415. Necesidad

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El crepitar de las llamas en el interior de la enorme chimenea de las estancias privadas de la Heda de los Catorce Clanes, y su consorte Roan, Príncipe de Azgeda continuó con su incesante chisporroteo mermando una y otra vez el silencio de la enorme habitación.

Halena kom Kongeda, primogénita de la Comandante de la Sangre y hasta próximos nacimientos la única Jusheda con vida, heredera del Pueblo Trigeda y por tanto de la Coalición permanecía absorta sentada sobre la gruesa alfombra de piel, regalo de Azgeda a su príncipe por su unión de sangre.

Sus claros ojos fijos en las llamas que lamían y devoraban lenta e inclementemente los troncos...

Tan abstraída e inmersa en sus pensamientos que ni siquiera se percato de que Aden, se sentaba a su lado con una humeante taza de té entre las manos.

—Ten, te sentará bien...

Halena que al escuchar su voz pareció volver a la realidad volvió la cabeza para mirarle quedándosele viendo unos instantes más.

Aden había estado ahí para ella desde su llegada a Polis... había estado ahí para ella cuando Titus trató de arrebatarle la vida... cuando Nirrath quiso alejarla de Lexa y llevarla a tierras más lejanas y crueles para venderla... cuando más había necesitado de alguien, él siempre estuvo ahí...

Y si, es cierto que Aden hizo su elección y estropeo las cosas con ella y con Aranae... es cierto que sus actos la hirieron como pocas veces la habían herido antes en su orgullo y en su corazón... es cierto que ella le había alejado pero ahora que volvía a estar al borde del precipicio más hondo y oscuro... él volvía a estar allí y aunque le doliese reconocerlo... ella volvía a necesitarle...

A veces incluso a ella le costaba recordar que solo era una niña... una más asustada y perdida de lo que jamás reconocería en voz alta.

Era tan difícil estar a la altura de Lexa, cumplir con las expectativas que como Heda jamás le exigió pero que a si misma Halena, se imponía... tan difícil no salir dañada en el proceso...

Aden que le devolvió la mirada mientras la veía tomar la taza entre sus manos en silencio sabía cuan complicado estaba resultando todo aquello para ella. Era consciente de que estaban pasando demasiadas cosas y que sin Lexa allí, Halena estaba enfrentándose a uno de los mayores retos a los que la vida la había expuesto.

A él, como a todos los Natblidas les habían preparado desde niños para afrontar una responsabilidad así, para heredar el mando de los clanes, para dirigir Polis...

A Halena en cambio, todo esa carga, todo ese peso, le había llegado sin esperarlo y desconocía lo aterrada que podía llegar a estar por ella a pesar de parecer tener todo tan controlado como parecía tenerlo.

Ni una sola vez la había escuchado quejarse. Ni una sola vez, lamentarse de que aquella obligación hubiese recaído sobre sus frágiles hombros, ni una sola vez sublevarse...

A decir verdad, lo único que había percibido de ella era aceptación...

Aceptación por el deber, aceptación por la obligación...

Más todo lo que ahora veía reflejado en ella era resignación, sobreexposición y ante todo desprotección.

No sabía cuanto más iba a tardar en derrumbarse, en estallar pero por su aspecto dudaba que fuese mucho más tiempo.

—Heda regresará pronto.

Halena que le escuchó poso su mirada sobre la humeante taza y asintió imperceptiblemente.

—¿Quieres contarme qué es lo que va mal?...

Halena que le escuchó cerro sus ojos incapaz de enfrentarle en aquellos momentos.

—Halena, si no quieres hablar de esto, yo...

—Solo abrázame, ¿quieres? —pidió ella en un suave murmullo intentando no desquebrajarse casi por entero.

Aden que se sorprendió al escucharla, supo que la cosa era mucho más grave y más seria de lo que creyó en un principio pero obedeció y no se hizo de rogar.

Pasando la mano por su espalda la atrajo suavemente hacia su cuerpo hasta que Halena apoyo la cabeza sobre su hombro, y solo se escuchó el crepitar de las llamas que avivadas otorgaron toda la candidez y el comfort que faltaba en aquella habitación.

Puede que todo Polis necesitase a Heda pero estaba claro como el agua que Halena a quien necesitaba allí era a su madre, era a Lexa...

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora