426. Envenenada y Marcada

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En cuanto sus ojos se posaron sobre ella, Roan Príncipe de Azgeda y Consorte de la Heda de los Catorce Clanes supo de antemano que había perdido toda batalla ante la determinación de la joven e impetuosa reina de la Nación del Hielo, Ontari kom Azgeda.

—Quiero ir —pronunció Roan con firmeza viendo como atravesaba el salón dirigiéndose al trono.

—Mataste a su hermana, le enviaste su cabeza a Heda y dejaste su cuerpo a la intemperie para que le llegase el claro mensaje a él de lo que le ocurriría si volviese. Te quedarás aquí o te devolveré a las mazmorras.

El rostro de Roan se endureció al escucharla creyéndola muy capaz de hacerlo.

—Eres mezquina.

—Aprendí de la mejor.

—¿Y qué harás? ¿Ir a sus tierras? ¿Ver las condiciones en las que están y permitir que regresen a estás?

—Es una nueva era, Roan. Toma aliento, no conviene precipitarse. Cuando Halena se entere...

—No se enterará —repuso Roan desafiante.

—¿Tú crees?

—Lexa nunca sería tan descuidada. Jamás pondría en ella la carga de decidir quien ha de...

—Halena está en Polis, Lexa en Arcadia —le interrumpió Ontari con dureza—. Y es muy capaz de tomar sus propias decisiones.

—No sabes lo que haces, Ontari.

—Pero ella si, así que te aconsejo que te apartes de su camino y del mio también —dijo Ontari pasando por su lado antes de dirigirse a por sus armas colocadas prestamente tras el trono.

—Ontari...

—Si vas a permanecer aquí te aconsejo cautela en tus palabras.

—Solo iba a decir que tuvieses cuidado con él —aconsejó Roan con prudencia—. Keryan es peligroso...

Ontari que enfundó sus dagas dibujó una fría y piadosa sonrisa casi compadeciendo su preocupación por ella.

—Sé que es peligroso...

Roan que se puso en pie hizo un débil gesto hacia ella.

—Pero yo lo soy aún más...

Ontari se dispuso a tomar su espada reposada junto al trono pero en cuanto se inclinó para cogerla, la hoja se volvió borrosa. El suelo bajo ella se movió, la empuñadura impregnada de algo acre y acuoso que traspasó su piel hizo que la imponente Reina del Hielo se tambalease, y antes incluso de entender lo que estaba ocurriendo el incoloro veneno la sumió en el más profundo de los sueños, haciendo que se desplomase sobre los escalones al pie del trono.

—¡Ontari! —gritó alarmado Roan al tiempo que se dirigía rápidamente hacia ella al tiempo que sentía un agudo y punzante dolor tras el cuello que le hizo tambalearse.

Entre las enormes puertas del imponente salón, Keryan permanecía de pie con varios de sus hombres armados. Uno de ellos aún mantenía consigo la servatana con la que había conseguido alcanzar a Roan en el cuello con un dardo envenenado, y solo tuvo unos instantes de regocijo antes de verle caer.

—Le hice una promesa a mi hermana Costia, y la cumpliré...


Halena despertó bruscamente sobre la mullida alfombra frente al fuego, tanto que despertó a Aden que dormía a su lado cubierto con buena parte de la manta y a Natshana que dormitaba cerca al calor de la enorme chimenea.

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 3 ... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora