440. Promesas Del Corazón

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Octavia deslizó la mano por las espesas crines de Helios cerca del claro del bosque donde solían parar para beber, y descansar cuando salían a cabalgar se fijo en como la brisa movía las hojas de los árboles a lo lejos por encima de su lomo y la nostalgia la invadió.

Aún recordaba aquellos días donde no tenía a sus espaldas la responsabilidad de Arcadia, donde ocupaba su tiempo en pasarlo con Lincoln allí.

Lincoln...

El solo pensamiento de su nombre le dolió, la evocación de su imagen la azoró y tuvo que cerrar sus ojos y esforzarse por concentrar toda su atención en otro asunto.

Cualquier otro que no fuese "él". Desde su partida habían sucedido tantas cosas, tantas con las que lidiar que por una parte estaba agradecida solo por no tener oportunidad ni tiempo de ocupar sus pensamientos en nada de lo ocurrido con él.

Bellamy no tenía derecho alguno a pedirle que se marchase como lo hizo, pero fue decisión suya hacerlo no podía culpar del todo a su hermano.

Lincoln era responsable de sus actos, de todos sus actos...

La imagen de Clarke desvalida la invadió inesperadamente y el estomago se le revolvió al recordar los trágicos acontecimientos que les habían conducido a todos hasta allí.

Ella comprendía más allá de todo entendimiento que Lincoln, por muy doloroso que fuese hizo lo que debía hacer para sobrevivir y para minimizar todo cuanto a Clarke le pudiese ocurrir llegados a ese punto, le había explicado Clarke destrozada.

No le guardaba rencor alguno, no albergaba odio, desprecio ni reproche, no... no como Bellamy. Él seguía sin entender cómo había sido capaz de hacer una cosa así y había decido sacar a Lincoln de su vida sin contemplaciones y por ende eliminarle de la de ella sin su consentimiento.

Eso no podía perdonárselo, ella le quería... le amaba como jamás había amado a nadie, y aunque Bellamy fuese su familia, su sangre no tenía derecho alguna a hacer por ella esa elección.

Ahora con el tiempo lo veía con mayor claridad y lamentaba no haber ido tras él, pero su gente la necesitaba y no podía simplemente abandonarles.

No era esa clase de persona y desde luego no, esa clase de líder.

Si algo aprendió en su momento de Indra, de Lexa y porqué no de Clarke, había sido que el bienestar de su pueblo estaba primero que el suyo propio. Sus necesidades, sus creencias o sus deseos importaban poco o nada en comparación con los de su pueblo y debía aceptarlo así.

De hecho, lo había aceptado así...

Lo había aceptado mucho antes de ser la elección escogida para gobernar Arcadia, y quizás se había perdido a si misma en el camino.

El sonido de una finísima rama al partirse tras ella, hizo que en un rápido movimiento Octavia sacase su espada y se volviese poniendo la hoja sobre el cuello de un sorprendido Lincoln que levantó las manos en señal de paz casi al momento siseando por el dolor de su brazo aún en recuperación.

—¿Lincoln? —se preguntó ella en voz alta cambiando la expresión de su cara, no sabiendo si era otra ensoñación de sus pensamientos.

—Tenía la esperanza de encontrarte aquí en algún momento... —murmuró él quedamente sintiendo como Octavia bajaba la espada lentamente dejándola caer luego al suelo antes de abrazarle con fuerza para su sorpresa.

—Lincoln...

Lincoln que ignoró aquel dolor de su brazo la estrechó entre los suyos al tiempo que sentía la emoción inundar sus ojos y los de Octavia. Era ella... era... era su largo pelo, era su aroma, era su bello rostro, era...

—Lo siento...—susurró él en su pelo cargado de dolor y emoción—. Lo siento mucho Octavia, lo siento... nunca debí irme así, nunca debí abandonarte de esta forma...

Octavia que sintió por primera vez en mucho tiempo aquella opresión en su pecho liberar sus lágrimas mezcla de emoción, tristeza y felicidad no quiso separarse de él, ni de aquel abrazo.

—No podía... sin... sin ti... no... no podía respirar... —murmuró ahogadamente ella entre lagrimas tomándole ahora del rostro para besarle llena de sentimiento y emoción—. No podía...

—Lo sé... sé como te sentías... —murmuró él devolviendole aquellos besos llenos de nostalgia y amor—. Me pasaba lo mismo, yo...

—No te vayas, Lincoln... —suplicó Octavia entre lágrimas viéndole a los ojos con amor—. No te vayas más, mi amor...

—No me iré, no volveré a separarme de ti... —le prometió él acariciando su rostro con admiración y amor viendo como había pasado aquel tiempo por ella—. No te abandonaré nunca más, Octavia... no lo haré...

—¿Eso es una promesa?

—Una que hago con todo mi corazón —aseguró él volviendo a besarla con las mismas ansias y el mismo amor con el que tiempo atrás entregaba a Octavia toda su fidelidad y su amor.

No importa cuanto tuviese que enfrentar, cuanto dolor mereciese. Demostraría ser digno de estar junto a ella de nuevo, demostraría ser digno de respirar y todo cuanto tuviese que hacer lo haría con tal de mantenerse siempre a su lado.

Esa era la promesa...

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora