Lorenzo
La noche anterior no había visto a Uriel, ya que al parecer, el trabajo había sido mucho más complicado de lo que espero.
Lo último que recuerdo es ver a Jorge hablar por teléfono con él, antes de llevar a Azul a la cama. Pero parece que el primero en caer rendido fui yo.Ahora, mientras veía la luz del sol entrar por la ventana, no dejaba de escuchar los ruidos en la cocina.
Con pocas ganas me puse de pie y miré a mi hija, quien seguía dormida boca a bajo, cubierta por la manta gris. Envidiaba tener su edad y ser ajeno a cada problema que la vida se encargaba de poner a cada maldito paso que daba.Lentamente caminé hasta el lugar de donde procedían los ruidos, encontrando a Uriel, rodeado de cuatro enormes maletas.
—¿Saldrás de viaje? —pregunté, sintiendo una pequeña incomodidad en la garganta.
—No Lorenzo. —respondió sin mirarme. —Saldremos de viaje, Azul, tú y yo.
Eso era algo que no me esperaba. ¿Qué demonios lo llevo a tomar esa decisión?
Aquí no estábamos muy seguros que digamos, pero al menos no nos habían encontrado.—¿Por qué? —pregunté sin quitar mi mirada de él. —¿Por qué de repente crees que tenemos que irnos?
No era tonto, sabía que algo había cambiado. Uriel tenía trabajo, personas a su cargo y esto era una gran vuelta de tuerca.
—Tengo ganas de visitar a algunas personas. No creas que es por ti, Lorenzo, a veces hago este tipo de viajes relámpagos. —seguía sin creerlo, pero fingiría que sí, al menos hasta que se atreva a decirme la verdad.
—¿Qué pasará con el trabajo?
—Ayer contraté a cinco hombres y deje todo listo para que alguien se encargue de todo, mientras regreso, obviamente. Cubrí cada espacio que debía, ya te lo dije, no es la primera vez que necesito un cambio de aire. —Se encogió de hombros, restándole importancia a todo.
—Esta bien, si tú lo dices. ¿A dónde se supone que iremos?
—¿A dónde más? Al único lugar en el que no te buscarían, iremos a la manada.
Lo único que sus palabras provocaron en mi, fueron enormes carcajadas. ¿Él quería que me maten? Porque eso es lo que pasaría en un maldito lugar lleno de lobos.
Ellos simplemente me tomarían y me quitarían parte por parte, antes de empezar con Azul.Lo miré, rascando mi ceja izquierda, tratando de considerar si podría golpearlo y huir con mi hija de aquí, dándome cuenta de que sería completamente inútil.
—Los lobos nos buscan, ¿Entiendes esa parte? No jugaran con nosotros o nos ofrecerán un poco de maldito te. Ellos van a matarnos, no alcanzaré a poner un pie allí sin que antes alguien salte sobre mi.
—Deja de ser exagerado. El hecho de que seamos lobos, no nos vuelve sádicos o algo parecido. Somos una familia.
Sí, era algo que Laura y su hermano compartían… el amor familiar.
—¿Qué me asegura que no terminaré muerto?
—¿Acaso no confías en mi? ¿No he hecho lo posible por mantenerte seguro? —él lo había hecho. A decir verdad, estaba exponiéndose al tenernos aquí, pero parecía que no nos dejaría irnos, nos llevaría con él si o si.
—Lo has hecho, pero una cosa muy diferente es llevarme directamente a la boca del lobo.
—Ya estuviste en la boca del lobo y no pareció desagradarte. —Espetó con una sonrisa de lado. —Además allí nada te pasará, tendrás a Rubí cerca y espero que eso te haga sentir mejor.
Era un golpe bajo sacar ahora la cuestión de nuestro acercamiento, pero debí imaginarlo, ya que lo hacía a su conveniencia.
No podía negarme, de lo contrario no tenía a donde ir. Si salía era hombre muerto y tenía que ver por Azul. ¿Pero quien me aseguraba que allí estaríamos a salvo?Podía confiar en Uriel, pero no sabía si me sentiría de la misma manera con respecto a los demás.
—Deja de pensar en lo que podrán o no hacerte, no te conocen. Además ya te he dicho hasta el cansancio que nadie daña cachorros, por lo que Azul no tendrá de que preocuparse. —lo vi poner los ojos en blanco y mirar hacia los lados, tratando de comprobar si olvidaba algo.
—No puedes venir de un día para otro y decir, nos vamos a la manada. ¿Qué esperabas? ¿Qué saltará feliz y aceptará sin dudarlo? —necesitaba saber que había cambiado, que lo había llevado a tomar una decisión tan apresurada como esta— Debiste imaginar que reaccionaría de una manera como esta.
—Lo sabía, pero sé que terminaras aceptando.
Lo odiaba, habían momentos en que odiaba la gran confianza que sentía en si mismo.
—¿Y qué demonios te lleva a pensar que aceptaré ir? —pregunté alzando una ceja.
—Tu principal preocupación fue, es y será Azul, por lo que no la expondrás. ¿Qué piensas hacer? ¿Sacarla afuera y esperar que los encuentren? No durarían dos horas, no con ellos buscándolos. En cambio estoy ofreciéndote un lugar seguro, donde no los buscarán, donde podrán caminar por las calles tranquilos y no volver a preocuparte. No sé que más puedes necesitar Lorenzo, es momento de centrarte en las prioridades.
—¿Por qué ahora? Pudiste llevarme allí desde el primer día.
—Ya te lo dije, tengo que personas a las que extraño y quiero ver. Además necesito hablar con Gael y saber que hará de ahora en más.
Lo observe y consideré mis opciones, la verdad es que no tenía algo mejor, era ir o esperar a que nos atrapen.
Suspiré y maldije mi suerte.—Tú ganas, pero solo porque no quiero que nada le suceda a mi hija. Confió en ti Uriel, no hagas que me arrepienta.
—Lo mismo digo Lorenzo. No solo estoy llevándote al lugar en el que se encuentran las personas más importantes para mi, confiando en que no harás nada que los exponga. Sino que confió en que sepas comportarte y no porque hay unos pocos lobos que te persiguen, nos juzgues a todos con la misma vara. Allí encontraras personas en verdad agradables.
No podía decir lo contrario, no cuando Laurie me había ayudado anteriormente y cuando Gael había trabajado en poner a mi amiga bajo su ala protectora.
Solo debía confiar, al menos un poco.■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■
Adivinen ¿Quién tiene sueño y debe seguir estudiando?💔💔💔
■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■■

ESTÁS LEYENDO
Pocas pulgas
WilkołakiLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...