456. Certidumbre

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El atronador estruendo de los truenos al romper entre las espesas nubes que encapotaban Polis, despertó a Keryon en su cama durante la fría madrugada. El Natblida enseguida buscó a Darshan con la mirada, y le encontró sentado en el suelo junto a la puerta de la terraza.

Detestaba las noches de tormenta especialmente desde que ya no compartía habitación con sus compañeros. El tener una estancia propia como nuevo líder del Clan Podakru le daba cierta paz, pero en momentos así la soledad hacía apremio.

Keryon se envolvió entre las pieles de su cama y abandonando el confort de esta, se acercó a Darshan en silencio.

—Algo malo está ocurriendo —murmuró Darshan contemplando la tormenta que se desataba en la lejanía sin volverse a verlo—. Puedo sentirlo.

Keryon que frunció el ceño al escucharle se preocupo un poco al escuchar aquello, y sentándose a frente a él le observó en silencio.

—Puedo verlo.

El Nohara se estremeció ya que lo que estaba llegando a él no era nada bueno.

—¿Aden? —preguntó el Natblida mirándole envuelto entre las calientes pieles.

—Halena —respondió Darshan antes de atreverse a mirar a Keryon.

Ni el Natblida sabía donde había ido la heredera de Heda ni sus otros compañeros tenían idea alguna de lo que había pasado con ella.

Había despertado y desaparecido para desconcierto de todos, y Aden luego había hecho lo propio yéndose trás ella.

Habían querido ir tras ellos como no, pero no podían dejar el emplazamiento de Polis indefenso.

No con todos los cambios que estaban estableciendo, ahora no eran simples Natblidas, ahora habían tomado el mando de los Clanes y debían comportarse de acuerdo a ello.

No podían correr innecesarios riesgos, y debían estar allí para ocuparse de asuntos mucho más transcendentes e importantes que nada de lo que pudiese ocurrirle a alguno de ellos.

Halena sabía cuidarse bien, era una excelente guerrera, una Anorah cosa que la convertía en prácticamente inigualable y Aden, bueno el Natblida no tenía remedio.

Él era el más intrépido, el más arriesgado de todos ellos.

Aden era él único capaz de enfrentar a la imponente Heda de los Catorce Clanes y decirle en su cara que estaba equivocada o al menos a eso parecía dispuesto.

Nadie allí sería capaz de algo así, también suponía porque era su predilecto.

Keryon que se quedo mirando a Darshan en silencio se preguntó cómo acabaría todo aquello. Había tanto que podría salir mal, había tanto riesgo en ello.

Solo quería por una vez en su vida conservar aquella sensación de seguridad, de apego. Habían trabajado mucho todos por alcanzar la paz, la tranquilidad y el sosiego entre clanes y por nada del mundo deseaba que algo perturbase todo aquello.

Ahora que su corazón le pertenecía a Darshan y tenía la oportunidad de aspirar a una nueva vida junto a él, quería que todo allí estuviese bien.

Desconocía lo que ocurriría una vez que Heda se enterase de todo cuanto había ocurrido en su ausencia, pero deseaba ante todo que aquella sensación de certidumbre no desapareciera.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora