Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)

463. Insoportable Idea

La tormenta rugía fuera, aún los primeros rayos del día trataban de abrirse paso entre las densas nubes que cubrían el estrellado cielo.

Abigail Griffin, doctora de Arkadia y madre de la legendaria Wanheda sentada a solas en el suelo de su habitación se llevó la taza a los labios bebiendo aquel amargo brebaje que preparaba su gente capaz de embriagar los sentidos a cualquiera.

Ni siquiera podía recordar cuanto había bebido, pero seguramente no lo suficiente para aplacar aquel pesar que la mataba por dentro.

Si cerraba sus ojos aún era capaz de sentir la mano de Marcus Kane recorriendo su mejilla, aún sentía aquel ardiente deseo en su pecho al descubrir como este la había engañado y había encubierto algo tan devastador como lo que Larson su fiel y viejo amigo en el Arca había hecho.

Una parte de si querría creer que aquello tan solo era un mal sueño, una mala pasada que su mente le estaba jugando, algún error pasado que estaba el karma devolviéndole pero no, no lo era.

Abby había estado manteniendo la compostura, escondiendo aquel dolor suyo para que nadie lo descubriese, pero la tormenta había llegado a ella destapando sin tregua sus más ocultos miedos.

Mientras la buena doctora volvía a beber revivía cada pequeño instante, cada momento que había pasado junto a Kane ya fuese en la nave o en tierra.

Aquel lacerante dolor, aquella culpa inmensa hacía que las lágrimas se deslizarán en silencio por su caliente cara.

Por millonésima vez, trató de pensar, de averiguar qué podría haber hecho diferente, cómo podría haberse dado cuenta de lo que pasaba con Harper, con Jackson o con Kane, Jaha era el Canciller por entonces pero ella... ella pertenecía al Consejo.

No era ninguna estúpida, sabía que habían acuerdos bajo mano, corrupción, aquello era política y como buena política que era habían cosas a las que no dar crédito. Por más que lo pensase, Abby llegó a la única conclusión a la que podía llegar y esta era, que debió estar al tanto de eso.

"Que estúpida, Abby" pensó para si nuevamente, "Estúpida, estúpida, estúpida..."

Ahora iban a juzgarlos a todos y ella se sentía como si hubiese fallado en su labor, como si... como si mereciese ser juzgada con ellos.

Aquella idea no la abandonaba y mientras las lágrimas corrían por su cara y el amargo brebaje se deslizaba garganta adentro, Abby supo que no soportaría la idea, que no soportaría el perderlo.

Continuara...