423. Sonrisas y Lamentos

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A medida que la tormenta se alejaba rumbo al horizonte, oscurecía en el cielo de Arcadia.

Sin duda, este había sido un día difícil para todos. La detención del doctor Jackson y Marcus Kane, ex Canciller del Arca suponía toda una decepción para muchos y verdaderamente una autentica sorpresa para otros.

Nadie en su sano juicio hubiese osado cuestionar la palabra de ninguno de los dos tiempo atrás, pero ahora, dadas las circunstancias no tenían más remedio que hacerlo.

En el Arca, cuando las cosas se habían puesto terriblemente mal y el miedo amenazaba con invadir la nave, tanto Kane como Jackson habían demostrado ser pilares sólidos de la comunidad. Y como pilares que eran, se habían ganado el respeto de su gente a base de integridad y ética.

Descubrir ahora que todo era una farsa, que sus reputaciones no eran ni de lejos tan pulcras ni limpias como habían hecho creer y que estas, se habían levantado a base de dolor y sufrimiento ajeno, hacía que el Pueblo Celeste se cuestionase qué más había sucedido allá arriba en la Jaula del Cielo y qué otros asuntos turbios relacionados con el antiguo gobierno de Jaha podría haberse ocultado.

Simplemente, ya nadie confíaba en lo que creía saber sobre su vida en el cielo.

Nadie...

Harper que no quería ni podía enfrentar nada más en aquel momento, permanecía sentada en la sala de comunicaciones ordenando algo del viejo material para distraerse.

Le había pedido a Raven que le diese algo que hacer allí, pues no tenía ganas de enfrentar al resto del mundo.

Octavia, la actual Canciller y amiga de ambas le había pedido a Raven en secreto que se quedase con ella durante ese tiempo, pues estaban sucediendo algunas otras cosas que requerían mayor importancia y dudaba de que Harper fuese a estar bien sin ningún tipo de compañía en aquellos momentos.

Raven accedió creyendo que hacía un favor a Harper pero la verdad era que Harper con aquel gesto, hacía un mayor favor a alguien más a espaldas de Raven.

La mecánica, sentada en una mesa parecía tratar de reparar uno de los paneles exteriores mientras observaba a Harper trastear en el interior de una caja con viejos materiales y separar las piezas en distintos compartimentos de uno de los estantes.

A decir verdad, llevaba tanto tiempo callada que Raven comenzó a preocuparse. No sabía cómo hacer para entablar conversación con ella, para escucharla decir unas palabras.

Escucharla hablar, sin duda haría que se sintiese mucho mejor porque los silencios incómodos no eran su punto fuerte y Raven se sentía impotente ante la situación.

Quizás... quizás Harper estuviese odiándola en secreto por su embarazo, o quizás solamente no le apetecía para nada hablar con ella.

Fuese como fuese, el hecho era que había un silencio sepulcral en la habitación y que comenzaba a sentirse más tensa por momentos por ello.

De verdad, necesitaba que Harper dijese algo, lo que fuese tan solo para asegurarse de que seguía viva en aquel maldito lugar.

—Harper, yo... —acertó a decir Raven tras regañarse a si misma por permitir haber llevado aquel silencio tan lejos—. Yo quería...

Harper que regresaba a la mesa con la caja entre las manos para dejar algunas piezas sobre ella, levantó la mirada al escucharla dirigirse a ella.

—Quería decirte que... que lamentó mucho lo que ocurrió, yo... no... no debí actuar a tus espaldas, no debí apuntar a Jackson con aquel arma, estuvo mal lo que hice y lo siento. Ahora todos lo saben por mi culpa y sé que me odias pero juro que nunca quise herirte...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora