478. Detente

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Aranae corría tras Halena tratando de detenerla mientras está se ajustaba sus ropas tras darse un rápido baño y ordenar reunir a los ejércitos de los catorce clanes de Heda.

La Natblida, líder ahora del Clan Trishanakru intentaba por todos los medios hablar con ella, convencerla de que precipitarse era un error y de que debían prepararlo todo muy bien antes de proclamar una guerra.

Ontari kom Azgeda, reina de la Nación del Hielo por su parte había dejado en un lugar seguro de la Torre a Eilan al cuidado de la guardia personal de Lexa y se preparaba en unas estancias cercanas junto con Roan el consorte de Heda y príncipe de la Nación del Hielo.

Por su parte, Roan había convocado a los embajadores haciendo que estos enviasen a sus mensajeros a todas y cada una de las tierras de la Comandante trayendo a Polis a sus mejores guerreros. Una vez allí partirían hacia Azgeda, y derrotarían a los trakaras recuperando así el control de sus gélidas tierras de nuevo.

Halena no quería esperar, quería actuar cuanto antes ahora que sabía que Aden no solo la había desobedecido sino que además había ido en busca de su madre, Lexa.

Todo estaba saliendo mal, todo estaba yendo muy deprisa.

—Halena, Halena escúchame, escucha —insistía la Natblida persiguiéndola—. Detente, piensa. Ellos están deseando que te expongas. Tú y Lexa sois lo único que puede darles la ventaja que necesitan y si vais y os capturan.

—No dejaré solo a mi ejercito, ademas estaré bien —dijo precipitadamente Halena mientras tomaba un par de espadas—. Sé cuidarme sola y además, solo yo sé como detenerla.

—¿Es por eso que ha venido Rashesh? ¿para decirte como detenerla? —pregunto Aranae con preocupación acercándose a ella—. Dime que no estás pensando en hacerle caso, dime que no estás pensando enfrentarte tú sola a ella. Halena, es una locura.

Halena que se volvió a mirarla, hizo un decidido gesto enfrentándose a ella.

—Sea como sea, esto terminara de algún modo conmigo y con ella.

—Halena, para por favor —imploró Aranae sosteniéndola.

—No debisteis permitir que Aden se fuera —reprocho Halena terminante—. Confiaba en vosotros. Yo confiaba en vosotros y ahora... ahora es posible que sea huérfana.

—Sé que estás asustada, yo también tengo miedo Halena pero debemos pensar con la cabeza y confiar en que tu madre estará bien —trató de convencerla confiando en que así fuese—. Calmémonos un momento, solo un momento. Acabas de llegar, concédete eso y te prometo que te brindaremos la ayuda del mayor ejercito que se ha visto sobre estas tierras.

Halena que no estaba del todo convencida se sentía frustrada, herida, traicionada por Aden y ya no sabía en quien confiar visto lo visto tras eso.

—Aranae, yo... —la voz de la Anorah se rompió y sus ojos se humedecieron—. Si algo le pasa y yo no hago nada para interceder en ello jamás me lo perdonare.

—Todo va a salir bien —prometió la Natblida viéndola a los ojos—. Ira bien, te lo prometo.

Halena que tembló ligeramente asintió con toda aquella angustia metida en el cuerpo. Si algo le ocurriese a Lexa ella no podría vivir con ello.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora