432. ¿Por Qué No?

254 23 24
                                    


Cuando Halena abrió sus ojos, las primeras luces del día se colaban a través de las raídas cortinas en la enorme habitación.

Sentía el cuerpo pesado, exhausto y su mente era pura confusión...

Escuchó lejanas voces, un sonido familiar y cómodo no muy lejos de donde reposaba con comfort. Sabía quienes estaban allí, comenzando por Aden y terminando con Aranae pasando por Treior, Keryon, Darshan y probablemente Natshana tumbada en algún rincón.

Intentó incorporarse, moverse porque así lo pedían tanto su cuerpo como su corazón. Ontari se encontraba en serio peligro, tanto ella como Roan y Eilan necesitaban su protección...

¿Pero por qué sentía que no podía moverse?...

¿Por qué sentía aquella pesada y extraña sensación?...

Aquellas imágenes tan terribles y vívidas aparecieron nuevamente en su mente, planeando como una vaga nube de muerte y horror.

La había matado...

Había matado a Nirrath Zarriah, única hija de Zirroth Ax Zarriah de las Tribus Atriajerjes del Gran Mar Errial Zarrath al otro lado del Arenal Astrageresh, Sacerdotisa del Templo de Ina Anak y su hasta ahora más acérrima enemiga.

Había dado muerte a su cuerpo, a su alma... la había destruido de formas que incluso ella desconocía poder tener tal control.

Ontari... ella... Santa Pramheda, ella había desencadenado su venganza y sus ansias de represión...

Desde la Otra Orilla, Nirrath había intentado obtener su fuerza, su espíritu y hacerse con todo aquel poder, con su condición de reina absoluta de Azgeda, aliada de Lexa y madre del futuro rey de la helada Nación.

Ella lo impediría... haría cualquier cosa, pagaría el precio de la sangre de ser necesaria tal acción pero impediría que Ina Anak se hiciese con el total control...

Le daría su merecido a esa sucia y despiadada alimaña y se demostraría así misma que era mucho más de lo que alguna vez creyó, pero para hacer eso primero iba a tener que moverse, iba a tener que levantarse y su cuerpo le negaba aquel deseo solo para ampararla en la más absoluta desconcentración.

"Levántate, Halena", se ordenó, "Mueve tu cuerpo y levántate, por favor..."

—¿Crees que acudirá al llamado Lexa? —preguntó entonces Aranae con preocupación—. El mensajero que enviamos a Arcadia, ya no debe tardar en llegar...

Keryon que estaba sentado hizo un gesto jugando distraídamente con una de sus dagas encogiéndose un poco de hombros.

—La sanadora dijo que si encontramos esas hierbas puede que despierte, debemos creer que serán capaces de hacerlo —dijo Treior desde algún punto de la habitación.

—Estoy segura de que la reina Ontari concederá su permiso para que crucemos sus tierras en busca de esa flor —repuso Aranae sentándose al borde de la mullida cama extendiendo la mano para posarla sobre el cuerpo de Halena que no se movió.

—Esto está mal, es una locura pretender que su supervivencia dependa de una extraña flor...—intervino Darshan intentando que lo entendieran—. Halena no necesita eso, necesita...

—Ya lo hemos hablado Darshan, ya conocemos tu opinión —le cortó más duramente Aden de lo necesario dándole una mirada con indignada expresión—. No la llevaremos de vuelta al desierto, Rashesh no la tocará y mucho menos manipulará su mente o su corazón. No.

Aranae que se fijo en la afligida expresión en su cara, se llevo la mano al rostro cerrando sus ojos con algo de tensión.

—¿Y si Darshan lleva razón? ¿y si es la única forma de que despierte, Aden?...

—¿Le confiarás su vida a uno de ellos? —le reprochó Aden con dolor.

Keryan que hasta entonces apenas había intervenido en la discusión levantó el rostro para dirigir su mirada directamente hacia Aden.

—Espero que no estés insinuando que él ha tenido nada que ver en esta lamentable situación —advirtió duramente Keryon arqueando una ceja antes de fijarse en la expresión herida que Darshan llevaba en el rostro—. ¿Es eso lo que estás insinuando, Aden? ¿qué él fue quien la enveneno?...

Aranae que conocía bien aquella expresión, se levantó de la cama fijándose en como la ira se hacía con la mente de Aden y en como Keryon no rehusaba la tensa situación.

—Vamos, llevas toda la maldita tarde compartiendo frases hirientes que carecen de valor...—acusó Keryan poniéndose en pie harto de oír sus teorías de conspiración—. Te recuerdo que Halena es lo que tanto desprecias de Darshan, de Rashesh o de lo cualquiera que haya nacido con su condición. Lo cierto es que no sabemos que le ha pasado a Halena. Si Lexa estuviese aquí, te daría una buena lección...

—A lo mejor es a ti a quien le hace falta una buena lección —sugirió severamente Aden enfrentando su mirada con herido reproche en su voz.

Keryon que endureció la expresión de su rostro dio dos pasos hacia él, harto de que menospreciase a todos a su alrededor solo por ser el consentido de Lexa.

Treior miró a Aranae que le devolvió la mirada interponiéndose entre los dos con las manos extendidas para evitar que siguiesen amenazándose y pasaran a otra clase de actos que no incluyesen usar la voz.

—Parad, ambos... —ordenó ella mirando a uno y a otro después—. Si Lexa estuviese aquí, no le gustaría nada ser testigo de...

—¡Pero no está! —gritó furiosamente Aden perdiendo toda aquella paciencia que le quedaba—. ¡Ella no está! ¡Se marchó!

Aranae que se sobrecogió un poco al reconocer aquella ira, aquella impotencia que le estaba devorando por dentro y vio como Aden tumbaba de un fuerte manotazo el jarrón que estaba sobre la mesa haciendo que este se estampase contra la pared y pedazos volasen por toda la habitación.

—¡Prometió que estaría con ella! ¡Prometió que la cuidaría y se marcho! —gritó Aden sintiendo como se le desquebrajaba la voz—. ¡Lexa la abandonó!

La expresión en el rostro de Aranae se suavizó al entender que era lo que Aden había estado conteniendo en su interior, incluso Keryon lo comprendió.

—¡Y no... no me quedaré a ver como muere ante mis ojos! —farfulló alterado Aden sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas de rabia y rencor—. ¡No me quedaré a ser testigo de su muerte! ¡No! ¿Me oís?...

Treior que se acercó cautelosamente a él intentó tocarle pero Aden se apartó bruscamente.

—¡Nadie volverá a arrebatármela antes de que consiga su perdón! ¡Su amor!

Darshan tragó bajando la mirada con tristeza, entendía y comprendía aquella clase de dolor pero era injusto que Aden pagase su furia con él que tan solo había sido traído a Polis por simple petición.

—¡Nadie! —dijo Aden llevándose las manos a la cabeza en señal de intensa desesperación, antes de sacudir la cabeza y abandonar furioso y herido la habitación.

Aranae hizo por seguirle pero fue Treior quien la paró.

—Las palabras no le calmarán en este momento, permítele expresar su frustración. Él sabe que aquí todos queremos y apreciamos a Halena pero entiende tan poco como nosotros como ha terminado en esta situación. Lo mejor será concederle espacio y aguardar su regreso sin presión.

Aranae que cerro sus ojos al oírle asintió con pena y dolor antes de posar sus ojos sobre Halena echada sobre la cama.

—Si no despierta, yo...

—Despertará —musitó Darshan llevando la mano a su espalda para aportarle comfor—. El destino no la ha traído hasta aquí para terminar de este modo, ella despertará...

Halena que durante toda la escena había tratado de moverse, de intervenir ante la situación, se sintió impotente.

¿Por qué su cuerpo se negaba a obedecerla? ¿por qué aún sentía la sangre de Nirrath bañar sus manos y aquel pesar en su corazón...?, pensó, ¿por qué nadie en aquella habitación reparaba en que estaba allí despierta? ¿por qué?... ¿por qué?...

Las lágrimas llenaron sus ojos de pura impotencia.

"¿Por qué no?..."

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora