378. Remordimientos

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Lincoln sentía que no podía correr más rápido por los frondosos bosques de la Comandante. Sus pies golpeaban la tierra con fuerza dejando profundas huellas marcadas en ella, mientras que el sol del mediodía perlaba su piel de fino sudor.

Podía escucharles, furiosos y alborotados cada vez más cerca, no muy lejos.

Andros fue el primero en salirle al paso y golpeándole con fuerza en el rostro le hizo caer de espaldas hacia atrás.

De su nariz comenzó a brotar sangre que Lincoln no tardó en apartar con la manga de su chaqueta tratando de incorporarse cuando llegaron Vexor y los otros.

La herida de la pierna que hacía un momento no estaba allí, se le abrió y la sangre comenzó a empapar su pantalón haciendo que llevase las manos a su pierna.

—¿Creías que podrías esquivarnos así como así? —preguntó Vexor con una cruel sonrisa—. ¿Acaso no sabes saco de escoria que estos son nuestros bosques?

Lincoln sintió más pisadas a sus espaldas y no tardaron en rodearle. La respiración se le entrecortó cuando a duras penas consiguió ponerse en pie sudoroso y sin resuello por la extensa carrera.

—¿Dónde están? —se atrevió a preguntarles Lincoln sintiendo sus manos temblar—. ¿Qué habéis hecho con ellas?

La expresión en el rostro de Vexor al escuchar como el resto rompía en crueles carcajadas cercándole como toda una jauría, se volvió más pérfida y desmedida.

—¿Quieres saber que hemos hecho con ellas, Lincoln? —murmuró Vexor dando sendos pasos hacia él colocándose a su lado con una cruel sonrisa—. ¿O qué no hemos hecho con ellas?...

Lincoln que palideció al escucharle vio como Vexor elevaba la mirada hacia lo más alto de los árboles y vio desnudas y ensangrentadas como Abigail y Clarke colgaban por el cuello de sogas que hacían balancear sus cuerpos en el vacío.

Los ojos de Lincoln comenzaron a llenarse de lágrimas y un escalofrío le recorrió viendo aquella expresión de dolor aún en sus caras. Un gutural grito escapó de sus labios al tiempo que se volvía tomando con fuerza por el cuello a Vexor al que rápidamente pegó hacia atrás del árbol.

—¡Te voy a matar! —gritó Lincoln arrastrando duramente las palabras sintiendo como la piel de su cuello se encogía bajo su mano y las lágrimas anegaban sus ojos.

—¡Lincoln! —la voz de Octavia se ahogó mientras la sorpresa y el miedo teñían su rostro de estupor.

—¡Vas a pagar por todo lo que les has hecho! ¡Por todo! —repitió él lleno de rabia y rencor apretando con su mano aún más fuerte su garganta.

Las pequeñas manos de Octavia arañaron su piel intentando zafar el agarre que la mano de Lincoln ejercía sobre su frágil cuello sintiendo la espalda presionar contra la fría y metálica pared de la sala de mandos donde Lincoln se había quedado dormido.

—Lin...Lin...coln... —intentaba suplicar ella perdiendo la voz por momentos sintiendo como impedía que el aire llegase a sus pulmones volviendo sus ojos vidriosos y tiñendo su rostro de rojo—. Soy... soy... yo...

Lincoln que estaba completamente sorbido y cegado por el recurrente sueño la miró cargado completamente de odio, desprecio y rencor viendo el rostro de Vexor burlarse de él y no el de Octavia implorando su perdón.

—¡Voy a destrozarte! —arrastró las palabras él reteniendo a duras penas las lágrimas lleno de rabia clavando sus ojos en los suyos inmerso por completo en la evocación del rostro de Vexor, Andros y los suyos.

Octavia que comenzaba a quedarse sin aire, continuó intentando apartar la mano de Lincoln de su cuello arañando como podía y tanteando con la otra la pared queriendo alcanzar cualquier cosa, algo con que golpearle y que la soltase mientras suplicaba ya apenas sin voz.

—Lin... oln... no...

—¡Te haré pedazos! ¡Te destrozaré!, ¿me oyes? —gritó él con fuerza sintiendo a Andros colocarse a su lado disfrutando de la escena—. ¡Acabaré contigo! ¡Te voy a...!

Algo golpeó de pronto con fuerza su cabeza, y Lincoln cayó aturdido a los pies de Octavia que resbaló por la pared jadeante y temblorosa. Los ojos llenos de lágrimas y el cuello completamente rojo por la presión que aquellos fuertes dedos que a punto habían estado de arrebatarles la vida, habían ejercido sobre él.

Tratando de recuperar el aliento, con el corazón encogido y las lagrimas bañándole las mejillas miró al que hasta ahora había sido el único y mayor amor de su vida y el dolor al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo fue desolador.

Abigail que mantenía aún entre sus manos uno de los extintores de la sala, abrió mucho los ojos temblando al darse cuenta de lo que acababa de pasar, de lo que acababa de hacer.

—¡Octavia! —dijo soltando el extintor a un lado antes de reaccionar y agacharse junto a ella para examinar su garganta—¿Estás bien? ¿estás bien?

Octavia que aún podía sentir aquellos dedos presionar su garganta apartó la mirada aturdida y herida antes de atreverse a intentar hablar, apartando a Abby de ella para que no la tocase.

—O... ocúpa... ocúpate de él...—consiguió articular con la voz tomada y las lágrimas resbalando por sus sofocadas mejillas sin mirarla intentando recuperar la respiración.

Lincoln que sintió un dolor atroz tras la cabeza se llevó la mano atrás dándose cuenta de que estaba sangrando y al levantar la vista, los árboles, el sol, la brisa, las verdes y húmedas hojas, la tierra desaparecieron y la habitación tomó forma nuevamente ante sus renovados ojos que en cuanto encontraron el herido cuerpo de Octavia se llenaron aún más de lágrimas.

—Octavia... —reaccionó él viéndola tomar instintivamente distancia y elevar temblorosamente la mano para impedir que se acercase a ella—. No... no, no, no... ¿he... yo... yo he...? —su mano cubrió su boca siendo consciente ahora del daño que había causado a su amor—. ¿Esto... esto lo he provocado yo?... —preguntó Lincoln, herido y aturdido viéndola apoyada contra la pared así y viendo después a Abigail llevarse las manos al rostro mirándole completamente compungida y aterrada—. Yo... yo no quería... yo... lo siento, lo siento mucho Octavia, lo siento... —intentó acercarse él teniendo que detenerse al verla tan asustada—. Oh no, ¿qué he hecho?... —lamentó el trikru entre sollozos—. Abby, ¿qué es lo que he hecho?...

Abigail que fue consciente de lo roto que Lincoln estaba, de que todo aquel daño y sufrimiento que había provocado a su hija estaban pasándole factura y que el arrepentimiento y la culpa que torturaban su corazón estaba siendo devastador, se agachó para tratar de atender la herida de su cabeza viéndole negar realmente mal.

—Lo siento... tenéis que creerme, lo siento... lo siento mucho, lo siento, lo siento... lo siento...—no dejo de repetir entre sollozos mientras buscaba consuelo en los brazos de Abigail que dejando a un lado todo aquel odio que sus actos en ella habían despertado se compadeció de él, devolviéndole el abrazo con maternal necesidad—. Lo siento, lo siento... lo siento...

No se había detenido a pensar en que Lincoln podría haber estado sufriendo tanto como ellas, no pensó que fuese a inspirarle más compasión que odio, no creyó jamás que fuese a obtener su perdón pero aquello les había devastado a todos, y Lincoln jamás recuperaría una parte suya que quedo en aquel bosque antes de que les liberasen.

Nunca iba a dejar atrás aquel dolor, solo le quedaba enfrentarlo de la mejor manera posible y tratar de seguir adelante enterrando en su cabeza y en su mente lo que ocurrió.

Tal como tendría que hacer ella con el tiempo, tal como parecía haber hecho ya su hija, Clarke...

No quedaba otro remedio...

Ya no...

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora