332. Respira...

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Faltaban escasas horas para que el oscuro cielo de Polis resplandeciente de estrellas clarease en tonos rosas y amarillos el firmamento.

Cuanto más se acercaba la hora más ansiosa se sentía Aranae en su interior. La Heda de los Catorce Clanes no era ninguna insulsa, no era idiota. Notaría que mentía en cuanto abriese la boca.

Sería una estupidez por su parte tener ocasión y no delatar a su hermana por lo ocurrido en Nakshatra pero sentía que no debía hacerlo.

Aranae reconocía tener muchos defectos pero la traición no se encontraba entre ellos.

Por suerte para Hashelee...

No podía dormir. Se sentía cansada, extenuada por la situación y por el largo viaje pero era incapaz de cerrar sus ojos y abandonarse al sueño por la preocupación de sufrir aquellas horribles pesadillas nuevamente.

Las manos le temblaban solo de pensarlo y la respiración sencillamente le cambió.

Aranae que había salido a la destartalada terraza perteneciente a las estancias de los Natblidas en busca de aire fresco que la apaciguase se llevó la mano al pecho mientras cerraba sus ojos y la llevaba después a su estomago sintiendo verdaderas ganas de vomitar.

Ni siquiera era consciente del aire que estaba conteniendo hasta que los ojos se le llenaron nuevamente de lágrimas y toda la acumulada tensión llegó a ella en forma de golpe.

Aranae tuvo que apoyar la mano de la pared e inclinarse sin poder dejar de respirar pesadamente sintiendo el corazón latirle con fuerza dentro de su pecho.

—¿Aranae? —susurró Treior quedamente desde alguna parte cercana.

Ella apenas escuchó la voz sintiendo la necesidad de aire volverse mayor, a cada rápida respiración un frío sudor le recorría el cuerpo y la opresión en su pecho se volvía más y más apremiante haciendo que aquellos temblores se volviesen algo peor.

¿Qué iba a ocurrir ahora?...

¿Qué iba a pasar con ella una vez Heda se enterase de que había permitido que su hermana se librase de su justicia?...

¿Qué le iban a hacer?...

Treior que no dormía como los demás había escuchado sus pasos y la había seguido hasta la terraza con desconcierto pero al verla así ese desconcierto se había transformado en pura preocupación.

—Aranae, eh... —murmuró él con el ceño fruncido dando unos cautelosos pasos hacia ella al verla así.

Aranae que por instinto levantó la mano alejándose de él sacudió la cabeza incapaz de detener aquella reacción.

La iba a matar...

La Heda de los Catorce Clanes imponía tanto como respetaba la ley, su ley e iba a lastimarla por aquello.

No temía morir, estaba preparada para hacerlo desde hacía ya mucho tiempo pero no sin darle la oportunidad de defenderse, no para que la ejecutasen por algo que no había hecho.

No para vivir la vida a la que ahora tendría que enfrentar sin remordimientos.

Aranae que apenas sintió las lágrimas deslizarse lentamente por sus calientes mejillas ni siquiera reconoció la presencia de Treior allí, muy cerca a su lado. Con la mirada fijamente clavada entre las grietas del suelo y el cerebro hilando un pensamiento tras otro mucho más rápidamente de lo que lo era su razonamiento, creyó estar a punto de vomitar.

Treior que se dio cuenta de que estaba peor de lo que en un primer momento parecía se acercó aún más a ella y agachándose buscó sus ojos casi con desesperación antes de acercar las manos a sus brazos y luego subirlas a su rostro.

—Aranae, Aranae mírame... —le susurró él perdiendo la mirada en sus preciosos ojos—. Todo está bien, ¿de acuerdo?.... respira... —le pidió sin dejar de mirarla comenzando a tomar aire por la nariz y a soltarlo por la boca lentamente para que ella hiciese lo mismo—. Céntrate en mi y respira....

Ella que pareció encontrar un atisbo de consuelo en sus ojos que por un instante intentó devolverla a la realidad sintió la vista nublarsele nuevamente por las lágrimas incapaz de impedir que Treior la viese así.

—Inhala... exhala... inhala... exhala... muy bien... muy bien Aranae... —dijo al verla esforzarse en coger aire por la nariz y soltarlo por la boca acelerada—. Muy bien... todo está bien... estás en casa... estás a salvo... nadie puede hacerte daño aquí, nadie... ¿entiendes?

Aranae que trató como poco de no ahogarse entre sus propias lágrimas al tiempo que intentaba aceptar y asimilar sus palabras asintió torpemente más queriendo convencerse a si misma que a él.

—Sigue respirando... lo haces muy bien... —le dijo él con insistencia y preocupación acariciando su mejilla suavemente en un intento por tranquilizarla.

Aranae que permaneció algunos minutos más haciéndolo hasta que su corazón desbocado pareció irse calmando poco a poco, escuchó como Treior iba a volver a decirle algo pero dando dos pasos hacia él se aferro con fuerza a su cuerpo abrazándole como jamás había abrazado a nadie sin poder dejar de llorar en su cuello.

Treior que no esperaba aquello la abrazó con fuerza queriendo apartar todo aquel dolor de ella cuando cerro sus ojos sintiendo a la chica llorar ahogadamente contra su hombro.

Lo había pasado tan mal...

Su hermana se lo había hecho pasar mal, su familia se lo había hecho pasar mal por todo lo ocurrido con su hermano...

Hashelee la había castigado más que suficiente por todo aquello y Aden, sin pretenderlo había jugado aún todavía más con todos aquellos heridos sentimientos.

Entendía lo que Aranae temía pero si Heda se enfadaba por ello, él asumiría cualquier castigo por ella, cualquier consecuencia que la verdad sobre Hashelee y su huida acarreara... lo único que deseaba es que Aranae estuviese bien, que volviese a ser la que era antes de todo aquello.

Y aunque sabía que tardaría en hacerlo, si no moría en el intento él la ayudaría a pasar por ello...

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora