, ambos comprendíamos lo que esto significaba, pero con el paso del tiempo, él fue desdibujando las líneas y ahora estaba invadiendo un terreno prohibido.
Esta era la mejor decisión, pasar un tiempo sola y lejos de dramas innecesarios, desde ahora solo seríamos mi libertad y yo.¿Compañeros? ¿Novios? ¿Quién los necesitaba? Ahora lo que debía hacer era concentrarme en terminar de estudiar y cumplir con mi horario laboral, eso seria lo único en lo que me centraría.
—¿Dónde estabas Aysel? —rodé mis ojos, primero Pablo, ahora mi hermana.
—Ya sabes la respuesta a eso y lo odias.
—Es que luego te vas a arrepentir, estas encariñándote con alguien que no es para ti. —pues eso ya no pasaría, porque no volvería con él.
—Déjame cometer mis errores, eres mi hermana, no mi madre, no necesito que me estés diciendo todo el tiempo que hacer y que no.
—Me preocupas Aysel.
—Estoy bien, solo vivo mi juventud. Perdón Carmen, pero no me sentare a esperar a mi compañero, podría no encontrarlo nunca. ¿Quieres que me quede sola?
—¡No! Pero tampoco me pidas que acepte a ese hombre.
—Su nombre es Pablo.
—No juegues conmigo Aysel, me entendiste. —advirtió, lanzándome una mirada de molestia.
—Lo que sea. ¿Sabes si Laurie estará en la casa? —necesitaba hablar de esto con alguien y ella era la única que venía a mi cabeza.
—No creo, hoy llegaba su primo, debe estar en casa de Faith dándole la bienvenida.
Recordaba todo el alboroto que había armado con la dichosa bienvenida. Sin ir más lejos, ayer habíamos recorrido tres tiendas en busca de globos con su nombre.
¿Qué edad tenía? ¿Siete? Lo peor es que toda esa revolución era por un futuro alfa, que lo único que me llevaba a pensar, era en lo consentido que debería de ser. Pero como aún no lo conocía, elegí no etiquetarlo como tal, solo ponerlo en duda.—Lo había olvidado, hoy llegaba el alfa. —entonces la mire bien y vi que estaba preparada para salir. —¿A dónde vas?
—A la fiesta, pero no quería ir sola, te estaba esperando.
—No iré.
—Solo por esta vez, no es algo tan malo, allí estarán tus amigas.
—Pero acabo de llegar. —sabía que era una excusa algo pobre, pero no se me ocurría nada mejor.
—Solo iremos un rato y volveremos, pero no quiero quedar mal con Laurie y con la familia de Faith.
—Espera unos momentos, me cambiaré.
No tenía ganas de ir a una fiesta, se suponía que debería estar mal por la ruptura, aunque para eso, debería haberlo querido más.
Suspiré, tomando algunas cosas del armario, solo sería un rato y volveríamos. Además podría conocer al dichoso chico, Cedric, recordaba su nombre ya que Laurie no dejaba de hablar de él. A veces sentía que lo conocía, cuando en realidad no lo había cruzado ninguna vez, pero sabia todo de él.Comencé a vestirme con el sonido de llamada entrante en mi teléfono, al parecer Pablo no se rendiría… creo que hoy olvidaré el aparato en casa…
¡Hola! Perdón por estar desaparecida, es que estaba un poquito enferma, pero ahora ya estoy bien así que aquí estoy.
❤❤❤🤗🤗 Espero que todos estén bien
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...