429. Consecuencias del Pasado

304 26 27
                                    


Las ardientes llamas parecían querer elevarse más y más hacia la inmensidad de la noche queriendo alcanzar el estrellado cielo nocturno. Devorando como insaciables lenguas de fuego las agrestes cabañas apostadas en la linde del bosque, el terror se propagaba por todo el asentamiento.

Los cascos de los caballos golpeaban con fuerza el suelo al tiempo que los silbidos de las flechas se confundían con los desgarradores e histéricos gritos de las inocentes vidas que despavoridas huían para salvar su hasta ahora plácida existencia.

Un par de niños corrían en dirección al bosque mientras sus padres trataban de protegerles de los feroces guerreros que habían llegado de los confines más helados de la tierra conocida para hacerse con ellos.

Una lanza, un nuevo silbido que cortó el aire y uno de los pequeños cayó hacia delante entre la alta y frondosa hierba.

Más gritos, más llamas...

Tanto horror...

Ontari que permanece de pie entre la hierba lejos de allí, contempla la escena lacónicamente viendo como los despiadados guerreros ataviados con gruesos ropajes, y máscaras de muerte portan antorchas que no dudan en usar para asediar y causar el terror y desolación deseado en el asentamiento.

Tras ella, a poco menos de un metro Halena también permanece de pie.

Las líneas del interior de su mano arden, escuecen formando una marca imborrable que aún sangra y quema hasta lo más profundo de su ser...

La misma que se desdibuja en la mano derecha de Ontari...

Sus ojos persiguen el caos, la devastación y el horror que ante ellas está sucediendo pero no se mueve.

Ninguna lo hace...

—Sucedió aquí, ¿verdad?... —preguntó Halena con un murmullo de voz, al tiempo que sus ojos veían como uno de los aldeanos conseguía tirar de uno de los caballos a uno de los guerreros y como ambos se ensalzaban en una injusta lucha.

Ontari que contempla impávida, como el guerrero finalmente corta la garganta del hombre y corre hacia la mujer que trata de subir a sus dos niños pequeños al caballo, traga lentamente en silencio.

—Fue aquí donde ella te encontró... —continúo cautelosamente Halena, dándose cuenta de la relevancia de la escena.

La mujer consiguió asestar un golpe al guerrero pero no hubo oportunidad de un segundo, este enterró su espada en su vientre que se deslizó como si este fuese de mantequilla.

Los niños gritaron con horror, el mayor agarró las riendas del caballo mientras las pequeñas manitas de su hermano apenas le sujetaban con fuerza por la cintura y espoleó al caballo tal y como tantas veces había visto hacer a su padre.

El caballo salió disparado entre las cabañas en llamas y otra de las guerreras de aquellas Hordas de Muerte se agachó disparando con su arco al cuello del caballo que en cuanto sintió el dolor frenó de golpe haciendo que los dos niños saliesen disparados contra el suelo.

Ontari observó como aquella mujer portaba una horrenda mascara mientras se acercaba a los niños que aturdidos trataban de incorporarse, al primero le agarró del pelo cortándole la garganta ante de que pudiese incluso chillar, el segundo se paralizó por el horror y otro guerrero a caballo le cortó la cabeza al pasar a todo galope tras de él para satisfacción de la mujer.

Halena que se estremeció ante la visión vio a lo lejos como un padre forcejeaba para que no le arrebatasen a una pequeña de los brazos que no paraba de gritar, el hombre se defendía como podía de aquel cruel guerrero que no tardó en conseguir quitarle a la niña y hacerle caer de rodillas al suelo con una lanza enterrada en su estomago.

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora