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Aysel

—¿Por qué no me dijiste que lo conocías? —preguntó totalmente molesta mi hermana, en el mismo instante en que Cedric se alejo de nosotras.

Tan descarado, había hablado con mi hermana, quien no sospechaba que el brillo de picardía que había en sus ojos, era por provocarme. Disfrutaba el hecho de ponerme nerviosa.
Incluso cuando se despidió, dejo su brazo mucho más tiempo del que debería en mi cintura.

—Porque no lo conocía. —respondí y noté que esperaba más. —Acabo de cruzarlo abajo, me impidió acabar con un ladrón, pero nunca me dijo quien era. ¿Cómo siquiera iba a sospechar que era el primo de Laurie? Ni siquiera sabía el nombre de ese maldito loco.

—¿Qué ibas a acabar con un ladrón? ¡Por la Diosa Aysel! Solo te dejo unos momentos a solas y atentas contra la vida de alguien. ¿Cómo se supone que este tranquila cuando andas sola?

—Él intentó agredirme, yo solo me defendí. —me encogí de hombros y empecé de caminar hacía Faith, quien ahora se encontraba sola, con el teléfono en su mano. —Iré un rato con Faith, desde aquí puedes vernos si temes tanto.

Me tranquilicé al ver que no me seguía, no tenía ganas de seguir dándole explicaciones, no tenía nada que decirle.

—¿Escapando de tu hermana? —me preguntó una animada Faith.

—¿Escapando de tu familia? —devolví, al notar que el teléfono solo era una excusa para alejarse del lugar donde sus padres y los demás no dejaban de tomarse fotografías.

—Traté de no ser tan obvia, pero al parecer no funciono, ya que te diste cuenta.

—Bueno yo sí traté de ser muy obvia, Diosa, me estaba ahogando a preguntas. Tienes suerte Faith, si quieres solo puedes huir a tu habitación, mientras yo debo quedarme y ser presa de las fieras. —no solo de mi hermana, también de Cedric, quien parecía que intentaba atraparme constantemente con su mirada.

—Ven conmigo, nadie notará que nos escapamos un poco. —La seguí hasta su habitación, donde sin ninguna vergüenza, me deje caer en la silla más cercana a la ventana.

No sabía cuanto tiempo más nos quedaríamos, esta hora, se sentía como si hubieran sido diez. Si no nos íbamos pronto, iba a enloquecer, o ceder, y no sabía cual era peor.

—¿Con quién hablabas Faith? ¿Te ha vuelto a marcar? — a pesar de haber cambiado su número dos veces, su ex novio, había encontrado la forma de conseguirlo y no dejaba de intentar comunicarse con ella.

—No, esta vez parece que no lo ha conseguido. De todas formas hablaba con Uriel, él es hijo de otro de mis tíos.

No sabía si era correcto esto, ya que si lo que quería era alejarse, hablar con las personas cercanas a él era algo errado.
Pero como la veía contenta, preferí mantener ese pensamiento solo para mi.

—Háblame de Cedric—le pedí— ¿Qué tal es?

—Es intenso, puede parecerte bromista a veces, pero no te dejes engañar, es el más decidido. Es un buen amigo, siempre esta ahí para animarte o hacerte sentir bien, pero de igual manera puede regañarte. Cuando toma una decisión, es demasiado difícil hacerlo cambiar de opinión. ¿Por qué lo preguntas?

—Es solo que me parecía demasiado relajado para ser verdad, sabía que dentro escondía muchas cosas. —eso era mejor que decirle que me preocupaba conocer mejor al que era mi compañero.

—Sí lo hace, como tú, no creas que no note tu comportamiento hoy. ¿Qué esta pasando contigo Aysel?

—No se lo digas a nadie, pero hoy terminé con Pablo. Me tarde en hacerlo y quizás eso provocó que él creyera, erróneamente, que las cosas entre ambos marchaban bien.

—¿No acepto el corte?

—No, es más que eso. Estoy segura de que va a seguir insistiendo, pero no hay manera de que vuelva con él. —mucho menos ahora. — Lo único que su actitud puede conseguir es que todo el cariño que siento, se transforme en odio.

—Tu hermana debe estar feliz con esto. —si tan solo lo supiera…

—No lo sabe, ni ella, ni nadie y espero que continúe de esa manera.

—Yo no diré nada, pero es algo que sabrá tarde o temprano. —No solo eso, también sabría que Cedric es mi compañero. Bueno, todos lo sabrían.

—Lidiaré con ello cuando llegue el momento, pero ahora no quiero que empiece con sus cosas de siempre, eso me agota.

—¿La idea de buscar a tu compañero?

—Sí.

—¿Qué harás si lo encuentras? —esta conversación empezaba a disgustarme y quería volver al caos que era la fiesta afuera.

—Nada. ¿Por qué debería hacer algo? Tengo un poco de sed, volvamos a la fiesta. Además, estoy segura de que mi guardiana debe estar buscándome por todas partes.

—Vamos. Espera, adelántate, buscaré algunas cosas. —Asentí y salí, adentrándome al ruido y las tontas conversaciones que venían dándose.

Pasee mi mirada encontrando a Cedric riendo, como si nada lo preocupara, junto a Beau y a Laurie. También encontré a mi hermana, quien al parecer no noto mi ausencia, junto a Benjamín y Summer.

—¡Aquí estas! ¿Dónde te habías metido? —sonreí cuando abrace a Laurie.

—Estaba con Faith, necesitaba un respiro. ¿Y tú? Pareces muy feliz junto a tu primo.

—Lo extrañaba, pero lo noto extraño, algo disperso. Estoy deseando que la fiesta acabe para descubrir qué le pasa.

—Yo lo veo bastante divertido. —aventuré una nueva mirada en su dirección, para encontrarlo observándonos sonriente.

—Lo esta, pero eso no quita que oculte algo, créeme lo conozco y no descansaré hasta descubrir de que se trata.

Asentí, deseando que la tierra se abriera. Si Laurie se lo proponía, ella no iba a descansar hasta saberlo todo. Y eso era algo que no me convenía, no deseaba que nadie se enterara que Cedric era mi compañero. No aún.



Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora