473. Si Pierdo Yo, Pierdes Tú

178 17 62
                                    


No tenían tiempo para discusiones absurdas sobre cuestiones éticas, practicas o morales, no estando la vida de la Heda de los Catorce Clanes en peligro.

Octavia era consciente de ello, y mientras participaba en el interrogatorio de aquel salvaje trakara al que habían capturado en el bosque huyendo arco en mano, había autorizado a Lincoln a ir a por el doctor Eric Jackson a la sala de retenciones.

Él era el único tan capacitado como Abby para operar a Lexa en aquellas circunstancias y salvaguardar su vida con las menores secuelas posibles. Aún así, Lincoln sabía que después de lo ocurrido era posible que el doctor skykru no quisiese cooperar.

Aún así Lincoln estaba dispuesto a hacer todo lo posible para convencerle de ello.

Cuando atravesó precipitadamente el pasillo llegando a la zona de las celdas saludo al joven skykru que custodiaba el pasillo, y se dirigió directamente a la gruesa mampara de cristal viendo allí a Marcus Kane, tratando de mirar hacia afuera por la pequeña esclusa que daba al exterior y hacía de ventana, a Eric Jackson junto a él algo nervioso y a Neil Macallan pegado a un lado de la pared.

—¿Por qué hay tanto alboroto ahí fuera? ¿qué es lo que pasa? —le preguntaba Jackson a Kane tratando también de vislumbrar algo desde donde estaba—. ¿Qué son todos esos gritos?

—No lo sé, debe de haber pasado algo muy serio —respondió Kane desconcertado antes de volverse junto a Jackson al oír el timbre de la puerta al abrirse.

Neil alzó la mirada a tiempo de ver a Lincoln entrar con expresión angustiada y seria en el rostro.

—Jackson, necesitamos tu ayuda —dijo de inmediato el trikru viéndole allí—. Lexa está gravemente herida y Abby no puede operarla.

—¿Por qué no? ¿qué ha pasado? —preguntó Kane con preocupación al oírle.

Jackson que hizo un gesto algo inquieto iba a disponerse a contestar pero Neil lo hizo por él.

—No lo hagas, deja que muera.

Lincoln que se volvió a mirarle al igual que el resto endureció su expresión pero Neil, el viejo guardia no reculo.

—¿Qué dices?

—Ella nos encerró aquí, nuestra vida está en sus manos y ya sabemos lo que eso significa. Vamos a morir, deja que muera y que nuestra gente sea la que nos juzgue, no somos salvajes. Ellos si y ella es la mayor de todas. No les ayudes Jackson, piénsalo bien.

Jackson que dudó unos segundos por aquellas palabras, terminó por sacudir la cabeza. Él era medico, había hecho un juramento y no importaba en que circunstancias fuesen, no volvería a incumplirlo.

—En la enfermería, ¿verdad? —preguntó Jackson disponiéndose a marchar viendo a Lincoln asentir.

Jackson tardó una milésima de segundo en atravesar la puerta y correr por el pasillo cruzándose con el guardia que intentó darle el alto.

—¡Nick, acompañale a la enfermería y no le pierdas de vista!

El joven guardia obedeció sin discutir ni mediar palabra y se marchó tras Jackson dejando a Lincoln junto a Kane y Neil.

—¿Puedo ver a Abby? —preguntó angustiado Kane dando un paso hacia él—. Solo verla, quiero asegurarme de que se encuentra bien.

Lincoln que se volvió a mirarle hizo un débil gesto a punto de explicarle que no podía hacer eso pero justo cuando se disponía a hacerlo sintió como Neil se abalanzaba sobre él sujetando con fuerza aquel ensangrentado, oxidado y largo tornillo contra su cuello.

Lincoln siseó al sentir el dolor y Kane palideció retrocediendo alarmado.

—Neil, ¿pero que haces? —le gritó el ex Canciller llevando hasta su cabeza sus manos completamente obcecado.

—No voy a morir aquí —replicó el antiguo guardia apretando sus dientes sin soltar ni un ápice a Lincoln que se tensaba más y más al sentir aquel punzante objeto en su palpitante cuello—. No soy como vosotros, no voy a resignarme. Si te mueves un centímetro te lo clavó —amenazó Neil mientras miraba fugaz y nerviosamente hacia atrás comprobando que no viniese nadie—. Ahora tú y yo vamos a salir de aquí y me llevarás fuera. Le dirás a la estúpida de tu novia que me deje marchar y en nada habré desaparecido. Nadie tiene porque salir herido, nadie tiene porque morir. Solo quiero salir de aquí, solo quiero irme.

—Neil cometes un error, suéltale —le imploró Kane haciendo por acercarse viéndole retroceder arrastrando a Lincoln consigo.

—Pase lo que pase, no conseguirás salir con vida de Arkadia y ambos lo sabemos —le aseguró Lincoln apretando la mandíbula tenso al sentir la afilada punta del grueso tornillo clavarse punzantemente en su piel.

—Lo solucionaremos —trató de convencerle insistiendo para que le soltase—. Haremos alguna clase de trato, llegaremos a un acuerdo con ellos, viviremos.

—No, no lo haremos —repuso rápidamente Neil más que enfadado—. No se puede hacer tratos con ellos, no son de fiar. Tú mejor que nadie sabes eso, les has sido útil desde hace dios sabe cuanto y ahora mira donde estás, donde te tienen.

—No, yo me lo busque —contestó Kane de inmediato señalándose—. Yo cometí un acto imperdonable y ahora pago por ello, no es culpa de ellos es culpa mía. Y de Jackson y tuya. Debemos aceptar que obramos mal y hacernos cargo de ello, debemos acarrear la culpa y aceptar el castigo, admite que nos lo merecemos.

Neil que le miró lleno de rencor y desconfianza ladeo ligeramente la cabeza escuchando aquello.

—Neil por favor, Octavia es una líder justa —insistió Kane con un gesto empezando a ver como del cuello de Lincoln comenzaba a emanar un pequeño hilo de sangre y el gesto se le contraía reprimiendo el dolor—. Ella solo quiere impartir justicia y...

—¡A la mierda su justicia! —le gritó con furia Neil señalándole con el ensangrentado tornillo—. ¡Si yo pierdo la vida, ella pierde la suya!

Lincoln que aprovecho la oportunidad se dispuso a darle un codazo pero Neil que estaba entrenado fue más rápido y frenándole, le enterró con fuerza aquel dichoso tornillo atravesando la piel de su cuello alcanzando su carótida que rápidamente comenzó a sangrar en cuanto Neil lo sacó bruscamente tal como lo había insertado.

—¡No! —gritó Kane avalanzándose hacia ellos al tiempo de ver a Lincoln llevarse la mano al cuello y caer de rodillas ante él de lo más herido y desconcertado.

Neil que le miro lleno de ira y rabia señaló a Kane con el tornillo sujetándolo con fuerza entre sus ensangrentados dedos.

—¡Me ha quitado a mi familia, ahora le quito yo a la suya! —advirtió el viejo guardia cargado de resentimiento y dolor—. ¡Aunque ahora me muera, al fin estamos en paz!

Marcus Kane que abrió los ojos tratando de taponar el cuello de Lincoln con sus manos viendo brotar y brotar la sangre incontrolablemente, abrió mucho sus ojos viendo como los ojos de Lincoln se empezaban a entrecerrar y el color de su piel a desaparecer.

—¡Lincoln, no! ¡Aguanta! ¡No, Lincoln, no!

Neil les dio una ultima mirada antes de sacudir su cabeza y largarse de allí a toda prisa antes de que nadie pudiese advertir su presencia.

—Oc... Octavia...

—Aguanta, aguanta —murmuró Kane impotente viendo como salía más y más sangre tratando de sujetar su cuerpo con el suyo para que no se desmayase.

—Oc...tavia...

—Lincoln, Lincoln escucha, escúchame —intentó Kane tratando por todos los medios de contener la hemorragia y de que la conciencia no le abandonase—. Te vas a poner bien, te vas a poner bien, vamos a ir a ver a Abby y ella...

Pero Lincoln ya no escuchaba, los ojos del trikru comenzaban a cerrarse por ultima vez y sin Kane saberlo, y sin Octavia saberlo, ya nunca jamás se abrirían.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora