469. Por Sorpresa

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En Arkadia el sol había logrado abrirse paso a través de las espesas nubes que parecían estar alejándose hacia el horizonte por el cielo.

Lexa kom Trikru, Comandante de la Sangre, Heda de los Catorce Clanes y precursora de la Coalición había tomado medidas rápidas y eficaces acerca de todo cuanto estaba ocurriendo.

Había enviado a su lugar teniente junto a su segundo al mando a Polis durante las horas previas para movilizar a su ejercito.

Una vez en Polis convocarían a los líderes de los clanes que se reunirían con ella a las puertas de Azgeda.

Aquella afrenta, aquella invasión y ataque a sus tierras no quedaría sin castigo ni condena. Era de su gente de la que estaban hablando, y los trakaras meros invasores llegados desde lejanas tierras al otro lado del profundo mar que perecerían a manos de los trigedas.

Palabra de Comandante de la Sangre.

Palabra de Heda.

Incluso Luna kom Floukru líder del Clan Floudon Kru y aliada de Lexa, había decidido actuar en favor de ella.

Luna estaba en contra de una guerra pero no podía evitar alarmarse ante las revelaciones que hacía Aden sobre la invasión a Azgeda.

Octavia había dispuesto a los mejores de sus hombres, a los más combativos y fieros para que escoltasen a la Heda de los Catorce Clanes hasta Polis y la acompañasen a la guerra.

Si no tenían más remedio que luchar para preservar la paz, a sus gentes y sus tierras, lucharían.

Octavia que subió a Helios acarició sus crines jalando de las riendas hasta controlar a la avispada yegua, y observó como delante Lexa tomaba posesión del más veloz de sus caballos con suma experiencia.

Las poderosas patas del caballo golpearon la dura tierra y Lexa tomó las riendas con firmeza mientras algunos hombres y mujeres, guerreros y guerreras trikrus, floukrus y skykrus hacían lo propio alrededor de ella.

Luna permanecía de pie en el suelo junto a Aden muy cerca de Lexa.

Derrick se había ofrecido en su lugar para ir a Polis en representación de su clan ya que no le parecía el momento de dejar a su gente sin guía alguna en sus tierras.

—Tened mucho cuidado —pidió la líder Natblida observándoles de cerca.

—Lo tendremos —prometió Derrick alargando la mano para darle un último apretón besando los labios de ella—. ¿Estaréis bien aquí?

—Lo estaremos —aseguró Luna kom Floukru al separarse compartiendo una última mirada antes de situarse nuevamente junto a Aden.

Clarke kom Skykru, embajadora del Pueblo Celeste en Polis y legendaria Wanheda se había empeñado en acompañar a Lexa pero esta se había negado, le había pedido que se quedase allí para ocuparse de su gente ahora que la Canciller Octavia marchaba junto a ella.

—Regresaré pronto. Cuida de nuestro pueblo —pidió desde lo alto de su caballo la imponente Heda—. Y si algo me ocurre...

—Eso ni lo pienses —le advirtió Clarke con trémula voz observándola muy cerca.

—Si soy llamada al Otro Lado, prométeme que cuidarás de Halena —prosiguió Lexa serena sin temor alguno devolviéndole la mirada cargada de amor y reservas.

—Sabes que lo haría pero eso no va a hacer falta porque vas a regresar conmigo junto a ella —dijo Clarke quedamente algo tensa.

La Heda de los Catorce Clanes la contempló largos instantes queriendo besarla una ultima vez, sabiendo que no podría hacerlo antes de dedicar una ultima mirada a Luna y a Aden.

—Cuidad de ella.

Aden que trago despacio dio un paso hacia delante queriendo decir una ultima cosa a Lexa.

—Heda, yo...

—Sé que lo sientes, Aden —repuso Lexa sabiendo lo que quería decirle el Natblida mucho antes de que lo dijera.

Aden que contuvo la emoción en sus ojos bajo arrepentido la cabeza, sintiendo la mano de Luna estrechar su hombro para infundirle aquel animo y valor que el pequeño Natblida había perdido junto con su entrega.

Lexa que respiro hondo volvió la mirada al frente y justo cuando estaba a punto de ordenar ponerse en marcha, el sordo y agudo silbido de una certera flecha llegada desde algún lugar de entre la espesura del bosque atravesó el aire, clavándose con tanta fuerza en ella que el cuerpo de Lexa cayó del caballo hacia atrás inesperada y bruscamente para sorpresa de Clarke, de Luna, de Aden.

—¡Arqueros! —gritó una gutural voz al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo—. ¡Proteged a Heda!

Rápidamente algunos guerreros trikrus y floukrus saltaron a la tierra tomando sus arcos apuntando hacia la lejana maleza al cerrar filas en torno a Lexa.

Algunos skykrus sacaron sus armas haciendo lo propio y tanto Clarke como Luna corrieron a socorrerla.

—¡Lexa! —gritaron Luna y Clarke casi al mismo tiempo que llegaban a su lado agachándose junto a ella.

Aden que vio relinchar al salvaje caballo alejándose por el susto, abrió sus ojos de golpe completamente impresionado ante lo que estaba ocurriendo.

—¡Skykrus disparad! —gritó Octavia al tiempo que desenvainaba su espada y la dirigía en dirección a la maleza.

Miller, Brian y algunos experimentados guardias skykrus alzaron sus armas y fusiles y dispararon indiscriminadamente contra la espesura del bosque mientras Luna y Clarke arrastraban hacia la nave a la herida Lexa cuyo hombro estaba atravesado por una gruesa flecha.

Los floukrus y trikrus que conformaban ahora la guardia personal de la Comandante de la Sangre profirieron gritos de guerra y en cuanto Lexa piso el interior de la nave, todos corrieron hacia el bosque dispuestos a arrasar con quienes hubiesen efectuado tal ataque a su Heda.

—¡Lexa! ¡Lexa! —gritó Clarke viendo brotar la negra sangre de la enterrada flecha volviéndose hacia uno de los pasillos—. ¡Traed a mi madre! ¡Traedla!

Luna que trató de detener la hemorragia con sus propias manos miro a una conmocionada Lexa y volvió la cabeza hacia fuera viendo desde el interior de la nave como los guerreros de Heda tomaban el bosque armas en mano dispuestos a declarar aquella guerra.

—Te pondrás bien, tranquila —la tranquilizó la líder floukru tratando de convencerla viendo como una mueca de dolor atravesaba el rostro de Lexa—. ¡Te pondrás bien!

—Aguanta un poco —le pidió aterrada Clarke sintiendo las lágrimas llenar sus ojos de puro terror y miedo—. Esto no es nada, no es nada Lexa. Aguanta un poco, ¿quieres?

—Clarke —murmuró algo abotargada Lexa sintiendo aquel intenso dolor atravesar su hombro y expandirse a otras zonas mucho mas concretas.

—Estoy aquí, estoy aquí Lexa, estoy aquí —murmuró Clarke tomando su mano antes de llevársela a los labios besándole los nudillos y los dedos mientras las lágrimas bañaban su cara—. ¿Dónde demonios está mi madre? —gritó Clarke hacia el pasillo viendo a muchos de los guardias correr hacia fuera—. ¡Mamá! ¡Abby! —gritó desesperada Wanheda.

—No te muevas, Lexa —le dijo Luna tratando de ver como sacar aquella ancha y dura flecha mientras sus manos y sus ropas se empapaban de caliente sangre negra—. No te muevas.

—¿Quién es esa gente? —se preguntó Clarke verdaderamente tocada antes de verla.

—Sean quienes sean, han debido venir siguiendo a Aden —caviló Luna al darse cuenta de que habían aparecido justo unas horas después de la llegada de Aden.

Si, de no ser así hubiesen atacado mucho antes en horas más bajas y de menor defensa.

Debían haber seguido al pequeño Natblida desde Polis, no había más explicación que aquella, y quizás sin saberlo, sin tener alguna idea Aden les había conducido a la toma de Arkadia y quizás a Lexa hacia su muerte.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora