Los enormes cuernos fúnebres que anunciaban la caída de una de las reínas comenzaron a sonar gravemente sobre lo más alto de la imponente Torre de Polis, hogar de la Heda de los Catorce Clanes y cuna de la Coalición justo cuando el sol comenzaba a descender en el cielo extendiendo su sonido por toda la inmensa ciudad logrando que resonase más allá de las montañas.
Seguiría sonando hasta que la luna coronase el oscuro cielo de la noche y hasta que su cuerpo fuese enviado a través del humo a la otra orilla tal como la tradición ordena.
Aquel fuerte sonido, despertó a Halena inesperadamente del sopor en que las fuertes hierbas que las sanadoras le habían dado para paliar el dolor, la habían sumido.
—No, Halena no...—murmuró rápidamente Aden al verla tratar de incorporarse en la cama intentando que se volviese a recostar.
Aranae que estaba sentada en un viejo diván llevaba horas contemplándola con la imagen de su hermana muerta bajo su propia mano metida en su cabeza.
Treior que permanecía sentado a su lado estaba preocupado por ella, apenas había dicho nada desde que Hashelee murió.
Keryon que estaba sentado en el marco de una de las ventanas que daban a la terraza contemplaba a lo lejos como de todos los rincones de Polis, gente de todos los clanes acudía en masa al funesto evento.
Hashelee, Ivory y Yakut habían muerto pero ellos no tendría tales honores ni reconocimientos. Eran Natblidas de Heda, podrían encontrar la muerte a lo largo de su preparación en algún momento y demostrarían con ello no ser dignos de su Sangre Nocturna por no ser capaces de llegar con vida al día de su Cónclave.
Era triste, era indigno pero era costumbre y tradición. Aún no habían sido nombrados oficialmente regentes por lo que sus muertes quedarían relegadas prácticamente al olvido con el paso del tiempo, solo recordada por aquellos de los suyos que si que sobrevivieron.
El dolor fue tan lacerante que Halena creyó aún tener la hoja clavada dentro y llevándose la mano al vendaje de su vientre Aden se la paró.
—No debes tocarte la herida... —insistió él suavemente viéndola mirar a todas partes algo asustada y aturdida.
—No... —murmuró Halena sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas al escuchar aquel sonido—. No, no, no... está ocurriendo...
Treior que levantó la cabeza al escucharla mientras Keryon se ponía en pie acercándose a la cama la observó con preocupación.
—¿Qué está ocurriendo? —le preguntó Treior a Aden como si él pudiese saber algo que los demás no.
—Halena, calmate —le pidió Aden también confuso apartándole un poco el cabello del rostro—. Ya ha pasado todo, estás a salvo, todos lo estamos.
—No, no es así, no lo es... —insistió ella algo abotargada mirando a su alrededor—. No les oiremos...
—¿A quién? —preguntó Keryon sin entender de qué hablaba.
—Hashelee, ella... yo... ellos... ese sonido...—continuó diciendo entrecortadamente Halena entre lágrimas.
—Anuncia el final de la vida para Emori —murmuró cautelosamente Aden apenado al saber lo mucho que significaba la reina para ella.
Keryon bajó la mirada al suelo mientras que Treior no pudo evitar dirigir la mirada a Aranae que cerró sus ojos sentada en el viejo diván no muy lejos de allí y que tembló.
Halena que sacudió la cabeza imperceptiblemente alargó la mano tomando de la chaqueta a Aden que se inclinó para oírla mejor ya que el sonido de los cuernos comenzaba a ser ensordecedor.
—No, Aden... —susurró Halena rotamente muy cerca de su oído temblando de impotencia y de dolor—. Anuncia el final de la vida para todos nosotros...
Continuara...
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Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)
Fanfiction#1º Premio The 100 Awards 2016. #Premio Prime 2017 Distinción Fluidez En La Trama. #1º Premio Fanfic PremiosParati17. #Nominación Triologías Premios Pluma 2017. #3º Premio Fanfic Saturno Awards 2019. Grandes...