460. Verdades Inciertas

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Clarke kom Skykru, embajadora del Pueblo Celeste en Polis, y legendaria Wanheda se apresuró a alcanzar a Lexa por el pasillo, entrando en la habitación que compartía con Lexa en Arkadia precipitadamente tras ella.

Puede que fuera la tormenta estuviese azotando con fuerza pero ni comparación con la que se estaba desatando dentro de la nave en aquellos momentos.

—Lexa —intentó detenerla Clarke alargando la mano para alcanzar su brazo—. Lexa, espera...

La imponente Heda de los Catorce Clanes se soltó tan bruscamente que cuando se volvió hacia ella, su gélida mirada la paralizo.

—¡Me mentiste! —le reprochó Lexa con dureza señalándola—. ¡Confié en ti, y tú me mentiste! ¡Otra vez!

Esta vez Clarke supo que todo se había estropeado de nuevo y que esta vez, no tenía excusa ninguna.

—¡Nunca quise mentirte! —se exculpó ella arrepentida viéndola a los ojos—. ¡Halena... Halena tuvo una visión, ella vio algo que... Halena me pidió que te trajera, ella no quiere que nada malo te suceda! ¡Al igual que yo!

Aquello si que la hirió de verdad, ¿Halena lo sabía? ¿Halena había participado en todo aquello? ¿era ella quien la había apartado de su lado?

No, no podía ser.

Clarke le estaba mintiendo.

—¡Tú debiste decírmelo! —la acusó Lexa con desprecio.

—¡Si, lo sé! ¡Lo sé, debí hacerlo y lo siento! —volvió a disculparse Clarke con arrepentimiento sintiendo un dolor en el pecho ante aquel sentimiento—. ¡Pero tenía demasiado miedo!

Lexa que cambio la expresión de su rostro no esperaba nada como aquello. Paralizándose en el momento vio como los ojos de Clarke se llenaron de lágrimas al momento.

—¿Acaso no puedes entender eso? —apeló Clarke a aquel doloroso sentimiento de incertidumbre que había en ella.

La Heda de los Catorce Clanes se dio cuenta entonces de lo injusta y lo dura que estaba siendo con Clarke. No podía enfadarse con ella por tener miedo a perderla. No podía enfadarse con Halena.

—Clarke, sé cuidar de mi misma —le recodó Lexa paciente y estoica dando un paso hacía ella antes de alcanzar sus manos para verla a los ojos—. No necesito que ninguna de las dos me proteja.

—¿Crees que eso lo hace más fácil para nosotras? —le preguntó entre lágrimas Wanheda devolviéndole la mirada con dolor—. ¿Crees que eso nos consuela?

Lexa ni siquiera se había parado a pensar en las consecuencias de sus decisiones al querer mantenerlas lejos de todo cuanto peligro la acecha, comprendió entonces que obraba mal. Hacía mal al incluirlas en su vida y no contar con ellas.

Ahora lo entendía.

Entendía el temor que podrían sentir ellas y se obligó a si misma a ponerse en su lugar y no tomarla con ella.

—Lo siento —musito Lexa con sentimiento bajando la mirada con cierto arrepentimiento.

Clarke que soltó una de sus manos de entre las suyas, llevándola a su rostro, acunó su mejilla buscando sus ojos con adoración y sentimiento.

—¿Es que aún no sabes cuanto significas para nosotras?

Aquello conmovió a Lexa cuyos ojos se humedecieron ligeramente contra su voluntad.

—¿Cuanto te queremos? —preguntó Clarke sin dejar de mirarla a los ojos viendo reflejado aquel pesar en Heda.

Aquellas palabras avergonzaron a Lexa, había obrado mal. Se había precipitado y las había juzgado a ambas sin ver el reverso de la misma moneda. Ella también haría cualquier cosa por protegerlas, incluido engañarlas, ¿cómo iba a condenarlas por aquello?

—Lexa...

—No quiero que nada malo le ocurra a Halena —confesó la Comandante de la Sangre viéndola muy de cerca.

—Lo sé, yo tampoco deseo eso Lexa —la consoló Clarke inclinándose para besarla muy dulcemente queriendo llevarse todo aquel dolor con ella—. Halena va a estar bien. La encontraremos, cuidaremos de ella.

—Pero Aden, las cosas que ha dicho...

—Es un crío y está asustado, no se lo tengas en cuenta —intercedió Clarke por él queriendo que se centrase en otras palabras que no fueran esas.

Lexa que respiró hondo elevó su mirada para retener las lágrimas sintiendo a Clarke aproximarse a ella, estrechándola entre sus cálidos brazos.

—Todo irá bien. Confía en Halena.

Si, debía confiar en ella. Si era lo que su hija necesitaba lo haría aunque estuviese aterrada de lo que le pudiese estar ocurriendo a Halena.

—He de hacer algo, lo que sea —insistió Lexa ocultando la cara en su cuello.

—Y lo harás, no te preocupes por ella —la consoló Wanheda no queriendo perder la esperanza en Halena—. Estará bien, es Halena.

Eso mismo era lo que le preocupaba a Lexa, que aquella era su pequeña.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora