Habían logrado escabullirse de la Fortaleza del Hielo sin que los trakaras se diesen cuenta.
Tanto Ontari kom Azgeda nueva regente de la Nación del Hielo como Roan, príncipe de Azgeda y consorte de la Heda de los Catorce Clanes utilizaron pasadizos secretos cuyos discretos caminos daban a los helados bosques de la helada nación, y que solo los auténticos supervivientes de la Fortaleza del Hielo bajo el cruel mandato de la antigua y despiadada reina Nia, conocían dando pie a su exitosa escapada.
Ambos deseaban sacar de allí inmediatamente a Eilan y por supuesto a Halena, la heredera y primogénita de la Comandante de la Sangre, Lexa kom Trikru. Heda de los Catorce Clanes y precursora de la paz y la Coalición.
Habían robado unos pocos caballos de largas crines y tempestuosas patas que harían las delicias de cualquier jinete azgedakru, y ahora atravesaban un largo camino dejando atrás las frías ventiscas y capas y capas de hielo.
—Esto no quedará así —repitió Roan azotando al caballo para que trotase con fuerza—. Lexa jamás permitirá la posesión de Azgeda. Reuniremos a nuestro ejercito y regresaremos tomando la Nación del Hielo por la fuerza. Recuperaremos lo que es nuestro, eso es lo que haremos.
Ontari que cubría como podía al pequeño Eilan le seguía unos pasos por detrás trotando al viento con destreza.
—No podemos rendir la Nación a esos salvajes, pagarán por lo que han hecho —aseguró Ontari llena de voluntad y fuerza.
Por poco muere entre aquellas paredes, los trakaras no solo habían invadido su hogar arrebatándole todo, habían jugado con ella. La habían humillado sobremanera y ella no iba a consentir que la dejasen fuera.
Aquel era su hogar.
Despiadado, duro y mordaz pero su hogar al fin y al cabo. Todo cuanto conocía. Todo cuanto poseía estaba allí dentro y ahora que Keryan había muerto debían actuar rápido antes de que otro aún peor que él tomase el trono por sorpresa.
Halena que marchaba en silencio junto a ellos haciendo uso de las riendas, galopó todo cuanto pudo junto a ellos sintiendo como aquellas fuerzas, aquellas energías que le habían estado acompañando hasta ahora comenzaban a mermar su resistencia.
Haber vuelto a aquellas mazmorras había hecho mella en ella.
Al conseguir despertar la oscuridad se cernió sobre la Natblida que sintió el metálico sonido de las cadenas atadas a sus piernas.
—No te muevas —dijo Alektrah desde la penumbra poniéndose en pie a duras penas para alargar su mano y liberarla del enredo de las cadenas.
Halena que retrocedió completamente temerosa y dolorida apenas tuvo tiempo a levantar la mano en señal de defensa temblorosa aún no solo por las húmedas y heladas paredes que se cernían sobre ellas sino por el desconocimiento y la desorientación de estar encerrada en la oscuridad junto a ella tras haber recibido aquella paliza de muerte.
—No te haré daño, solo no te muevas —le pidió Alektrah justo antes de acercar la mano a los pies de Halena los cuales liberó a tientas.
Halena nada más sentir aquella liberación se pegó a la pared con fuerza siseó al sentir aquel entumecimiento y dolor repartirse por todo su cuerpo, apenas podía abrir completamente sus ojos y la vergüenza y el temor yacían parte y parte dentro de ella.
—Sé lo que sientes pero no tienes porque temerme —le dijo la joven castaña desde la oscuridad sentándose nuevamente antes de que un sordo gemido de dolor se le escapase de entre los labios junto a las rejas.
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Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)
Fanfiction#1º Premio The 100 Awards 2016. #Premio Prime 2017 Distinción Fluidez En La Trama. #1º Premio Fanfic PremiosParati17. #Nominación Triologías Premios Pluma 2017. #3º Premio Fanfic Saturno Awards 2019. Grandes...