345. Contigo...

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Aranae que no había querido bajar a comer con el resto, permanecía de pie en aquella misma terraza de la habitación de los Natblidas que tantas y tantas horas había compartido con su hermana y con ellos.

¿Qué podía decir acerca de eso?

Iban a separarse...

La vida de cada uno de ellos tomaría un rumbo distinto y de sus decisiones dependería la supervivencia de los suyos.

Estaba preparada para asumir esa clase de decisiones, estaba preparada a consciencia para ocuparse de aquello pero para separarse de lo único que realmente había conocido en su vida no lo estaba tanto.

Como la gran líder que sería tendría todo cuanto quisiese, cuanto pidiese, cuanto exigiese... cualquier cosa que quisiese sería suya había oído decir en la reunión.

Cualquier cosa...

Ella no quería eso, no quería ninguna cosa para ella salvo lo que ahora tenía.

Libertad y decisión.

Nunca había tenido nada tan preciado que le perteneciese solo a ella.

Era abrumador...

Desde allí, las vistas de la inmensa Polis se extendían mucho más allá de lo que le alcanzaba la vista. Aún no podía creer que una parte de aquella imponente ciudad fuese a ser suya, peor aún que todo un clan más allá de las montañas fuese a pertenecerle.

Estaba aterrada...

Aterrada de hacerlo mal, aterrada de equivocarse en ello. Aterrada de fallarle a Heda. Aterrada de demostrar que no valía para aquello.

Todo cuanto Halena había visto, toda esa muerte y destrucción hacía que se sintiese insegura allí. Temerosa y responsable de no poder evitarlo. Hashelee iba a volver, estaba segura de ello. Iba a volver y ella iba a tener que...

Una mano se posó desde atrás sobre su hombro y Aranae se volvió tan rápida e inesperadamente que el desconocido terminó pegado con fuerza contra la pared y con la mano de ella en su cuello y la otra en su cara dispuesta a rompérselo si era preciso.

El rostro de Aranae cambió en cuanto se dio cuenta de quien era aunque no aflojó la presión.

—¿Treior?

Treior que apenas podía respirar en ese instante movió ligeramente la cabeza con un gesto llevando las manos a las suyas para apartárselas suavemente.

—Soy... yo...

Aranae que le miro sobrepasada apartó las manos de él sintiendo aún las suyas sobre ella y retrocedió un tanto abrumada.

—¿Estás bien? —preguntó él con preocupación al verla así.

Aranae que cerro sus ojos intentando calmarse por un segundo asintió quedamente.

—Lo siento, yo...

—No pasa nada, lo entiendo tranquila —dijo él acercándose un poco a ella aún cogiendo sus manos con las suyas—. Todos estamos un poco nerviosos. No debí acercarme así, perdona...

Asintiendo, Aranae bajó la mirada llevándose una de las manos al rostro tratando de recomponerse un poco.

—No has bajado a comer, ¿no tienes hambre? —preguntó él fijándose bien en ella y en como estaba apartándole la mano del rostro suavemente.

—No, no tengo... —murmuró ella evitando su mirada sabiendo que la conocía demasiado bien.

—Nadie va a juzgarte por lo que Hashelee ha hecho, Aranae... —insistió él buscando sus ojos—. Lo sabes, ¿verdad?

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora