393. Hermanita

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Mientras cruzaban los enrevesados pasillos del Arca, Lexa que iba unos pocos pasos por detrás de Akeyla no pudo evitar fijarse en los elegantes y delicados movimientos de Akeyla.

Se notaba que la joven floukru estaba acostumbrada a guardar mucho sigilo y a evitar captar atención.

Vestida de aquella manera, con aquella camiseta blanca y aquellos pantalones grises, parecía una autentica skyrku. Nada que ver con las ropas que traía encima ella, incluso estando encinta.

Akeyla se detuvo ante la puerta de la habitación que se le había asignado para ella, y los niños y antes de llevar la mano al pomo se bajó un poco las mangas de la camiseta queriendo impedir que Jarek, o Dayon viesen las marcas que aun tenía su piel y evitarles así la preocupación.

Instantes después miró a Lexa y cierto rubor tiño sus mejillas.

—Antes de entrar, hay algo que me gustaría pedirte —repuso Keily con voz insegura y suave.

El rostro de la Heda de los Catorce Clanes se tornó preocupación y acercándose a ella le devolvió la mirada.

—Pídeme lo que quieras y te lo concederé.

Akeyla que temió que Lexa malinterpretase sus palabras, negó imperceptiblemente con la cabeza.

—No es material... —dijo Akeyla viéndola a los ojos muy cerca de ella—. Me gustaría ser yo quien pudiese explicarle a Jarek... toda esta situación...

Lexa que vio a su hermana bajar apenadamente la mirada siendo consciente de lo que le pedía al ser ella la Heda de los Catorce Clanes alargó la mano y la puso sobre su hombro en señal de apoyo.

Akeyla que elevó la mirada ante el inesperado gesto, tragó despacio.

—No podría ser de otra manera —repuso Lexa contemplándola—. Confío en que tus palabras le causen el menor daño posible y sé que procuraras que sea así...

Akeyla que relajó su expresión no pudo evitar sonreírse dulcemente. Heda... no, Lexa, era mucho más benevolente de lo que ella imaginaba que sería y que diese tanta importancia a los sentimientos de su pequeño hermano, era algo que no podría evitar apreciar y agradecer.

—Aguarda aquí un instante... —le pidió Akeyla con un suave gesto antes de abrir la puerta y asomarse a la habitación.

Jarek que permanecía sentado en el suelo pintando mientras que Dayon jugaba a su lado sobre una mullida manta con unos pequeños animalitos tallados de madera levantó la vista inmediatamente nada más oír la puerta y sonriéndose se puso en pie de lo más deprisa.

—¡Keily! ¡Keily! —gritó con vocecita infantil abrazándose rápidamente a sus piernas entusiasmado—. ¡Has vuelto! ¡Has vuelto!

Lexa que apenas asomó de refilón a la puerta se fijó en como la abrazaba el niño. Parecía tan feliz de verla, tan emocionado... y solo habían pasado unas horas desde su separación.

¿La recibirían alguna vez sus pequeños así?...

¿Anhelarían recibir sus cuidados, abrazos y atenciones de la misma forma en la que Jarek parecía requerir de Keily en aquellos momentos?...

Una anciana que remendaba una manta levantó la cabeza al ver entrar a la floukru y suspiró poniéndose en pie para salir de allí con las cosas.

—Menos mal que estás aquí, no ha parado de preguntar por ti, el bebé tiene hambre y sueño, deberías estar más pendiente de ellos Akeyla, deberías.

Akeyla que levantó la vista al oírla bajó la mirada devolviendo el abrazo a Jarek que escondió la carita en su falda.

—Además niña, ¿de qué vas vestida? —refunfuño la vieja mujer algo malhumorada antes de sacudir la cabeza—. No entiendo como Luna me hace perder mi tiempo mientras tú andas por ahí jugando a disfrazarte de...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora