Samara
Había pasado una semana y seguía igual de triste, reproduciendo todo lo que sucedió aquel día. La charla, el como me fui, la discusión con mis padres, todo. Era como auto torturarme, cualquiera creería que me gustaba sufrir, pero no era así.
Las cosas seguían iguales, nada había cambiado. Aryeh mandaba mensajes, tratando de saber como me encontraba, pero no podía responderle. Su actitud conformista me había decepcionado un poco y en muchas ocasiones llegué a preguntarme, si habría actuado de la misma manera si yo fuera su compañera.Ese pensamiento fue aún peor, porque pensaba en que quizás me quería, pero no de la misma manera en que yo lo hacía.
Luego estaban mis padres, con quienes aún mantenía una relación distante. Ellos trataban de acercarse, pero se les dificultaba, ya que pasaba la mayor parte del día encerrada en mi habitación.Michael solía llamarme bichito de luz. ¿Qué pensaría al saber que ahora sentía como me apagaba?
Habían surgido en mi sentimientos que no creí poder sentir, ahora era resentida, orgullosa y pesimista. Deseaba tanto volver a ser la antigua Samara, la alegre chica que encontraba algo bueno en cada situación. ¿Dónde se escondería?Pensaba y pensaba, solo eso hacía, fue así como me encontraba ahora, mientras le quitaba las orillas a mi sándwich. Me era imposible no recordar, incluso con esta simple acción a Aryeh, él había prestado atención a cada cosa que hacía.
Le di un mordisco, cuando escuche a mis padres entrar a la casa. Ellos venían discutiendo algo y aunque no me debería importar, lo hacía.—No creo que sea conveniente decírselo, ya has visto como actúa. Si se entera ahora solo creerá que nosotros le pedimos que lo haga.
—No lo sé Logan, yo creo que mientras más tiempo pase, más enojada se pondrá. Sé que Aryeh quería esperar, pero luego de todo lo que nos dijo, no quiero seguir alejada de mi hija. —la culpa pinchó dentro de mi, estaba lastimando a mi madre con mi actitud.
Tal vez me estaba pasando y sí me comportaba como una niña, yo los extrañaba y quizás debería hacer el intento de acercarme.
—Tampoco lo quiero, he pensado en todo y tiene razón. La amamos, pero tratamos de mantenerla siempre en algodones. Tengo tanto miedo que se aleje, que alguien la lastime.
—Sí, yo siento lo mismo, pero ambos sabemos que Aryeh sería incapaz de lastimarla. Por Dios Logan, viste como estaba ese chico, me recodó a ti cuando volví al convento. No me gusta verlos sufrir. —escuchar que Aryeh estaba mal me dolía, aunque él decidió hacerle caso a mi padre, lo amaba y no quería saber que estaba mal.
—¿Y de qué otra forma estaría? Es su compañero. No pueden estar alejados, lo peor es que el culpable de eso soy yo, pero lo hice porque creí que era lo mejor.
En cuanto lo escuché todo se detuvo y el sándwich en mi mano se cayo. ¿Aryeh era mi compañero? Eso me hizo comprender muchas cosas.
No hacía mal al quererlo como lo hacía, sino todo lo contrario.—¿Aryeh es mi compañero? —pregunté acercándome a la sala.
Ambos al verme allí se quedaron quietos, seguramente esperaban que aún estuviera encerrada en mi habitación.
—Cariño ven, siéntate con nosotros. —miré a mi madre y asentí.
—¿Lo es? —insistí.
—Sí, Aryeh es tu compañero. —respondió mi padre. — Nos lo dijo cuando nos pidió permiso para andar contigo. La verdad creí que te lo diría en ese mismo momento, pero me sorprendió al no hacerlo.
—¿Por qué no me lo dijo?
—Creo que él quería que te enamores de sus actos, de su personalidad, de él y no por la conexión que tienen. —sonreí cuando mi madre dijo eso. Sin dudas me había enamorado de él.
—Eso es lo que me hizo ver que era un buen chico, cualquiera hubiera utilizado esa información para acercarse, pero él no. Si no hubiera pasado lo de la fiesta, no tendría nada en su contra.
—Tengo que hablar con él. —No me importaba la hora, no me importaba nada.
—Es muy tarde, lo mejor es que esperes hasta mañana. —No podía, estaba demasiado feliz como para esperar.
Si Michael creía que antes brillaba, debía verme ahora, brillaba como cuatro bombillas juntas.
—No puedo esperar, papá necesito verlo.
—Y lo veras, mañana. Ahora descansa y piensa que has resistido una semana, puedes esperar unas horas más. —mordí el interior de mi labio, lista para negarlo, pero preferí quedarme en silencio.
—¿Entonces cambiaste de opinión sobre esa tontería de mantenernos alejados?
—¿Qué quieres que te diga? Odio la idea de verte triste y luego de la lección que nos diste a tu madre y a mi, solo me queda aceptar que estas lista.
—¿Lo estas diciendo en serio? Porque luego puedes arrepentirte y te aseguro que no volveré a dejarte tan sencillo el que me alejes de mi compañero. —Entonces sonreí. — ¿No suena bonito?
Los miré a ambos y sabía que debía disculparme por ser un poco cruda en mis declaraciones, no solo eso, también por mi comportamiento los últimos días.
—¿Eso te hizo feliz, verdad? —asentí hacía mi madre, me sentía flotando.
—Mucho. Estos días lejos de él, me di cuenta de la magnitud de mis sentimientos y tengo que confesar que me asustaba la idea de que encontrara a su compañera. Quería convencerme de que estaría bien con ello, porque él sería feliz, pero no podía, porque yo quería ser quien lo haga feliz.
—Ahora que lo sabes, puedes calmarte cariño. Mañana te llevaré a casa de los Doll, aprovecharé para hablar con Mich y tú con Aryeh. Ahora deja de saltar en la silla. —con eso volví a reírme, no había notado que lo hacía.
—Antes quiero decirles algo. Sé que fui muy fría cuando hable con ustedes, pero en parte siento todo lo que les dije. Con esto no quiero que crean que se los recrimino, porque no pude tener mejores padres en el mundo, pero ahora quiero que me permitan tomar mis decisiones, si me equivoco quiero aprender de ello. Pronto me iré a la ciudad y no los tendré para cuidarme, debo prepararme para hacerlo desde ahora.
—Lo hemos hablado con tu padre, si nos pides ayuda estaremos, pero ya no vamos a asfixiarte con nuestro amor. Lo guardaremos para ocasiones especiales.
—¿Me perdonan por hablarles como lo hice?
—No tenemos que perdonarte nada, necesitábamos escucharlo. ¿Tú nos perdonas por todo?
Los abrace. No tenía nada que perdonarles.
—En serio los amo y el que ahora haya entrado Aryeh a mi vida, no los alejará. Pronto tendremos al nuevo bebé— lleve mi mano a la barriga de mi madre— y a un sensible Doll en la familia.
—¿Uno? Olvídalo cariño, ellos vienen en combo. No puedes tener al cachorro sin el viejo perro detrás.
—Michael llega a oírte llamarlo viejo perro y estaría en verdad molesto.
—Recuérdame decírselo mañana cuando vayamos.
Asentí, con una gran sonrisa en mi rostro. Era tan bueno recuperar mi trato con mis padres, ahora solo me faltaba volver con cierto lobito masoquista. El cual acababa de descubrir que era mío.
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Pocas pulgas
WerewolfLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...