Halena despierta sobresaltada entre la alta hierba, presa del temor más absoluto junto al claro. Su respiración es agitada y el cuerpo entero empapado en sudor le tiembla.
Roan kom Azgeda, príncipe de Azgeda y consorte de Heda, levanta la cabeza de la hoguera mientras despelleja una pieza de caza que ha caído durante la mañana en la trampa que ha puesto Ontari, la gélida reina.
—Calma, no nos sigue nadie pequeña —prometió el guerrero viendo el calor llegar a la carne dorándola por fuera.
Halena que miró por encima de él vio a Ontari dormir abrazada junto a Eilan apoyados ambos en el tronco de un viejo árbol, y supo que todo había sido un sueño.
Un mal, mal sueño.
La diosa estaba jugando con ella, con su mente trayéndole recuerdos del pasado e inventando acontecimientos venideros solo para debilitar sus fuerzas, para hacerla creer que aquello no tenía el menor arreglo.
Invitándola a que se rindiese, distrayéndola de su empeño.
Halena que pareció algo abotargada, sintió una gota caer sobre su mano en el suelo e instintivamente elevó su mirada al cielo.
Despejado y azul, Halena entendió que aquella gota no provenía de él sino de ella que sin saberlo estaba llorando en silencio.
Halena llevo el dorso de su mano a su húmeda mejilla apartando sus lágrimas antes de desviar la mirada de allí con cierta discreción para que Roan no la viese.
—Solo ha sido un mal sueño —dijo Roan dorando aún más la carne atravesada en una desnuda rama sobre el fuego viendo este chisporrotear sobre la leña en el suelo—. Trata de descansar un poco más. Pronto alcanzaremos Polis y te reunirás con tu madre de nuevo. Ella no permitirá que te ocurra nada malo, Halena. Ni nosotros tampoco. Te lo prometo.
La joven Anorah tembló cerrando sus ojos aún con el eco del dolor latente en el interior de su cuerpo. A ella llegaban toda clase de sensaciones y sentimientos tanto de miedo, tristeza, frustración, odio, venganza, recelo, todos provenientes de Roan, Ontari y Eilan.
Estaba perdiendo el control de sus emociones, ya no era capaz de refrenarse, de gestionar aquellas sensaciones, no era capaz de detener aquellos sentimientos que llegaban sin filtro alguno hasta ella.
—Intentabas matarme en mi sueño —acertó a decir Halena afectada tras un breve momento de silencio.
—Yo nunca haría eso —repuso el guerrero azgedakru elevando la mirada para verla a los ojos—. Eres el futuro de la Coalición. Eres el futuro trigeda. Puede que antes desease hacerte daño porque creía que suponías una amenaza para mi y para Heda, pero ahora sé que no es así. Que eres valiosa, leal y honesta.
Aquellas palabras hicieron que los ojos de Halena se llenasen de lágrimas que trató de controlar a duras penas. Significaban mucho esas palabras para ella viniendo de Roan tras todo lo que había visto reflejado en su sueño.
—Está pudiendo conmigo —murmuró la Anorah con la voz quebrada devolviéndole la mirada llena de temor y tristeza—. Ina Anak está tratando de enloquecerme.
—Tú eres mucho más fuerte que ella —dijo Roan totalmente convencido sosteniéndole la mirada con vehemencia—. Lucha. Pelea contra ella. No permitas que te venza.
—No sé si puedo hacer eso —reconoció muy afectada Halena bajando la mirada a la verde hierba con tristeza.
—Confío en ti. Lexa confía en ti. Todos sabemos que puedes hacerlo —le aseguró el príncipe Roan de Azgeda con certeza—. Puedes vencerla. Y vamos a necesitar tu ayuda si queremos salir de esta.
—En mis sueños decía que no había nada que pudiésemos hacer contra ella. Que no podríamos liberar a Azgeda de su gente, que no podríamos vencerla.
—Solo trata de confundirte, de entretenerte —dijo Roan tratando de infundirle el valor perdido por momentos—. Si no hubiese una manera de vencerla, no se tomaría tantas molestias para atacar tu mente. Piénsalo, Halena.
La primogénita de Heda asintió quedamente afectada intuyendo que las palabras de Roan eran ciertas.
Ina Anak solo trataba de desalentarla, quería tomar el control primero de Azgeda, después de Polis y quizás luego de ella.
Quien controlase a Halena, pronto controlaría la Coalición, controlaría a los clanes, controlaría a Lexa.
Ina Anak solo quería volver a este mundo, tomar una nueva forma, rendir la voluntad de todos a la de ella. Y eso haría si nadie hacía nada por luchar contra ella. Puede que la diosa fuese poderosa, puede que fuese etérea, puede que su gente fuese mucho más despiadada y sangrienta de lo que jamás sería la de ella, pero hallaría la forma.
Halena hallaría la manera.
Ella tenía algo de lo que la diosa carecía y Halena podría aprovecharse de esa fuerza.
—Creo... creo que ya sé cómo puedo vencerla —reveló la afectada Anorah algo temblorosa y queda.
Roan que se la quedo mirando largos instantes asintió imperceptiblemente, volviendo la mirada nuevamente hacia la hoguera.
—Descansa. Reúne fuerzas —pidió el consorte de Heda centrándose en las vibrantes llamas de la hoguera—. Saldremos de esta. Si, joven Anorah saldremos de esta.
Continuara...
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Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)
Fanfiction#1º Premio The 100 Awards 2016. #Premio Prime 2017 Distinción Fluidez En La Trama. #1º Premio Fanfic PremiosParati17. #Nominación Triologías Premios Pluma 2017. #3º Premio Fanfic Saturno Awards 2019. Grandes...