366. ¿Qué Has Hecho?

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Las lágrimas habían comenzado a llenar los ojos de Aranae que con su vestido y piel empapados de la sangre de la más joven Natblida mantenía la espalda pegada contra la pared y la espada de Keryon con manos temblorosas pero prestas sujetándola con la respiración entrecortada.

—Hashelee, no quiero hacerte daño... —advirtió con la voz tomada por la tensión del momento—. Por favor...

Hashelee que la contemplaba desde la puerta de la terraza se sonrió ligeramente con la daga aún ensangrentada.

Parecía estar disfrutando de ello, parecía resultarle entretenido.

—¿Qué no quieres hacerme daño? —inquirió Hashelee alzando lentamente una ceja sin perder su sonrisa con desprecio—. Siempre te has creído mejor que yo, ¿verdad?

Aranae que tembló al oírla intentó calmarse pero sus pensamientos iban mucho más rápido que ella.

—Hashelee, somos hermanas...—imploró ella a modo de suplica—. Escúchame por favor...

—¿Qué te escuche? —dijo ella comenzando a pasearse por la habitación paseando su vista por la afilada hoja de la daga—. ¿Qué te escuche como hace Halena? ¿Cómo hacen Treior y Aden? ¿Cómo hace el resto de patanes insulsos a tu alrededor?...

Aranae que no comprendió aquello se la quedo viendo con confusión.

—No, me parece que no... Estoy harta de escucharte, harta de oír hablar de lo buena que eres, de la posibilidad de que seas tú quien nos lleve a la tumba a todos... Aranae, Comandante de la Sangre, Heda de los Catorce Clanes, no... eso nunca pasará...

—Tienes razón, tienes... tienes toda la razón, Hashelee no pasará... —intentó Aranae tratando de convencerla—. Si eso es lo que te preocupa, Heda ha ordenado deshacer el Cónclave, nos ha concedido la regencia de los clanes, nos...

La mano de Hashelee fue tan rápida que apenas Aranae se movió la hoja de la daga se clavó bruscamente en la pared junto a su rostro dejando un imperceptible rastro de sangre en su acariciada mejilla.

Aranae palideció sabiendo lo buena que Hashelee era con dagas, cuchillos, y afiladas hojas comprendiendo que había fallado a propósito.

—Te inventarías cualquier cosa con tal de que te creyesen, ¿verdad? —le espetó Hashelee endureciendo su rostro mientras sacaba otra de sus dagas de su cinturón—. Así como te inventaste que Keikoh te atacó...

—¡Keikoh me atacó! —le espetó Aranae indignada al escucharla entre lágrimas al referirse al hermano de las dos cuando apenas eran unos niños y Aranae para defenderse de él le mató.

—¡Mientes! —le gritó Hashelee dando un par de pasos hacia ella pasando por encima del cuerpo inerte de Ivory señalándola con la daga—. ¡Eres una zorra mentirosa! ¡Él jamás te atacó!

—¡Si que lo hizo, lo hizo, Hashelee! —dijo soltando una de sus manos de la espada levantando su vestido donde tenía una enorme cicatriz que cruzaba su pierna consecuencia de patalear contra las rocas contra las que su hermano intentó ahogarla—. ¡Tú no estabas allí!

—¡Keiko era mi hermano! ¡Nacimos juntos y tú le mataste! —le gritó Hashelee llena de resentimiento y rabia arrastrando las palabras con rencor—. ¡Le apartaste de mi! ¡Le mataste!

—¡Nunca quise que ocurriese! —le gritó dolida Aranae mientras las lágrimas resbalaban por su cara en silencio—. ¡Creía que me quería!

—¿¿Quién te va a ti a querer?? —le lanzó ella otra de las dagas con fuerza que Aranae tuvo a bien esquivar escuchándola clavarse contra la madera de la puerta, restallandola—. ¡¡Por tu culpa me apartaron de mamá y papá, por tu culpa perdí a Keikoh, por tu culpa nadie me tiene en cuenta!! ¡¡Por tu culpa!!

—¡¡Eso no es cierto!! —gritó Aranae entre lágrimas al oírla llena de rabia ya que el tener Sangre Nocturna no había sido elección suya—. ¡¡No tuvimos la culpa de nacer así!!

—¡¡Llego a Polis, llego a la Torre, entreno igual de duro que el resto, me pongo a disposición de Heda y de esa puta bastarda, ¿¿y quién es su favorita??... ¡¡Aranae!!

—¡Eso no es culpa mía! —intentó defenderse ella entre lágrimas aferrando con fuerza la espada ya que las manos le temblaban demasiado.

—¡Me porto bien, intento ser aplicada y obediente y vaya donde vaya, ya sean Heda, Titus o Indra, ¿¿de quien dicen que debo aprender?? —gritó ella furiosa y amenazante dándole una dura mirada—. ¡¡Aranae!!

Aranae que se la quedo viendo afectada ni siquiera era consciente de que le guardase tantisimo rencor hacía tanto tiempo.

—Hashelee, ¿Por qué no puedes parecerte más a Aranae? —murmuró con burla Hashelee mientras se acercaba más y más a ella al verla temblar así—. ¿Pero te ha preguntado alguien alguna vez si podrías parecerte a mi?

—Hashelee, por favor... —insistió Aranae al tenerla tan cerca no queriendo usar esa espada contra ella—. Has cometido un error, Heda... Heda lo entenderá, yo se lo explicaré, le diré que he sido yo pero por favor para...

—Incluso ahora actuas como si fueses mejor que yo, ¿te escuchas alguna vez? —le espetó ella alcanzando la daga de la pared y arrancándola a su lado con fuerza.

Aranae se tensó y la respiración se le cortó al ver como a su lado, frente a ella Hashelee dedicaba su mirada hacia la espada.

—Nunca me han gustado las espadas, son pesadas, torpes... en cambio, estas pequeñas maravillas de aquí... —murmuró ella observando ahora el brillo de la afilada y corta hoja en su mano—. Son tan ágiles, tan rápidas si sabes como usarlas...

Aranae que cerró sus ojos al oírla se estremeció al recordar como con una de ellas la había apuñado en el estomago.

—Afiladas entran en el cuerpo como mantequilla como bien sabrás...

Aranae que abrió los ojos al escucharla antes de que pudiese continuar lanzó un golpe a su cara tan directo que envió a Hashelee al suelo.

—No quiero hacerte daño, pero te lo haré si es necesario —amenazó Aranae abriendo la puerta rápidamente para salir de allí.

Hashelee que comenzaba a sangrar por el rostro, sacó una de sus dagas y moviendo su mano la lanzó tan velozmente que un gritó escapó de los labios de Aranae al ver como la hoja se clavaba en el vientre de Halena que se disponía a entrar en ese momento tras haber llegado al fin arriba.

Los ojos de Hashelee se abrieron de par en par al igual que los de ella que pasmada bajó lentamente la mirada a su estomago y temblando se llevó las manos allí mientras las rodillas le fallaban y Aranae alzaba sus brazos cogiéndola en el aire para que no cayese.

—Halena... —murmuró Aranae aterrorizada y llena de lágrimas viendo como la sangre de Halena comenzaba a brotar de la herida y como ella levantaba la mirada completamente en shock para verla—. No...

Hashelee que abrió aún más sus ojos se llevó ambas manos a la boca impactada al ver a la heredera de Heda caer al suelo.

—Jusheda...—susurró angustiada bajo una profunda conmoción.

—Hashelee, ¿qué has hecho? —dijo Aranae volviéndose a mirarla tan conmocionada como ella sujetando en sus brazos a Halena.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora