390. Inesperada Petición

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El sol ascendía lentamente en el cielo cuando Harper atravesó el pasillo que daba a la sala médica.

Necesitaba hablar con Jackson y necesitaba hacerlo cuanto antes por lo que esperaba encontrarle allí, pero cuando entró a quien único encontró fue a Abigail.

—Harper, hola —saludó la un tanto sorprendida de encontrarla allí nada más levantar la vista de algunos papeles.

—Hola, Abby —saludó ella tímidamente buscando con la mirada tras ella al joven doctor—. Jackson, ¿está aquí?

Abby que se volvió a buscarle con la mirada terminó sacudiendo levemente la cabeza antes de devolverle la mirada y medio sonreír.

—Ha debido de salir, ¿puedo ayudarte yo?

Harper que se la quedo mirando unos instantes en silencio analizó brevemente la situación y negó con la cabeza bajando la mirada.

—No importa, le buscaré luego...

A punto estuvo de volverse cuando vio a Octavia terminando de vestirse en una habitación.

—Harper, ¿va todo bien? —preguntó Abby desconcertada por su actitud y su apagada voz.

Harper que no contestó, se dirigió hacia la habitación llamando suavemente con los nudillos al cristal.

Octavia levantó la mirada mientras se abrochaba el pantalón y la encontró en el umbral de su puerta. Aún tenía la garganta algo inflamada, y había cubierto las marcas con el cuello del chaleco pero llevándose la mano a ella roncamente logró emitir voz.

—¿Harper?

Harper que estaba al tanto de lo ocurrido porque era la última comidilla entre los guardias hizo un gesto hacia ella.

—Sé que no es momento pero...—no sabía cómo abordar el tema al encontrarla en aquella situación—. Necesito hablar contigo, por favor...

Octavia que nunca había visto aquella expresión mezcla de vacío, tristeza y resignación en su cara se preocupó.

—Claro, pasa por favor... —acertó a decir Octavia con voz ronca tragando saliva con algo de dolor.

Harper que así lo hizo, nada más cruzar el umbral se volvió a cerrar la puerta para evitar que Abby o cualquier otro pudiese escuchar la conversación.

Cuando Octavia la vio volverse de nuevo hacia ella, se fijó como en sus claros ojos brillaba el dolor.

—¿Harper?

La jóven guardia llevó la mano tras su blanco pantalón, y sacando de debajo de la camiseta celeste sacó su arma y la miró.

Octavia palideció súbitamente y tensándose intentó hallar una explicación.

¿Iba a atacarla? ¿Harper iba a dispararle? ¿Realmente iba a matarla? ¿Qué había hecho tan malo para llevar a la rubia a tomar esa decisión?...

Quedando sin habla, Harper disipó sus dudas en cuanto bajó la mirada y dando dos pasos hacia ella se la tendió.

—Octavia, yo... —su voz sonó como un susurró tembloroso cuando habló—. No... —no sabía cómo decirle aquello porque se sentía incapaz de mirarla a la cara—. No puedo...

Octavia que se dio cuenta de que las lágrimas habían comenzado a acumularse en su garganta aunque no en sus ojos, se angustió.

—Harper, ¿qué ocurre? —fue capaz de preguntar con un hilillo quebrado de voz.

En un principio, ella no la miró pero después de un momento se armó de valor.

—No puedo continuar siendo guardia... ne... necesito que me quites esto... —le pidió la rubia levantando la mirada hacia sus ojos con meditado ruego en su expresión—. Octavia, quítamela, por favor...

Octavia que entrevió su intención no tardó en alargar la mano y tomar el arma que tan quedamente ella le ofrecía. Harper había sido hasta el momento una de las mejores guardias con las que Arcadia había podido contar.

Era leal, fiel y cumplidora, bastante sensata y buena a la hora de llevar a cabo cualquier acción. Que renunciase a su puesto, que lo hiciese de la manera tan inesperada como lo estaba haciendo tomó a la joven Canciller por sorpresa.

Especialmente por la forma en la que se lo pidió. Ese "quítamela, por favor" sonaba más a ruego que a petición.

—Harper... —intentó acercarse Octavia a ella pero la rubia retrocedió queriendo mantener distancias en aquellos momentos.

—Gracias, O... —repuso quedamente la rubia con una amarga sonrisa antes de volverse nuevamente hacia la puerta—. Espero que te recuperes pronto...—apenas murmuró abandonando la habitación.

Octavia que dio dos pasos hacia la puerta a punto de seguirla se dio cuenta de que apenas era capaz de dialogar tal como tenía la voz. Incluso al ir a llamarla, la garganta le dolió e hizo una mueca de dolor.

Desconocía qué era lo que había perturbado tanto a la rubia como para tomar aquella decisión pero estaba claro que algo grave había si había renunciado a su posición y sobretodo si en un desesperado intento había pedido su "protección".

Si Harper creía no ser apta de estar en posesión de algo tan peligroso como lo era un arma en aquellos momentos, no iba a haber discusión.

Estaba claro que había tomado esa determinación por temor a hacer algo que pudiese lamentar y eso solo le causaba a Octavia angustia y preocupación.

Hablaría con Monty, con Abby o con Jackson porque necesitaba asegurarse de que Harper estaría bien.

Aquello la había dejado tan trastocada que apenas supo como afrontar la situación.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora