Beau
Salir iba un poco difícil, nos habíamos bañado, pero debí saltar nuevamente el balcón para buscar algo de ropa. Hacer eso fue quizás la peor idea, porque me vi siendo cuestionado, por alguien a quien no tenia porque importarle mi vida.
Christa debía enserio agradecer que le permitiera quedarse a pasar la noche, cualquiera en mi lugar la hubiera enviado a su casa, sin siquiera un pensamiento de preocupación. Pero lo hice y ahora se creía en el derecho de cuestionar donde estaba y con quien.—No intentes ponerte en un lugar que no te corresponde, ni te conviene Christa. Tuvimos nuestro momento, pero paso y no tengo ganas de repetir ¿Entiendes? —podía sonar como un miserable bastardo, pero ella debía entender que ya no era nada más que una vieja amiga en mi vida.
—¿Es por ella? ¿Es tu nuevo juguete sexual?
—Mi vida privada no es tu problema, ya deja eso. Y no, no tengo ningún maldito juguete sexual, ten un poco de respeto ¿O de esa misma forma te consideras tu?
—Los escuche ¿Por qué ella y no yo? Tenemos una historia juntos Beau.
—No tenemos una mierda, ambos siempre supimos que lugar ocupábamos en la vida del otro. No quieras jugar a la mártir. —Saqué una camisa y un pantalón de jean y caminé hacía el baño.
—Estuvimos follando por meses, es casi una relación.
—Tú misma lo has dicho, “casi” . Mira, no quiero herirte y en verdad no te pedí venir, si te permití quedarte, no fue para que folláramos, sino para que no te pase algo grave. —terminé de vestirme y me miré en el espejo, era una basura, pero no estaba engañándola. —Eres una buena chica y eres bonita, pero yo no quiero algo serio. Tampoco eres tonta y seguro notaste que llevo semanas pasando de ti ¿No te dio eso una maldita señal?
Estaba poniendo un poco de gel en mi cabello, cuando comenzó a romper las cosas de mi casa. El ruido de vidrios quebrándose, me hizo salir con rapidez, encontrándola arrojando los adornos contra las paredes.
—¡Solo jugaste conmigo bastardo!
—Deja todo eso o lo descontaré de tu sueldo. ¿Estas loca acaso? No puedes ir a casa de las personas y romper sus cosas, incluso puedes lastimarte.
—Eso no te preocupa, nada lo hace. Pero no me lastimaré, te lastimaré a ti. —comenzó a arrojar tantos adornos como pudiera en mi dirección, fallando algunos por muy poco. —Cobarde.
—Cálmate Christa. —comencé a acercarme, con cuidado de que ninguna de las piezas que arrojaba me diera.
—Mentiroso, poco hombre.
Ella estaba totalmente fuera de si, tendría que empezar a tener cuidado con las chicas que elegía, al parecer algunas estaban muy locas.
Pensar en personas locas, me hacia pensar en Laurie. Sin duda ella era una demente, pero también provocadora e impredecible, quería controlarla y no lo permitía, era como un reto eterno, uno que nunca terminaba de cumplir.Me gustaba, Laurie me gustaba mucho y a pesar de que creí que al tener sexo, saciaría mi atracción hacía ella, no fue así. Esa chispa aún estaba y quería volver a esa habitación y no salir por al menos otros dos días más.
Pero ahora tenía un problema que solucionar, antes de que mi casa terminará hecha pedazos.—¡Ya cálmate, maldita sea! ¿Quieres terminar detenida? Estoy comenzando a impacientarme y no tardaré en denunciarte y pedir una orden de alejamiento, estas completamente desquiciada.
—¿Por qué Beau?
—Porque estas destrozando mi casa, maldita loca. ¿O esperas que me quede tranquilo mientras arrojas cada cosa que encuentras?
—Eso no Beau, ¿Por qué no puedes quererme? —ay no, esta era una de las razones por las cuales no hacía lo de las relaciones.
—No lo sé, simplemente no lo siento. Podría mentirte o ser menos crudo al decirte la verdad, pero eso solo te daría esperanzas tontas que te lastimarían en el futuro, por eso me veo en la obligación de ser sincero, no te quiero Christa.
—Nunca dejas de ser un idiota. —llorisqueó, volviendo a arrojar adornos.
—¡Ya me cansaron! ¿No ven la hora? Es temprano para hacer escándalos, terminaran por atraer policías y hasta a los bomberos. —Laurie entró por el balcón y tomo el brazo de Christa, empujándola fuera de la casa. —Ten un poco de amor propio, ¿Por qué romper las cosas que no te han hecho nada? Como se nota que a ti no te costaron.
Parecía un tonto parado simplemente observando como sin ninguna dificultad la sacaba, a pesar de que Christa forcejeaba para que la soltara.
Estaba divertido, no podía negarlo. Laurie parecía una fiera, haciendo las cosas a su modo. Era una chica decidida , pero eso podría ocasionarle muchos problemas, iba a tener que tener un ojo sobre ella.—¿No te cansas de esto? Escenas de celos y disturbios por doquier. —preguntó cerrando la puerta en las narices de Christa.
—Esto no fue mi culpa, recuerda que fuiste tú quien la invito.
—Mira que armar tanto alboroto por un hombre, habiendo tantos. Si esperas que algún día me comporte de esta manera por ti, desde ahora te aviso que no lo haré, no eres tan increíble. —bufó, poniendo sus ojos en blanco. —Eres bueno y me lo demostraste, pero así como tú, muchos más pueden hacerme venir en la cama.
—¿Acaso tratas de ponerme celoso pececito?
—¿Por qué demonios estarías celoso? Solo nos acostamos. —fruncí el ceño, sintiendo que no era lo que esperaba que dijera. ¿Dónde estaba la expectativa? ¿El coqueteo?
—Y lo volveremos a hacer, pero me tomaste por sorpresa, eres la primera en decirme algo así.
—¿Herí tu orgullo de macho? Lo siento, pero ¿No iríamos a desayunar? Apúrate, debes llevarme por mi auto, hoy no aceptaré que me traigas.
Me quedé observándola unos momentos, mientras la veía tomar uno de los trozos de porcelana del suelo, examinándolo con detenimiento, para luego arrojarlo nuevamente al montón.
—Ya que la invitaste, deberás ayudarme a limpiar este desorden. —ella no podía dejarme todo este trabajo a mi solo.
—Claro, no se me caerán las manos por juntar unas piezas de vidrio y porcelana. Pero ya apúrate, muero de hambre y es por tu culpa. —me dio un guiño y una pequeña sonrisa.
Negué y me acerque a tomar mi billetera, enserio me gustaba esta chica y no me detendría hasta que pudiera aplacar ese carácter luchador que tiene.
Pero no era solo eso, quería doblegarla y al mismo tipo era lo que más me gustaba. Era decidida y apasionada, intensa y provocadora, no solo a la hora de hablar, sino también cuando estábamos juntos. Me atraía y me confundía, por eso debía doblegarla, antes que ella me doblegara a mi.
![](https://img.wattpad.com/cover/250942449-288-k685321.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...