436. Feliz...

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Se había quedado dormida instantes después de llegar a la habitación. La noche había sido generosa, amena y entretenida pero el resto del día, de la semana había resultado ser completamente agotador.

Cuando Clarke salió del baño con un camisón de dormir puesto y se dispuso a apagar la luz, la vio tendida allí y no pudo evitar sonreír débilmente para si.

Estaba cansada, tenía mil y un problema en mente y quizás más de una preocupación, pero ver a la poderosa Heda de los Catorce Clanes recostada sobre un par de almohadones había hecho que todo ello desapareciese momentáneamente de su cabeza.

¿Habían visto sus ojos algo tan bonito alguna vez? ¿algo tan natural y bello como ella?...

No, de ningún modo lo había visto...

Lexa era preciosa, una autentica belleza trigeda, una diosa hecha carne para deleite de los simples mortales, una majestuosa y admirable aparición, y eran pocas las veces que se había sentido tan afortunada en esta vida como cuando compartía momentos así con ella.

Contemplándola como lo hacía podía apreciar que algo en Lexa había ido cambiando súbitamente, casi sin darse apenas cuenta.

Su rostro se había vuelto si cabía mucho más hermoso estos días, su piel resplandecía llena de vitalidad, su cabello lucía algo más suave y brillante, más largo... su pecho había aumentado ligeramente tanto, que era inevitable no posar la vista en él sobresaliendo de la ajustada tela del vestido que había utilizado para la ocasión, y que delineaba la curvílinea barriguita que ocultaba bajo la gruesa tela, la cual había comenzado a asomar haciendo sus curvas mucho más deseables a ojos de cualquiera...

Estaba preciosa... sugerente, estupenda... estaba magnifica, esplendida... insoportablemente bella... y lo mejor de todo aquello era que su corazón le pertenecía solo a ella.

Lexa había decidido entregárselo todo, aún distando mucho de merecerlo, y ella había decidido hacer todo lo posible por atesorar con amor, valor y entrega lo que tan difícil había sido compartir para su preciada Heda.

Moriría antes de poder incumplir su promesa, se dijo sin poder evitar que una pequeña sonrisa aflorase en ella viendo como el dorso de la mano de Lexa se movía ligeramente hacia sus ojos y estos se entreabrían aletargados y suavemente.

—¿Me he quedado dormida? —preguntó Lexa incorporándose ligeramente algo azorada y traspuesta al verse pillada en falta—. Lo siento...

Clarke que se adelantó a ella sacudió la cabeza acercándose a la cama.

—No pasa nada, sigue durmiendo —le pidió Clarke sentándose en el borde de la cama muy cerca de ella—. Debes estar agotada...

Lexa que la miró unos instantes algo abochornada, no estaba acostumbrada a que alguien compartiese habitación con ella. Hacía ya demasiado tiempo que no... y que Clarke pudiese verla de aquella manera era algo a lo que aún se debía acostumbrar.

Lexa posó las manos sobre el mullido colchón intentando adoptar una postura un tanto más decente, pero la verdad era que últimamente se sentía un tanto inmanejable.

Fue entonces cuando la vio, aquella sonrisa tan única, aquella sonrisa que le quitaba el habla cuanto más amplia o escondida era.

—¿Por qué sonríes así? —le preguntó Lexa dudosa con la mirada algo insegura.

Clarke que continuó totalmente prendada de ella unos pocos instantes más, finalmente se inclinó y no fue hasta que sus labios capturaron muy suave y lentamente los de Lexa, que la Heda de los Catorce Clanes olvidó lo que acababa de preguntar.

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora