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Ya habían pasado un mes y algunos días... Ya he aprendido a caminar mejor, me han comprado vestimentas extrañas y llevo una vida más "humana", a pesar de que por las noches suelo dormirme estando como soy en verdad, ya que es más cómodo y más relajante.

Dentro de poco iniciaré a ir a un colegio humano, por lo que me compraron los útiles escolares necesarios, a pesar de que me costó elegir entre la gran variedad.

Luciano me enseñó a usar los "lápices" y otros objetos que sirven para escribir y Thanatos me enseñó a escribir en este idioma, lo cual fue algo complicado pero con esfuerzo lo logré.

El colegio sería durante la mañana desde y el inicio de la tarde, por lo que tendría que llevar mi almuerzo allí o compraría algo para comer.

Gracias a que aparento menos edad humana de la que tengo en verdad, ingresaré a un curso menor al de Thanatos, ya que va de acuerdo con mi "edad" y al "desarrollo mental".

_-_-_

-¿Lista?- dijo America, dentro del coche, mientras mis dos hermanos sustitutos bajan del vehículo.

-¿No puedes acompañarme hasta el salón?- pregunté, mirando mis amarillas uñas.

-Thanos te acompañará hasta la puerta, pero no queda bien que tu madre te acompañe- dijo ella y me bajé del coche-. Vendré a por ustedes en la salida.

America se fue y miré al edificio frente a mi. Habíamos pasado varias veces por aquí, pero seguía siendo extraño para mi.

Acompañamos a Luciano hasta su salón, que queda en el primer piso, en el edificio de educación primaria, ya que él tiene tan solo 7 años y va a segundo grado.

Luego caminamos hasta el segundo piso, para llegar al aula que me toca.

-A13- dijo, señalando el cartel-. Es aquí.

-¿No puedes quedarte conmigo?- pregunté, aún con miedo.

-Pasaré por ti en el recreo para darte tu almuerzo, pero no podemos pasar mucho tiempo juntos- comentó-. Pasa antes de que venga la profesora. Cuando digan tu nombre di "presente" y quédate sentada. Habla si quieres con tus compañeros, pero no mucho que te pueden regañar.

-Eso es confuso- dije y él me sonrió, logrando que me tranquilizara, para luego retirarse-. ¿A dónde vas?

-Nos vemos en cuanto suene la campana- dijo, para desaparecer de mi vista.

Entré al aula y me senté en el asiento que tiene mi nombre.

Saqué mi libreta y la cartuchera, con todos mis elementos, acomodando todo elegantemente como me enseñó Thanatos, mientras muchas personas más se acomodaban en sus lugares, hablando entre si o están con sus cajitas mágicas de comunicación.

Al no conocer a nadie, me quedé sentada sola, en la mitad del salón, sintiendo como todos al rededor mío susurraban mi nombre.

Quizás solo sea el miedo, pero me molesta un poco. Para mi suerte, una mujer adulta apareció frente a nosotros y todos se callaron en un segundo.

-Bienvenidos a este nuevo año escolar- dijo ella-. Soy la profesora de historia... Antes de iniciar las clases normales, les daré un pequeño test que deben completar para saber cuanto aprendieron años atrás.

Nos entregó una hoja y agarré una lapicera azul para contestar.

No entendía nada de lo que decía, excepto por los eventos de la migración de los seres acuáticos y los lugares que se hundieron en el pasado. Esto me lo han explicado muy bien, diciendo que los antiguos reyes mandaron a construir esas zonas como regalos para otras criaturas para que dejen de cazar, pero estos despreciaron su amabilidad y por eso el rey de ese momento llamó a las brujas del mar para inundar hasta la desaparición.

Luego de contestar, la profesora retiró la hoja y dio inicio a la clase.

_-_-_

Al tocar la campana, la profesora dejó de hablar, juntó su material y se retiró. Este sería el tercer recreo, la hora del almuerzo, pero no tengo ni mi comida ni con quien compartirla.

Todos los alumnos se levantaron para irse o para juntarse y comer.

Un dúo de niñas se acercaron a mi. Una es más alta que la otra, delgada y plana, la otra es más bajita, pero más corpulenta y de mayores curvas. Ambas son de piel tostada, pelo oscuro y lacio, con ojos marrones brillantes.

-Hola, soy Celestina- dijo la muchacha más alta-. Ella es Nerea- señaló a su compañera-. Vimos que eres nueva. ¿Cómo te llamas?

-Marina Briseida- dije, con una sonrisa, para extender mi mano hacia ellas, quienes la aceptaron y me saludaron-. Es un placer conocerlas.

-Nosotras nos sentamos adelante del todo, pero no hay problema de que nos juntemos en los recreos si quieres- dijo Celestina, para agarrar la silla que estaba en el asiento de al lado, compartiendo el asiento con su amiga-. ¿Eres estudiante de intercambio o te has mudado hace poco?

-Soy estudiante de intercambio- dije, repitiendo lo que America me dijo que dijera si preguntan-. ¿Ustedes desde cuando se conocen?

-Desde bebés- dijo ahora Nerea, mirando a su amiga con una sonrisa-. Nuestras madres trabajan juntas, por lo que pasamos toda la infancia juntas.

-Que bueno- comenté.

-Y dinos... ¿Te gusta alguien?- preguntó Celestina, con un pequeño brillo de emoción en los ojos, recibiendo un codazo por parte de Nerea-. ¿Qué?

-¡La vas a asustar!- exclamó y reí, ganándome su atención-. Disculpa a esta bruta, no solemos juntarnos con otros.

-No hay problema... Y no, no me gusta nadie- respondí.

-¡Hey! ¡Mar!- gritó alguien desde la puerta y todos los presentes miramos.

Thanatos se acercó a mi, dejándome una bolsa de cartón frente a mi.

-Nos vemos a la salida- dijo y sonreí.

-Gracias.

Ni bien le agradecí, se fue de allí, con una mirada molesta.

Abrí la bolsa y saqué dos pequeñas cajitas, una con comida solida y la otra es una bebida.

Las chicas que acabo de conocer me miraron raro.

-¿Conoces al dios de la destrucción?- dijo Celestina, sorprendida.

-¿Te refieres a...?- pregunté, confundida, pero me taparon la boca rápidamente.

-Nadie debe mencionar su nombre real, a menos que quiera morir, aunque nadie sabe su nombre real- dijo Nerea-. Nadie sale ileso a la presencia del dios de la destrucción, ni mujeres ni hombres, no importa la edad.

-Él es mi hermano sustituto- dije, divertida por su descripción.

-¡¿Qué?!- gritaron, sorprendidas.

-Si... No es malo, de hecho- dije, sonriendo de forma inocente.

-Con razón no vino a golpearte y te dio comida. Se sabe que solo es amable con su hermano menor, pero nunca estuvo así de tranquilo con otra persona- dijo Celestina, escuchando como golpeaban la puerta, asustando a todos los presentes-. Mejor no hablemos de eso aquí... No quiero morir tan joven.

Reí ante la fama de mi hermano sustituto. Empezamos a comer, mientras charlábamos.

Mi almuerzo es sushi, mientras que Celestina como una ensalada de hojas verdes y Nerea come fideos dentro de una taza térmica.

Al terminar, limpiamos todo y ahí mismo sonó la campana, por lo que las chicas volvieron a sus lugares, tras despedirse.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora