416. Ina Anak

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El húmedo y gélido aire de la mañana era todo cuanto Ontari podía reconocer. Aquellas vastas tierras, aquellas inconmensurables llanuras que se extendían hasta donde le alcanzaba la vista y que seguramente cubrían mucho más allá, eran todo un descubrimiento para sus ojos.

Los guturales sonidos de cuernos ceremoniales se superponían unos a otros desde las montañas que coronaban la enorme extensión de tierra hasta la mayor de las lejanías.

Sonidos graves, broncos, incesantes... sonidos que acompañados de interminables tambores presagiaban la llegada del nuevo rey a aquel desconocido lugar para ella hasta ahora, llamado Terra Ianka.

Nada más descender la pasarela, Ontari al igual que toda su guardia personal reunida en torno a ella se habían quedado totalmente anonadados. Aquel extraño lugar no era para nada lo que habían imaginado.

Keryan que permanecía a su lado volvió la cabeza hacia ella en el momento en que todos sus guerreros trakaras tomaban tierras al clamor de la salvaje y tosca multitud.

Muchos continuaban con el rostro pintado de marrón, azul y rojo, muchos portando enormes máscaras ceremoniales mientras que danzaban en torno a grandes hogueras dispersas entre la verde y alta hierba.

Grandes edificaciones de madera, barro y hojas esparcida a lo lejos entre la maleza. Arqueros y lanceros ocupando posiciones en lo más alto, gentío por todas partes atiborrándose de carnes y elixires elaborados con algunas frutas exóticas. Un espeso olor a acre impregnándolo todo junto a una especie de olor a azufre.

No importaba donde mirase Ontari, aquella gente gritaba, luchaba, se revolvía y danzaba como verdaderos salvajes. Festejaban el luto de su anterior rey y daban regocijo al nuevo derramando sangre en su honor.

No muy lejos de donde se encontraban, un grito agudo, lastimero rasgo el aire y Ontari dirigió hacia allí su vista, viendo como otra lanza atravesaba el maltrecho cuerpo de una mujer atada a una pira junto a varios niños muertos de distintas edades que colgaban boca abajo mientras esta comenzaba a arder desde su base y la multitud arrojaba flechas, lanzas y piedras al cuerpo inerte que envuelto en gruesas pieles comenzaba a arder en el principio de la plataforma.

—La muerte de un rey trae la vergüenza a toda nuestra gente —explicó Keryan de pie a su lado mientras se fijaba en como el reflejo de las altas llamas brillaba en los ojos de Ontari, y sus oídos recogían los desgarradores alaridos que la viuda del rey Segovax desprendía desde su garganta sumida en llanto—. Su caída demuestra que no era digno de poseer la marca de Ina Anak, nuestra deidad más suprema. Solo ella puede otorgar valor a una vida, solo ella puede recibirte a las puertas de la muerte. Segovax, hizo parecer débil ante Azgeda al pueblo Trakara y por ello, con vergüenza y deshonor arribará a la otra vida. Por ello su linaje, toda su estirpe, le acompañara a la otra vida y la mancha será borrada del recuerdo...

Ontari que vio como aquella mujer se revolvía atada en el poste gritando por sus pequeños vástagos que aquel abrazador fuego consumía ante sus ojos más que por si misma supo ahora a que clase de gente se enfrentaba.

Los Trakaras eran como bestias, Azgeda era inclemente pero cruel solo con aquellos que les atacaban. Aquella reina no era enemiga de su pueblo, aquellos niños no eran rivales de su gente y aún así habían pagado con sangre la poca destreza demostrada por Segovax ante ella.

Aquella mujer, aquellos niños habían muerto y seguían muriendo por su culpa. Keryan la había llevado allí para que fuese testigo de ello, para lograr quebrar su espíritu, su voluntad y su fuerza.

—Sus almas son tuyas ahora...—repuso Keryan suavemente en su oído—. Su sangre está en tus manos...

Ontari que apenas se movió mientras veía como las llamas se alzaban hacia el cielo inclementes, escuchó como toda aquella gente comenzaba a hacer sonidos dantescos que cubrían los cada vez menos audibles alaridos de la mujer cuya vida se desvanecía frente a ella.

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora