408. Respuestas

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No le importó en absoluto...

Desoyendo su instinto, Josephine Harper atravesó uno de los innumerables pasillos, llegando hasta una de las habitaciones más próximas a la Sala de Mando y sin siquiera parecer reparar en la hora de la madrugada que era golpeó la puerta con fuerza rompiendo la quietud de la noche.

Fuera la tormenta había logrado alcanzar Arcadia, desatando rayos, truenos y centellas sobre sus bosques y sobre ella por eso Abigail tardó algunos segundos más que Kane en abrir sus ojos al sentir como este se deshacía de su abrazo bajo las sabanas y se levantaba adormilado a abrir la puerta ante tal insistencia.

—Pero, ¿qué es lo que pasa? —escuchó murmurar a Abby a sus espaldas tan aletargada como él incorporándose un poco en la cama.

Kane que no tenía ni idea, alcanzó la puerta y en cuanto la abrió y el rostro de una de sus mejores guardias no uniformada de pie frente a él, supo que no debía ser nada bueno.

—¿Harper?...

La rubia que permanecía descalza, aún con el pantalón blanco y la camiseta azul cielo puesta temblaba como una hoja al viento. Su larga cabellera rubia apenas dejaba vislumbrar su rostro hasta que esta, se atrevió a levantar la mirada clavando sus cristalinos y claros ojos en los de Kane cuya expresión cambió de puro desazón.

—Harper, ¿estás bien? —preguntó contrariado Kane acercando la mano a su brazo con preocupación—. ¿Que ocurre?...

—No cumplisteis... —acertó a decir entrecortadamente ella sin dejar de temblar.

Kane que no pareció entenderlo, se desconcertó aún más pero no tuvo tiempo de preguntar.

—Prometisteis que la vería... pro... prometisteis que... que podría verla... que la podría...

El rostro de Marcus Cane, el que una vez fuese Canciller en Funciones y mano derecha del Canciller Jaha cambió súbitamente y a su mente llegó nítidamente de lo que la joven guardia le estaba hablando.

—Que... que me sacaríais de aislamiento si no le contaba a nadie lo ocurrido y no lo hice, sabes que no lo hice... —murmuró ella atribuladamente casi para si—. No lo hice Kane, no lo hice...

Abigail Griffin, ex Canciller y madre de Wanheda se destapó disponiéndose a salir de la cama.

—¿Marcus?...

—Me prometisteis que la vería...—acertó a decir Harper nuevamente compungida muy afectada—. Que yo... que... y... me enviasteis con los demás a la Tierra... ¿por qué... por qué hicisteis eso, Kane?... ¿por qué no me dejasteis verla?...

El rostro de Kane que parecía más desencajado por momentos palideció, y acercando su mano al brazo de Harper trató que retrocediese suavemente hacia el pasillo y poder hablarlo allí lejos de los oídos de Abigail.

—Harper, hablemos... —titubeó Kane escuchando la voz de Abigail tras de si a lo lejos—. Mejor hablemoslo fuera...

—Hice todo lo que me pedisteis, hice... lo hice todo...

—Lo sé, Harper —murmuró esquivo Kane tratando de sacarla fuera—. Vamos fuera, ¿vale?...

Abigail que ya se había destapado y se acercaba adormilada a ellos les miró algo confusa al ver a la joven guardia allí.

No entendía que pasaba.

—Marcus, ¿qué ocurre?...

—Lo hice todo, yo... —insistió Harper en tono desesperado mirando a Kane a los ojos, y luego dirigiéndose a Abby como tratando de explicárselo para que lo entendiese—. Yo... lo hice todo bien, Abby... lo hice todo bien...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora