C.2

3.8K 547 82
                                    

Lorenzo





No podía creer que Laura haya sido tan inconsciente, había dejado la casa de mis tíos, aunque le había dicho hasta el cansancio que era el lugar más seguro en el que podría quedarse.
Ya estaba en suficientes problemas por su culpa y al parecer no se acabarían en un largo tiempo.

Aquella chica agradable y tierna que aparentaba ser, había quedado en el olvido. Desde que descubrí el secreto que su familia guardaba, solo problemas se formaban a donde sea que fuera.
Como hace unas semanas, cuando sus hermanos me confundieron con un chico inocente, cuyo único mal fue circular en la calle.  No sabía como supieron que estaría allí, parecían saberlo todo, pero cuando Rubí me dijo que vio a los lobos matar a alguien, me tomó todo de mi no mostrar el miedo que congelaba mi sangre.

La verdadera victima debí ser yo, era a quien buscaban, de quien querían deshacerse y ahora la usaban para llegar a mi.
Me sentía culpable, pero prefería que creyera que se trataba de una venganza, no podía decirle que me involucré con la hermana pequeña de un alfa. No solo eso, sino que de la que sería una sola noche, una simple aventura, como la mayoría de las cuales salvaba mi trasero, nacería Azul.

La pequeña no tenia la culpa de nada, ella solo había sido la consecuencia de unos padres alcoholizados, incapaces de utilizar un jodido condón.
Pero ahora los tres estábamos en la mira. Laura, quien según los suyos los había traicionado, Azul, por ser algo que no debería existir y finalmente yo, por tener la peor suerte en el maldito mundo.

Había estado con tantas que había perdido la cuenta, pero nunca había pasado tantos problemas como ahora.
¿Qué diría Rubí si lo supiera? Demonios esa jodida loca era capaz de dispararme en las bolas.

En cuanto llegué, bajé apresuradamente, rogando que nada malo sucediera. No quería ser exagerado, pero tenía una jodida manada de lobos detrás de nosotros.
Al abrir la puerta, encontré a Laura bebiendo un vaso de whisky, mientras su mano no paraba de temblar.

—¿Qué diablos haces aquí Laura? Habíamos quedado en que te quedarías allí escondida. ¿Por qué rayos saliste? —cuestioné, cerrando la puerta de un fuerte golpe.

—Agradece que salí a tiempo. No me jodas Lorenzo, me aseguraste que allí nadie me encontraría, pero tuve suerte de salir cuando lo hice. —Dejó el vaso en el mueble del teléfono, antes de frotar sus manos sin parar. —Cinco minutos más y uno de mis primos nos hubiera atrapado. Créeme Lorenzo, no quiero estar aquí, pero necesito ayuda.

—¿Y Azul? ¿Dónde esta?

—La deje dormida en tu habitación, algo difícil ya que estaba muy asustada.

Tenía que pensar otro lugar al cual llevarla, pero no se me ocurría a donde. Creí que en la casa de mis tíos estarían bien, ya que llevaba años abandonada, pero al parecer me equivoque.
Mi teléfono sonando sin parar tampoco ayudaba. Pero cuando lo saqué, queriendo saber de quien se trataba, maldije al comprobar que era Rubí. Y si algo me faltaba para hacer de mi noche una mierda, eran más problemas.

Lo sentía por ella, pero esta noche tenía que arreglárselas sola, ahora tenía que concentrarme en proteger a mi hija.
Azul solo tenía un año y me había enterado de su existencia hace solo cinco meses, cuando Laura había agotado sus escondites y no le quedo más remedio que venir y pedirme un poco de ayuda.

Recuerdo como lo primero que hice fue pedir una prueba de ADN, no queriendo creer que esa pequeña niña era mi bebé, pero para mi sorpresa, eso se había comprobado.
Desde ese preciso momento, había empezado una especie de doble vida. Por un lado me volvía loco tratando de mantener a mi hija segura y por el otro, me mostraba relajado y ajeno a mi paternidad frente a todos. Sabía que Román, el hermano de Laura, tenía varios pares de ojos puestos en mi.

—Iré a verla. —comencé a caminar hacía mi habitación, solo para ser detenido por ella.

—No. Primero necesitamos una maldita solución, entiende que no te pido ayuda por mi , sino por nuestra hija. ¿Qué crees que le hará mi hermano si la encuentra? Demonios Lorenzo, él odia a los humanos, los cree seres muy bajos y ella tiene una parte de ti.

—¿Y crees que no lo sé? —gruñí entre dientes. —En todo lo que pienso es en Azul, en que tengo que cuidarla, protegerla y llevarla a un lugar donde tu hermano no pueda encontrarla.

—Estaba por irme a la cama cuando los escuché, sigo sin poder creer como salí de allí tan rápido.

Esto no podía seguir así, necesitaba encontrar una solución para esto y necesitaba hacerlo ahora.

—Quizás podría hablar con Rubí. —dije para mi mismo— Ahora mismo ella tiene alguien que esta protegiéndola, podría conseguirles alguien a ustedes dos.

—Deja a esa zorra fuera de todo esto, ya se ha metido demasiado entre nosotros, ¿No lo crees?

Al parecer aún no había disculpado a Rubí por hacerse pasar por mi esposa, pero era su culpa y no de mi amiga.
Habíamos hablado de que solo sería una noche, algo informal y que no se repetiría, pero a la mañana siguiente, Laura simplemente quería quedarse en mi cama y en mi casa, por lo que mi falsa esposa, volvió a entrar en acción.

—No es momento para tus malditos celos, ahora debemos pensar en nuestra hija. —no debía recordarle que el problema aquí era su familia.

—No me importa, no la quiero cerca de mi hija…

—Nuestra hija, no lo olvides Laura.

—¡Como si pudiera olvidarlo! Pero de igual manera no la quiero cerca.

Rodé mis ojos y elegí ignorar esta discusión, ahora solo quería comprobar que mi hija se encontrara bien.

—Como sea. Esta noche no podrán ir a ningún lado, así que se quedaran aquí, pero mañana buscaré un lugar seguro para ambas y las sacaré con cuidado.

—De acuerdo.

Suspiré, mientras el llanto de mi hija comenzó a escucharse. Mi casa era un lugar muy seguro, pero no era impenetrable, por lo que si se lo proponían  lograrían entrar. Es por eso que debía alejarlas cuanto antes.
Por mucho que me gustará tener a Azul aquí, un bebé llamaba demasiado la atención.

—Ahora sí iré con Azul. —Terminé de caminar hacia mi habitación, tomando a mi pequeña princesa.

Si había logrado ocultar y mantener segura una noche a Rubí aquí, también podría cuidar y proteger a Azul.







Pocas pulgas    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora