Aysel
Los últimos dos meses pasaron y con ellos llegaron muchos cambios. Con Cedric, reforzábamos cada vez más nuestra relación, al punto de parecer que llevamos años juntos.
Summer y Benjamín, planeaban su regreso a la manada, aunque se mostraban aún inseguros de dejar a Faith irse sola. En cuanto a esta, mostraba un gran cambio, se la veía más alegre, enérgica, por mi parte consideraba que este viaje le daba una gran esperanza.Laurie y Cedric, tampoco estaban muy seguros de verla irse. Por lo que me habían contado, en sus planes estaba venir juntos a vivir a la ciudad, pero nada salió como esperaban. Un sueño de niños, que con el pasar de los años fue adquiriendo los cambios de la realidad.
Ninguno espero que Laurie conociera a Beau tan pronto o que Cedric me encontrara, tampoco esperaron que Faith y Gael hicieran que el romance de unos niños se transformará en un amor, que los terminó alejando, pero ahora todos son adultos y pueden afrontarlo.Esto solo les demostraba, al igual que a mi, con lo que sucedió con Pablo, que por más que planeáramos cosas y pusiéramos esfuerzo en que salga tal cual lo queremos, el destino puede tener sus propios planes y debemos ser fuertes e inteligentes para adaptarnos a ellos.
Ahora que no tenía la universidad para ocupar mi tiempo, busque algunos cursos para perfeccionarme y un trabajo, para ayudar en los gastos de la casa. Trabajo que finalmente hoy conseguí y no veía la hora de poder contárselo a Cedric, pero debería esperar a la hora de la fiesta, lo cual no estaba muy lejos.
—Pareces muy feliz. ¿Qué sucedió que te ha puesto así? —le sonreí abiertamente a mi hermana.
—Conseguí trabajo, no es algo muy importante, pero es un comienzo.
—Eso es genial Aysel, sé que llevas tiempo buscando. Pero también quiero que te relajes un poco, llevas tiempo exigiéndote demasiado.
—No es mucho, además queda cerca del instituto. Por lo que saliendo del curso, iré directo al trabajo y luego tendré el día libre. —estaba tan contenta que me sentía flotar.
—Solo no pongas demasiado en tus hombros.
—Lo prometo su capitán—bromee, llevando mi mano a mi cabeza en señal de saludo. —Ahora iré a preparar el vestido para la fiesta de esta noche.
Solo me quedaban dos horas, dos horas y estaría con Cedric. Además hoy conocería a sus tíos y a su prima, me sentía curiosa por la cantidad de cosas que ellos me habían contado, pero por ahora debía esperar…
(***)
—Entonces mi abuela habló sobre cocinar algo rápido y mamá insistió en ayudarla, alegando haber mejorado en la cocina, lo cual es totalmente falso. Créanme, fue un desastre, pero por suerte papá y yo pudimos cocinar algo. La cosa terminó con la abuela regañando a mamá por no dejarla pedir comida, mamá diciendo que no volverá a acercarse a una cocina y el abuelo casi intoxicado el día de su cumpleaños. —Desde que llegó, Samara no había dejado de hablar y me hizo admirar la capacidad de retener aire que tenían sus pulmones. — No te rías Faith, no sabes lo mucho que agradezco haber heredado los dotes culinarios de papá.
—Yo no sé como tía Sophie ya no se rinde, la cocina no es lo suyo. —dijo Faith, secando las lágrimas de sus ojos.
—La esperanza es lo último que se pierde. —respondió esta con una enorme sonrisa. —Hablando de esperanza, aún espero que me visites en la manada, me están dejando sola.
Todo en este chica me transmitía paz, era extraño, pero mientras la veía allí sentada sonriéndoles a todos, esperaba que una jodida aureola apareciera en su cabeza.
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Pocas pulgas
Hombres LoboLibertad... Laurie Adams había ansiado llegar a la ciudad desde pequeña. Las cortas escapadas que hacia junto a sus padres para visitar a sus abuelos, no eran suficientes para satisfacerla. Pero ahora con dieciocho años recién cumplidos y lista para...