Aranae que tenía las manos empapadas de la sangre de Halena intentaba obrar un milagro mientras mantenía clavada la hoja en el estomago de la heredera de la Coalición utilizando parte de su vestido para taponar la hemorragia.
—No te muevas, Halena... —murmuró Aranae intentando contener la hemorragia—. No te muevas...
Aranae que se volvió hacia Hashelee que las contemplaba perpleja desde el otro lado de la habitación temblando, presa del espanto y el horror de lo que iba a ocurrirle por lo que había hecho le tendió la mano a su hermana.
—Dame una de tus dagas —ordenó ella rápidamente insistiendo más al no verla reaccionar—. ¡Hashelee!
—Va a matarme... He...Heda va a... va a matarme por lo que he hecho de la peor forma posible... —murmuró completamente conmocionada la traicionera Natblida.
—¡Hashelee, eh! —le espetó Aranae presa de la tensión del momento—. ¡Dame, una de tus dagas!
Hashelee que pareció reaccionar se tanteó el cinturón sacando una de ellas antes de tendérsela temblorosa. Aranae que vio como el temblor provocaba que la daga se le cayese al suelo se estiró alcanzándola antes de agarrarla con fuerza y acercarla a una de las cercanas velas poniendo la hoja sobre la llama que enseguida comenzó a calentarla.
—Te vas a poner bien, ¿me oyes? —dijo Aranae quedamente dirigiéndose a Halena mientras presionaba sobre su estomago, sujetando la daga clavada en su piel entre sus dedos viéndola sisear de dolor—. Te pondrás bien... —fijándose en que la hoja comenzaba a enrojecer estirando todo lo que podía su brazo para alcanzar la llama temblorosa—. Aguanta un poco, ¿vale?... Un poco Halena... solo un poco.
—Yo... yo solo... yo no quería hacerle daño a ella... yo solo... —continuaba repitiendo Hashelee conmocionada sin poder apartar los ojos de Halena en el suelo.
Halena intentó llevar la mano a su vientre sobre la de Aranae pero la Natblida presionaba fuerte haciéndola lagrimear y temblar.
—Esto solo te dolerá un momento... —murmuró Aranae entre lágrimas sin poder dejar de temblar al sonreirle amargamente para calmarla sacando la hoja del fuego—. Seré rápida, muy rápida... si... lo seré...
Aden que irrumpía en aquellos momentos por la puerta vio estupefacto como Aranae arrancaba de un solo movimiento la daga incrustada en el estomago de Halena logrando arrancarle un lacerante grito de dolor, antes de presionar con la hoja al rojo vivo sobre su piel haciendo que gritase aún más fuerte.
—No, no... —intentó Aranae entre lágrimas viéndole entrar y llegar a Treior igual de extenuado por la carrera tras él—. No te muevas, no te muevas...
Treior que se quedo perplejo viéndolas ensangrentadas en el suelo y a Ivory muerta algo más allá mientras que Hashelee las miraba llenas de conmoción se apresuró a agacharse y sujetar a Halena para que no pudiese lastimarse aún más al tiempo que Aranae sellaba su herida con la ardiente hoja.
Aden que respiraba pesadamente aún viéndola así volvió la cabeza hacia Hashelee y ni siquiera se lo pensó. Con paso presto se abalanzó contra ella que cayó hacia atrás golpeándose la cabeza contra el suelo y Aden colocó las manos alrededor de su cuello con tanta fuerza como la que él mismo le sorprendió descubrir que tenía.
—¡Estás muerta, Hashelee! ¡Muerta!
Hashelee que gritó sintiendo como el grito moría en el aire al envolver Aden su cuello con las manos trató de llevar las manos a las suyas para quitárselas de encima sin apenas oportunidad de hacerlo.
—¡Aden, no! —le gritó Aranae debatiéndose entre soltar a Halena y abalanzarse contra Aden para salvar a su hermana o si salvarle la vida a ella y dejar morir a su hermana impunemente ante ella—. ¡No, por favor no!
Treior que alargó la mano tomando a Aranae del brazo con firmeza la obligó a mirarle.
—¡Ha venido a mataros, Aranae, despierta!
Aranae que sintió las lágrimas resbalar por sus mejillas llena de conmoción al entender lo que Treior le estaba diciendo bajó la mirada poco a poco hasta el rostro de Halena viéndola respirar afectada por el sufrimiento que Hashelee le había causado. El mismo sufrimiento que quería causarle a ella al esperarla furtivamente en la habitación. El mismo que había causado a Ivory, el mismo que desconocía que le había causado a Yakut que yacía muerto bajo el marco de la puerta del baño ahogado en su propia sangre.
Aranae que se dio cuenta de que la daga que seguía en su mano quemaba aún, se puso torpemente en pie volviendo la cabeza hacia ellos viendo como Hashelee había conseguido darse la vuelta y colocarse sobre Aden para que la soltase.
Era su hermana, su sangre y como tal la quería pero permitiéndole vivir solo conseguiría recibir más daño del que ya había obtenido.
—No debiste regresar aquí, hermana... —musitó Aranae cerrando sus ojos afligidamente antes de con un rápido movimiento lanzar la daga que atravesó la espalda de Hashelee clavándose directamente para sorpresa suya y de todos allí en su corazón.
Aranae no quería matarla, no quería pero era una muerte por compasión. Una compasión inmerecida que Hashelee no había tenido a bien compartir con ellas. Una que evitaba un prolongado sufrimiento al que Hashelee sería sometida si le permitían quedar viva allí.
Halena tenía razón, puede que Aranae no tuviese valor para enfrentar a su hermana y arrebatarle la vida pero tampoco lo necesitaba, lo único que necesitaba era lo que había utilizado para hacerlo...
Una sencilla daga...
Había perdido una hermana aquella noche pero sin duda había ganado otra aún más leal y mejor, pero eso no significaba que aquello no siguiese doliendo.
Hashelee se había labrado su propio destino, provocado su propia suerte...
Y encontrado la muerte en el lugar que la vio crecer a manos nada menos de quién más la quería en el mundo.
Una lástima, una vez más podría haber tenido el mundo a sus pies...
Tal como ahora lo tenían ellos...
Continuara...
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Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)
Fanfiction#1º Premio The 100 Awards 2016. #Premio Prime 2017 Distinción Fluidez En La Trama. #1º Premio Fanfic PremiosParati17. #Nominación Triologías Premios Pluma 2017. #3º Premio Fanfic Saturno Awards 2019. Grandes...